Hugo Sanz y Emma Alonso ganan la popular Carrera del Pavo
El joven logra su tercer título consecutivo tras adelantar a los otros cuatro finalistas, incluido su padre
Hugo Sanz es el nuevo tirano del Pavo. Y toda dinastía exige sobreponerse a los elementos con mente fría. Cinco ciclistas sin cadena coronaron su ... odisea en la Subdelegación del Gobierno, un número que permitía resolver el desempate en dos semifinales o lanzar directamente la gran final, como así ocurrió. Los mayores salían primero, así que Hugo llegó al Azoguejo último, con su padre disparado. Dio igual, completó su remontada adelantando a sus cuatro rivales en un mar de espectadores. Atrás quedó su padre y su amigo Marcos García, al que rebasó en los metros finales para culminar una remontada que vale su tercer título seguido.
«Ha sido la más igualada y en la que más he sufrido», relató el segoviano. En su primera bajada, dosificó todo lo que pudo por lo que pudiera venir después: se trataba de llegar arriba conservando balas. En la final, él y Marcos fueron de menos a más. El problema de entrar el último es adelantar. Primero superaron a Iván Gómez, la referencia de la cantera ciclista segoviana: más fino, menos tren superior. Después pasaron a Miguel Martín, a la postre tercero. Por delante estaba Rafa Sanz, su padre, segundo el año pasado. Patinó y cayó, sin consecuencias. Marcos cogió la cabeza y Hugo estaba a rueda, a algo más de un metro. «Me ha costado pasarle, no le cogía. He llegado a la línea de meta a 200 pulsaciones. Ha sido el año que más lo he celebrado porque ha sido el más complicado».
Avanzar con bicicletas sin propulsión es ya un reto. Si además hay que hacerlo rápido y asumir el riesgo de los adelantamientos, todo se complica. «Los manillares son muy anchos, la gente no se apartaba…». El adelantamiento más complicado fue a Iván, en la zona con más público. A Miguel le pasó por el interior en la explanada de la Casa de los Picos y a su padre simplemente le rebasó. Todo parte de una regla: los más mayores salen primero. «Yo sabía que mi padre iba a tirar a fuego. Se ha tirado a muerte, ha entrado el primero abajo, ha sacado metros de ventaja a todo el mundo, pero la edad pesa», bromeó.
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Tras varias semanas de lluvia, salió un día perfecto. Apenas algo de viento en la Canaleja, pero el público sirvió de barrera. «Yo pensé que iba a estar mojado porque los sábados suele haber fiesta. Por suerte, estaba seco. Había un poco de arenilla el jueves porque hay obras, pero se nota que han barrido». Hugo confesó los nervios de la primera manga. «Me he tirado con mucha presión y he tenido que subir con muchísimo tiento porque me patinaba la rueda. He subido tranquilo porque me habían dicho que venía Julio». Julio Martín, ocho veces ganador, hasta 2018, no acudió en busca de igualar el récord de nueve triunfos de José Luis Mayo. «Yo le invito a que venga. Quiero ganarle, o él a mí. Para mí, sería un placer».
La línea de tiza que coronaba a Emma Alonso lucía al paso por el Bernardino. La portera de la Gimnástica Segoviana también monta en bici, el deporte que le inculcó su padre, y logró su segundo triunfo. «Entre el fútbol y los estudios, este año no he entrenado prácticamente nada, pero hay que tirar mucho de riñón y de fuerza». Con una sonrisa de oreja a oreja y una botella de sidra que le costó descorchar, aspira con 24 años a convertirse en plusmarquista (necesita dos triunfos más) y a llegar arriba. «Nada es imposible, yo lo veo posible, me veo capacitada porque cada año llegó más lejos».
La zona que separa el grano de la paja es ese incremento de pendiente esos metros que unen La Tropical con la Librería Cervantes. Hay quien baja acoplado a toda mecha desde Teodosio el Grande y en cuanto toca tirar de brazos claudica. El primer candidato, con un maillot de cabezuela y el gorro de Papá Noel reglamentario, apuró antebrazos durante 20 segundos agónicos hasta que se venció. El público respondió con un breve lamento y un generoso aplauso. Esta es la historia de la clase media, los que no sueñan con llegar arriba: alargar lo máximo posible un final anunciado. Y, si se puede, hacerlo con estilo. Como 'Cholo', un corredor de maratones disfrazado con una barba blanca y unas gafas de relojero. Vendió cara su derrota. Y se llevó el premio, como tantos otros, de haber ganado a Perico.
Porque Delgado, fiel a la tradición, echó el pie a tierra en el inicio de la curva, justo a la altura del comercio JD. En una carrera con modelos de artesano, su bicicleta de carretera fue la más glamurosa de las que se lanzaron. Le importaban tan poco los gramos que bajó con dos bidones. «Me dicen que me dejan una de estas preparadas, pero no llego ni aquí. Hay que entrenar, estar preparado. Ya he ganado el Tour y la Vuelta, pero la Carrera del Pavo sé que no la voy a ganar. Prefiero sentirme seguro y hasta donde me lleve la subida».
«He ganado el Tour y la Vuelta, pero la Carrera del Pavo sé que no la voy a ganar»
pedro delgado
Exciclista
Con todo, lleva el dorsal 1, su número de socio en el 53x13, el club organizador. Su presidente, Ángel Rojas, puso en valor la cita con más ambiente de un calendario centrado en la cantera. Participaron unos 40 valientes, una cifra aún por debajo de los tiempos previos a la pandemia. «De público, bien, al final sí que se han animado». Después de la final, su labor de notario consistía en bajar la Calle Real y anotar en el papel las marcas de tiza que atestiguaban dónde se venció cada uno, con su dorsal.
No hubo caídas y se cumplió el milagro del ciclismo: que el mar de espectadores se abra al paso de Moisés.
Fue el día de los anónimos, de los pantalones vaqueros y las sonrisas cuando toca vencerse. Años atrás, cuando llegar arriba era una excepción, los favoritos salían al final y los pavos se entregaban vivos. Ahora, los buenos bajan al principio para que puedan recuperar de cara al desempate y es Perico el que pone el broche. Mientras él congregaba la atención, los cinco finalistas se jugaban a su espalda el reinado de la Navidad. Hugo no ganará nunca un Tour, pero a sus 20 años tiene tiempo de sobra para ganar 10. él y Marcos son una generación que idolatra este ciclismo sin cadena. Y les queda brazo para rato.
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