Un proyecto con enfoque multidisciplinar para la reintegración de presos
La Fundación 'la Caixa' impulsa a la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, que gestiona un programa dirigido a reclusos con drogodependencias
El centro terapéutico Loyola en el módulo II del centro penitenciario de Segovia desarrolla una iniciativa pionera que permite que los internos, voluntariamente, inicien su proceso de deshabituación mientras cumplen condena. Una propuesta que combina el trabajo social, la cultura, el acercamiento al mundo rural, el enfoque de género y el respeto al medio ambiente, utilizando el patrimonio cultural y natural como herramienta para la integración social de los reclusos.
Los profesionales de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos gestionan este programa que aborda aspectos psicológicos, sanitarios, sociales y personales, utilizando actividades terapéuticas, culturales, formativas y deportivas. Esta iniciativa que ha recibido el impulso del la Fundación 'la Caixa' a través de las Convocatorias de Proyectos Sociales. Asimismo, tienen la colaboración de Torreón de Lozoya y el apoyo del centro penitenciario. Este proyecto permite que los internos, voluntariamente, inicien su proceso de deshabituación mientras cumplen condena, preparándolos para su reintegración en la sociedad cuando alcanzan la libertad.
El enfoque holístico del Centro Terapéutico Loyola aborda no sólo la deshabituación de drogas, sino también la preparación integral de los reclusos para su reintegración en la sociedad, utilizando actividades que fomentan el desarrollo personal y la adopción de comportamientos positivos al contexto de intervención técnica que facilita la comunicación, confianza y el aprendizaje. «Se trabaja de forma integral y se instrumentaliza a través de terapias grupales o individuales», indica.
El camino de San Frutos
Entre el amplio programa de actividades que se desarrolla, una de las propuestas pioneras y «que sirve para poner en práctica todos los conocimientos aprendidos durante el proceso de internamiento y de estancia en nuestro programa», es el llamado 'Camino de San Frutos'. Se trata de una ruta en la que participan «personas que están en su última etapa en prisión y sirve para preparar con ellos su regreso al entorno social», explica Mila Saéz.
En torno al 25 de octubre, coincidiendo con San Frutos, se plantea la actividad senderista que se distribuye en cuatro etapas. Cada semana se realiza una salida durante la que se recorre una media de 20 kilómetros. El Camino de San Frutos, que no existía, «fue diseñado por un compañero educador, Jesús, los voluntarios y los internos del centro penitenciario», puntualiza. Con el paso de los años, la Diputación Provincial marcó los hitos de piedra y las rutas «bien establecidas». En este sentido, la responsable del programa incide en que «no se trata de una excursión, va mucho más allá», dice, y añade: «Empiezo algo y lo finalizo igual que en la vida. Durante el cumplimiento de ese objetivo tengo que hacer frente a dificultades y aprender a resolverlas. Eso es lo que hemos trabajado previamente». Mila Saéz recuerda que las personas que sufren de adicción a sustancias ante un problema tienen que aprender a gestionar las emociones, ante situaciones tan comunes como que «estás cansado de andar y tienes que acabar la etapa o tienes ampollas o se te ha roto la zapatilla... y para todo hay que buscar soluciones. Son pasos que hay que dar poco a poco».
En el transcurso de la ruta, se da a conocer también el recurso patrimonial del entorno en el que se encuentran. «Nos conocen ya en todos los pueblos por los que pasamos y siempre hay alguna persona de referencia que nos atiende». El mundo rural, la gestión del mismo, y la participación de las mujeres en ese entorno. «Se trabaja en concienciación de cuestiones de género».
Por otro lado, también quieren romper con los prejuicios sociales. «Las personas que están en prisión cometen un delito y cumplen una condena. Y en esa condena hay que trabajar con ellos para lograr su reintegración». Y en el caso de las personas con adicción «el objetivo es que salgan sin ese problema y cuando accedan al mundo laboral puedan gestionar sus ingresos para organizar los gastos para llegar a fin de mes».
En la ruta de 'El Camino de San Frutos' participan en torno a ocho internos, personal de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, del centro penitenciario y el grupo de voluntarios; entre ellos, «Jesús, que aunque esté jubilado nos acompaña para explicar a los internos cómo surgió este proyecto y los objetivos del mismo».
Leyendas segovianas
La literatura también juega un papel destacado en el desarrollo de este trayecto. El escritor segoviano Jesús Pastor participa desde hace dos años en la organización de talleres sobre leyendas de Segovia. «Los usuarios también aportan sus leyendas, de diferentes nacionalidades y lugares donde viven». El escritor, que participa en la marcha, narra diferentes leyendas a medida que recorren el paraje segoviano. «Son muchas la del famoso bandolero 'El Tuerto de Pirón' o 'Las Mojadas de Caballar', donde nos atiende Carmen y es muy enriquecedor», explica la responsable del programa. A la última etapa se suma el párroco de la ermita de San Frutos que además de hacer la visita correspondiente explica también la historia del Santo.