Dori Ruano: «Las ciclistas nos sentíamos invisibles»
CICLISMO ·
La salmantina, que será homenajeada este domingo en la Perico, repasa su carrera y su lucha por un trato igualitarioMaría Teodora Ruano Sanchón, conocida como Dori Ruano, esgrime un palmarés de entidad y una gran labor reivindicativa. Esta salmantina, de 50 años, fue ... campeona del mundo en 1998 y, aun así, tuvo que pelear por el mismo menú o las mismas equipaciones que los hombres en las convocatorias de la selección durante años. Será homenajeada mañana como bastión del ciclismo femenino en la marcha cicloturista Pedro Delgado. Una nueva visita a Segovia, la ciudad en la que recuperó la ilusión por el ciclismo tras ganar el campeonato de España en 1995. Quinta de siete hermanos, esta luchadora mezcla carisma con un discurso contundente. Habitual de la marcha que usaba para mantenerse en forma, pide más visibilidad y repasa su «desmoralizante» etapa en la política con el PSOE.
–¿Cómo fue la infancia de alguien que crece con seis hermanos?
–Muy independiente y muy de bicicleta. De libertad, de coger la bicicleta y volar con ella.
–Iba en bicicleta a comprar el pan. ¿Así empezó todo?
–Sí. Villmayor no es lo que es ahora. Era un pueblecito pequeñajo de 80 o 100 habitantes. Fue una infancia muy feliz. No había tráfico, coches... Solo pasaba un autobús por la mañana y otro por la tarde. Los únicos juguetes que teníamos eran la bicicleta y el balón.
–¿Qué barreras encontraba entonces una chica para hacer deporte?
–Hacíamos deporte en la edad infantil, pero en la adolescencia era mucho más difícil para las chicas. Estaba masculinizado. Las chicas, a estudiar o a otras cosas. En mi casa, la educación era que viviera mi vida y no me importara lo que dijera la gente. Cuando una chica montaba en bici en 1986 era una marimacho, pero sí tienes una personalidad fuerte y una familia que te ayuda... No lo recuerdo como algo peyorativo o destructivo. Al contrario, a mí me daba fuerza para seguir.
–Quería ser Perico. ¿Por qué?
–Fui adolescente cuando él estaba siempre en televisión. Había dos cadenas y el ciclismo se televisaba mucho. Enganchó a mucha gente por su forma de correr, de atacar en los puertos.
–¿Cómo recuerda su primer campeonato de España, en 1989?
–Empecé a montar en el 88. En el 89, como nadie me conocía, me escapé de salida y me dejaron tirar. Empezaba en Melilla, eran 89 kilómetros y empecé a coger tiempo. Cuando se dieron cuenta, casi estaba en meta. Yo tenía la meta delante y cuando empiezo a mirar hacia atrás para levantar los brazos, venían las dos primeras esprintando. Me sentó mal porque me vi ganadora, pero con el tiempo ves que no estaba mal ser tercera.
–¿Cómo llegó al de Segovia de 1995?
–Pensé que conseguiría medalla en los Juegos de 1992. Al no conseguirla, me desmotivé mucho, así que en el 93 y en el 94 decidí dejar la bicicleta. En el 95, Algarra [José Luis, director técnico de la Federación Española de Ciclismo] me dijo que era muy joven y tenía que volver. Yo dije que la única forma de que volviera a montar en bicicleta era una contrarreloj individual. Ya se hacía en mundiales, pero no a nivel nacional. Y se hizo por primera vez aquí. Como no me dejaban escaparme y siempre me cogían, era la única forma que tenía de ganar un campeonato de España. Y lo gané.
–¿Qué sentimientos recuerda?
–Me caí en el calentamiento, me dieron tres puntos en la ceja y tuve que firmar un consentimiento como que competía bajo mi responsabilidad, porque era un golpe fuerte en la cabeza y no estaba en condiciones. Fue muy épico. Yo a mi madre le dije que me había caído, pero sin importancia. Al día siguiente, salió mi foto en los periódicos, de Salamanca y el resto de España, y me dijo: «Tú no te has caído, te has matado». Al día siguiente no pude participar en el de línea.
–Ha reivindicado la igualdad entre el ciclismo masculino y femenino. Pese a ser campeonas del mundo, ¿se sentían deportistas de segunda clase?
–Más que de segunda clase, nos sentíamos invisibles. Estábamos ahí, pero no teníamos visibilidad. Es verdad que el masculino estaba a muy alto nivel, pero nosotras habíamos seguido esos pasos. El ciclismo o el fútbol han sido siempre un deportes masculinos, no estaba bien visto que la mujer los hiciera. Y lo sigue siendo. Cuando Marianne Vos ganó la carrera del Tour de Francia, solo había un periodista en la sala de prensa. Eso fue hace un mes.
–¿Es necesario que una marcha como la Perico reivindique el papel de la mujer?
–Desde que coincidí con él en el Mundial del 89, él conoce toda mi trayectoria. Hemos mantenido una amistad, sabe al nivel que estaba físicamente, que siempre estaba protestando, y creo que se sentía un poco en deuda con el ciclismo femenino. Cuando íbamos al Mundial, los hombres tenían dos culotes y yo solo un maillot, lógicamente, protestaba. ¿Por qué tienen que comer chuletón y yo un filete empanado? Siempre me decían que era una protestona, pero realmente lo que hacía era reivindicación.
–¿Qué falta para que haya más mujeres en el ciclismo?
–Yo creo que se están incorporando. Vas a una marcha cicloturista y hay muchas mujeres, también en la Vuelta a España viendo las etapas y los puertos. Hace 20 años era impensable que una chica fuera en bicicleta a ver una carrera. Siempre digo lo mismo, llevamos muchos años de retraso. Cuando los hombres tenían mundiales y Juegos, nosotras todavía no competíamos.
–¿Cuántos años de retraso?
–¿Para la igualdad? Muchísimos. Yo no sé si lo veré.
La primera española en ganar un campeonato del mundo
Dori Ruano logró el ito de convertirse en la primera mujer que ganaban un campeonato del mundo de ciclismo. Fue en la pista de Burdeos en 1988 en la modalidad de puntuación. Antes, en 1997, había sido subcampeona en Perth. En ciclismo en ruta, fue bronce en el mundial de 2001, disputado en Lisboa, en la modalidad de contrarreloj.
Ruano se convirtió en plusmarquista nacional de la hora, en Anoeta en 1996, logrando 44,50 kilómetros en ese tiempo. También participó en cuatro Juegos Olímpicos (1992,1996, 200 y 2004), tanto en ruta como en pista, y logró un diploma olímpico al ser séptima en puntuación en los Juegos de Sidney 2000.
A ello añade un campeonato de España de ruta en la prueba de línea (2001), siete títulos nacionales en contrarreloj (1995,1998, 199, 2000, 2001, 2003 y 2004) y cuatro campeonatos en pista, tanto en persecución como en puntuación.
En lo simbólico, tiene la medalla de oro a la Real Orden del Mérito Deportivo (2005), el premio Reina Sofía a la mejor deportista femenina de 1998 y fue elegida cinco veces la mejor corredora del año por la federación española.
–¿Con cuánto colchón económico se retira una campeón del mundo como usted?
–Negativo [ríe]. Me retiré con 36 años, sin cotizar nada y en paro. El año que gané el campeonato del mundo (1998), la beca ADO eran cinco millones de pesetas (30.000 euros), el sueldo que puede tener alguien que trabaje en un banco. El deportista no cotizaba en la seguridad social. Con el dinero que ganas lo que haces es vivir; tienes que pagarte el entrenador, las zapatillas... Lo que ganas es para cuidarte. Nadie te pagaba el masaje o los suplementos. En mi época nadie te ayudaba, por lo menos a mí.
–¿Qué buscó cambiar en la política que no puedo cambiar sobre la bicicleta?
–Estuve en política porque pensaba que se podían cambiar muchas cosas. Los partidos están como están y no dan al deporte la importancia que tiene. Mi paso por la política fue un poco desmoralizador. No nos dan la importancia que podemos aportar a la sociedad. Creo que se nos utilizar más para imagen que para gestión.
–¿Qué le habría gustado hacer?
–Gestionar [ríe]. Si hubiera sido concejala de Deportes habría llevado el deporte más a los barrios. Hubiera hecho políticas de igualdad; que los clubes que fomentaran la participación de la mujer tuvieran más ayudas económicas. Que los clubes hubieran tenido necesidad de dar a la mujer un papel importante.
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