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El exdirigente socialista Jesús Quijano posa ante la fachada de la Universidad de Derecho de Valladolid, donde él es profesor de Derecho Mercantil.
Jesús Quijano: «En 1995, al PSOE nos pesó la servidumbre de ser un partido nacional»

Jesús Quijano: «En 1995, al PSOE nos pesó la servidumbre de ser un partido nacional»

Las cuartas elecciones autonómicas supusieron una debacle para el PSOE, que sufrió el varapalo más duro de su historia en Castilla y León. El paro, la corrupción, los Gal o Luis Roldán pasaron factura a la formación socialista hasta reducirles a los 27 escaños

Liliana Martínez Colodrón

Lunes, 20 de abril 2015, 18:56

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«No soy Dios, pero el domingo toqué el cielo». El 30 de mayo de 1995, El Norte de Castilla recogía en una entrevista la emoción del presidente electo de Castilla y León, Juan José Lucas, quien dos días antes había conseguido una aplastante mayoría para el Partido Popular en las cuartas elecciones autonómicas de la Democracia. Los populares obtenían así en Castilla y León el mayor número de procuradores (50) de la historia; un techo que solo han vuelto a superar en una ocasión, los comicios de 2011, en los que lograron 53 escaños bajo el liderazgo de Juan Vicente Herrera.

Si Juan José Lucas tocaba el cielo en 1995, el PSOE de Jesús Quijano rozaba el infierno en los que fueron las peores elecciones para los socialistas. Obtuvieron 454.000 votos y 27 procuradores que les abocaron a compartir la oposición con Izquierda Unida, que logró cinco escaños, y con UPL, que obtuvo 2. Aunque en un primer momento no consideraba que el resultado fuera la debacle para el grupo socialista, hoy en día, justo veinte años después, Quijano es consciente de que los resultados fueron históricamente pésimos para su partido. El clima nacional de hastío por una incipiente corrupción, que tenía en Luis Roldán su máximo exponente, el alto número de parados o el escándalo de los GAL acabó pasando factura a los socialistas castellanos y leoneses. «Se trataba de una época un poco prematura donde quizá a la propia sociedad le impactó todo enormemente, todo lo que en aquellos momentos se fue divulgando, a lo mejor con una intención política un poco discutible, por ejemplo en temas como ETA y los Gal», cuestiona.

A juicio del exdirigente socialista, el contexto nacional suele afectar especialmente a la intención de voto en Castilla y León, lo que no ocurre en otras comunidades autónomas con una trayectoria más individualizada, como Cataluña o Galicia, el País Vasco, o incluso Andalucía. Esta situación complicó la campaña electoral y puso en un segundo plano los temas de política autonómica, como la financiación o la reforma del Estatuto, para colocar el foco sobre los escándalos nacionales. «Viví la campaña del 95 con una doble sensación. Por una parte teniendo que asumir, porque en definitiva eso es lo que toca cuando eres el candidato de un partido que se encuentra en esa situación. Y, por otra parte, en la conciencia de que ni el Partido Socialista de Castilla y León ni yo personalmente podíamos ser acusados de nada en relación con ese tipo de acontecimientos. Pero ahí está la servidumbre de ser un partido nacional, y eso pesaba de manera decisiva», lamenta.

Quijano asegura que, en aquel momento, era consciente de que el resultado iba a ser malo. Las urnas refutaron sus presentimientos, tanto en los resultados autonómicos como en los municipales, ya que el PSOE se quedó sin la inmensa mayoría de los ayuntamientos que llevaba gobernando desde el año 1979, entre ellos el de Valladolid.

«Aquí nunca llegó la sangre al río»

Aunque no todo fue negativo en aquellos comicios de hace veinte años. «En este clima tenso y agresivo que se desenvolvía la política en general a nivel nacional en esos años, aquí nunca llegó la sangre al río. Mantuvimos, en el ámbito de la política autonómica, un nivel de respeto, de convivencia, incluso de cordialidad entre los contendientes», recuerda el catedrático de Derecho Mercantil.

Solo tiene buenas palabras para su contrincante político, Juan José Lucas, a quien define como una persona «de una buena pasta en el sentido político y personal del término. Y yo incluso en ese clima general tenso jamás tuve ningún problema de diálogo, de convivencia con él, ni antes ni después. Incluso, posteriormente hemos mantenido y mantenemos un nivel de cordialidad y de amistad personal que ha crecido con el paso del tiempo».

Desde entonces hasta ahora, con la irrupción de las redes sociales, las campañas políticas se afrontan y desarrollan desde una óptica bien distinta. Aunque a juicio de este palentino, se da demasiada importancia a las redes sociales, «se piensa que aporta tener muchos seguidores en Twitter o estar en unas redes con mucha dimensión cuantitativa. Y yo tengo mis dudas, porque creo que esta es aún una región de mano a mano y de trato directo con el ciudadano».

Jesús Quijano anunció ese mismo año, en terrible 1995, que no volvería a presentarse a las elecciones autonómicas como candidato. Rememora con una sonrisa cómo el grupo de periodistas que le había acompañado durante la campaña -eminentemente mujeres, confiesa- le regalaron la película del agente 007 Nunca digas nunca jamás. Pese al guiño, Quijano cumplió su palabra y en el tránsito de esa legislatura, el PSOE optó por proponer a Jaime González, que fue quien encabezó la candidatura a la Presidencia de la Junta en 1999.

«Haber podido recorrer toda la comunidad en la campaña, y poder llevarme conmigo el contacto, la amistad, espero que el respeto y, en muchas ocasiones, el cariño es a la larga una especie de capital humano y personal impagable que te llevas contigo aún sabiendo que desarrollabas la política en una región complicada, en un momento complicado y con unas expectativas electorales que no eran muy halagüeñas. Pero a pesar de todo eso mereció la pena, y mucho», concluye.

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