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Un jugador del CD La Granja remata a portería durante el choque ante La Bañeza.

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Un jugador del CD La Granja remata a portería durante el choque ante La Bañeza. Antonio Tanarro

Empate cruel con sabor a derrota

Un gol de La Bañeza en el último instante del partido priva a La Granja de una victoria que había merecido por su trabajo

Sergio Perela

Real Sitio de San Ildefonso

Viernes, 23 de abril 2021, 21:48

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En un día en el que, en la mente de todo castellano, resonaba el famoso y comunero «nadie es más que nadie en Castilla», en El Hospital las cosas no fueron precisamente así. El encuentro tuvo, como todo relato, un inicio que no enganchó; un nudo que hizo que los azules de Ricardo de Andrés soñaran con el triunfo y un desenlace cruel como una puñalada por la espalda. Los granjeños salieron al campo medrosos, se crecieron hasta ser casi clavados a esa Granja fulgurante y energética de la primera vuelta y acabaron todos sentados en la entrada del vestuario, mientras se vaciaba el campo, mirando al infinito y muy tocados de moral. Un ejército derrotado que lo había dado todo por sus ideales.

CD La Granja

Loren; Alberto, Barbudo, Pluma, Cristian; Gabi (Sergi, min. 90), Miguel, Velasco; Ibra (Ayoub, min. 58), Peli (Dani, min. 77) y Lázaro (Hamza, min. 58)

1

-

1

La Bañeza

Raúl; Zabalo, Víctor, Pablo González, Hugo; Samuel, Aitor Rojo (Mateo, min. 79), Dani Alonso (Adrián Rojo, min. 35); Jorge Suárez (Yordan, min. 46), Álvaro y Eriz (Jorge Prieto, min. 79)

  • Goles: 1-0, Ayoub, min. 64; 1-1, Samuel, min. 94.

Condicionado por las bajas, Ricardo apuntaló la defensa con Alberto metido a lateral diestro y dejando bastante pólvora en el banquillo. Allí esperaban su oportunidad Ayoub, Dani Blanco o Hamza. Se trataba de trabajar en la erosión de los rivales y buscar luego ese uno contra uno que tienen los marroquíes y la finalización del trabajo de Dani. En una primera parte condicionada por el viento, el papel de los leoneses fue el mismo que tantos otros equipos han asumido al llegar al Real Sitio: buscar balones largos, llegadas de segunda línea y balón parado. De hecho, sobre todo pelota parada con dos saques de esquina desde el perfil zurdo ejecutados por el lateral Hugo, que bien por el buen hacer del futbolista o por el aire reinante, complicaron a Loren amenazando con goles olímpicos.

Era un partido difícil de masticar, sin apenas jugadas con más de dos pases y muchas interrupciones. Dos jugadas de peligro real supieron trenzar uno y otro contendiente. La primera, en los últimos veinte minutos, fruto de la unión de los dos grandes motores de La Granja: Gabi y Velasco. Alberto supo sacar un balón interesante por su banda en un momento en que Lázaro se encontraba volcado a la derecha. Muy errático el 10, apareció rompiendo Gabi para ganar línea de fondo con un cambio de velocidad marca de la casa y un balón atrás, al meollo del área, con plenos poderes para el interior de la pierna izquierda de Velasco. La bola se marchó fuera por poco, pero mereció más. Como más mereció un golpeo alto de Aitor Rojo tras un despeje de Pluma que salió de frente al medio del área. Cristian, comprometido como siempre y rápido en las coberturas, envió a saque de esquina.

En estos primeros 45 minutos, nadie dominó el partido del todo, aunque La Granja terminó mejor posicionada y más dominadora. Ricardo ponía a calentar a sus estiletes Ayoub y Hamza rumiando ya el cambio, la ruptura que había imaginado en su guión.

A un futbolista se le pide apenas una condición para jugar en este equipo y es que el esfuerzo no se negocia, como el valor en la guerra. En el momento en que el banquillo se movió, la orden llegó a todas las piezas del engranaje: levantaron la presión y fueron dueños y señores de la primera media hora tras el reinicio.

Ibra, antes de entregar la cuchara porque no le daba más el físico, avisó con un recorte de izquierda a derecha y un golpeo que se iba cerniendo sobre la escuadra sin llegar a ser del todo preciso. Velasco, que cada vez que abandonaba la zona media era para hacer daño, profundizaba poco después hacia el encuentro de la línea del área y la de fondo por la izquierda para servir un balón a Peli en el primer palo que pilló bien colocado a Raúl. Sería en el minuto 19 cuando una de las jugadas más recurrentes de La Granja iba a salir a la perfección. Ayoub arrancaba por la derecha al grito de Loren, que lanzaba un zapatazo que caía botando por la zona para desconcierto del defensor. El marroquí en esas lides se maneja perfecto, así que domar la bola y encontrar a Peli más abierto a la derecha fue todo uno. Tocó y se fue, como mandan los cánones. Pero además se fue hacia el primer palo y Peli, con una vaselina lanzada con las escasas fuerzas que le iban quedando, le regaló la pelota a la cabeza para batir a los leoneses con suavidad, haciendo daño, como una puya en el coso.

Si apenas un minuto después, Gabi hubiera acertado con la portería en otro balón peleado por Ayoub en área al que el centrocampista no supo golpear bien, el partido hubiera quedado cerrado. Al no ocurrir eso, al libreto le sobraban páginas. Se les empezaba a hacer pesada la lectura a La Granja, que iba cerrando los ojos. Ha sido un mes duro, con pocos entrenamientos, y el equipo llegaba con la lengua fuera a la recta final.

De todos modos, nada hacía presagiar que pudieran perderse los tres puntos, porque La Bañeza era un convidado de piedra que no hacía gasto ni de vino, ni de pan. Ya metidos en el descuento y en una guerra contra un árbitro que, de pronto, empezó a comerse faltas visitantes a modo de merienda; con Ricardo expulsado por una de esas protestas, llegaba el desenlace más digno de película de suspense que de otra cosa. En el minuto 92 Loren se olvidaba de agarrar una pelota lateral y Álvaro, el protestón capitán leonés, echaba el empate fuera por muy poco. Pero Samuel no iba a fallar en el 94, dehaciéndose de tres granjeños como si fuera internacional y ajustando la bola al palo derecho.

Un final tragicómico en el que tanto monta, monta tanto, la defensa como la jugada de mérito de Samuel, al que sus compañeros se comieron a achuchones y los locales se querían comer a bocados de rabia. Una rabia que se quedaba en los labios, como hiel, como sangre de una herida que no mata pero que deja muy tocado al equipo. Porque La Bañeza marca la salvación, en la cuarta plaza de esta lucha titánica por permanecer en Tercera. Porque el covid ha dejado el físico granjeño muy tocado. Porque las tarjetas hacen que jugadores como Miguel o Cristian se pierdan el siguiente partido, que es entre semana y ante el último clasificado; pero que a día de hoy hay que ver quién se sube al autobús.

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