Análisis: La bunkerización
Pausa de hidratación ·
Los clubes han envuelto sus estadios en papel film para aislarse del entornoUn siglo parece que ha pasado y sin embargo el que suscribe, que está mayor pero no lo es, aún recuerda la época en la ... que podía subir a trabajar al estadio Zorrilla sin necesidad de seguir a rajatabla un estricto protocolo de lo absurdo, más propio de la actual política que del mundo del deporte, siempre al margen –por lo sano– del resto de la humanidad. Uno era un crío pero no por ello dejaba de llamarme la atención el extraordinario ambiente que se respiraba, con los más veteranos de la profesión departiendo con médicos, fisios y jugadores –sin llegar a pisar el vestuario, templo perenne del profesional– en cualquier rincón del hall. O de los Anexos, que también uno recuerda a Mendilibar improvisando una comparecencia sentado a pierna suelta en una terraza. Entendiendo que todos eran mayores de edad, tenían total libertad para contarte el grado de gravedad de un esguince o del enfado del delantero suplente por no jugar sin temor a la apertura de un expediente. Existía una confidencialidad, como la hay y la habrá toda la vida, pero el fútbol estaba en las antípodas del proceso de bunkerización en el que se ha instalado en pleno siglo XXI.
Ahora no habla el médico, tampoco el fisio, se requiere de una instancia para contactar con el 'greenkeeper' (antes jardinero) y los jugadores se mueven con el guion bajo el brazo. Los únicos mayores de edad son el entrenador, el director deportivo y el presidente o, en su defecto, su mano derecha –izquierda en el caso del Real Valladolid–.
Como en toda regla también cabe la excepción que la confirma, que en este caso nos conduce a Barcelona y a unos jugadores que no solo se saltan cualquier guion sino que se declaran ofendidos... ¡porque el entrenador ayudante les corrige la posición!
Sin pretenderlo, el capricho ha echado más leña aún al fuego y se ha abierto un debate sobre la privacidad de los banquillos. En su afán por envolver los estadios en papel filmpara aislarse del entorno, no es la primera vez que los clubes plantean proteger a sus técnicos de los tiros de cámara. No es disparatado pensar que llegue el día en el que usted, querido aficionado, no se sorprenda al ver al médico, al fisio o al 'greenkeepper', incluso al que le corta la entrada en la puerta 5, tapándose la boca para esconder una conversación.
Coronavirus
Risa nerviosa
Dicen los expertos que la risa no tiene por qué corresponder con algo que nos divierta. Que la nerviosa en concreto surge de manera expontánea cuando estás demasiado expuesto a una situación de vulnerabilidad. Te sientes atacado y recurres a ella para repeler la agresión. Pues bien. Convendrán que no hay mayor amenaza en estos días que el coronavirus, también que su omnipresencia es directamente proporcional al número de parodias por minuto que proporciona, delirantes en muchos casos. El club de la comedia tiene material al menos para dos temporadas si incluimos una sección internacional. En los Emiratos se encontraron hecho el pasado fin de semana uno de esos chistes cuyo género parecía olvidado. Aquel que reunía a un español, un italiano y un francés, todos ellos comisarios de una prueba ciclista, retenidos en un hotel por dos supuestos positivos por el Covid-19. Sí, este es el que provoca la risa nerviosa.
En este caso los tres acabaron con una sonrisa de oreja a oreja solo porque al español, nuestro Rafa Coca, y al francés les dio por meterse en el taxi que llevaba al italiano hasta el aeropuerto a pesar de que su avión despegaba cinco horas después. Esa intuición les ayudó a escapar del virus y también del delirio en el que se ha convertido su propagación.
El resto de los participantes en la prueba aún continúan recluidos en aquel hotel de Abu Dabi.
A la espera de un taxi...
Baloncesto NBA
La maría
Los que la conocen aseguran que es imposible no quererla. Da igual en infusión, ensalada, papel de calco o espolvoreada en tortilla. Es motivo de debate a este lado pero también al otro lado del Atlántico, donde los deportistas la consumen como quien se toma un vino en las comidas.
Sin ser nuevo, el debate sobre su legalización ha vuelto en los últimos días a la NBA a raíz de las declaraciones de una de sus estrellas. Aunque tiene su cosa, el medio en el que las ha hecho, 'All the smoke', es lo de menos. Lo de más es que Kevin Durant se ha sumado a la opinión generalizada de que la marihuana debería suprimirse de la lista de sustancias prohibidas por la liga. «Todos en mi equipo toman café todos los días o salen a tomar vino después de los partidos. La marihuana debería estar a ese nivel», dice el actual jugador franquicia de Brooklyn sobre un consumo que está castigado con un tratamiento en el primer positivo, una multa de 25.000 dólares por el segundo y cinco partidos de sanción a partir del tercero. Durant lo tiene claro: «Si la amas, la amas».
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