El Recoletas va muy en serio

Apoyado en las gradas del Vicente Trueba por la peña Huerta del Rey, el Recoletas Atlético Valladolid salió a la pista con la clara idea de tratar de imponer su plan de partido: enlazar ataques posicionales con una fluida circulación de balón y esperar pacientemente el momento adecuado para buscar la portería local desde los carriles interiores y exteriores. Con un Lima marcando el 'tempo' de las jugadas, el cuadro vallisoletano sumó un sobresaliente parcial inicial de 1-5.

Por su parte, el Bathco Torrelavega apostó desde el inicio por insuflar un ritmo alto a través de los contraataques. Pero la sinfonía pucelana se imponía al rock and roll torrelavegense. Mucha responsabilidad de ello la tuvo el portero César Pérez, que este sábado cumplió 200 partidos en Asobal con la elástica pucelana.

Los locales necesitaban recibir un estímulo que les ayudase a reaccionar y engancharse al partido. Ese acicate fue un penalti fallado por D'Antino, en una suerte en la que Valladolid no se mostró especialmente acertado. De repente, los pupilos de David Pisonero tuvieron que hacer frente a un ciclón que nacía en la envalentonada grada del Vicente Trueba y alcanzaba su furioso esplendor frente a César Pérez. Un inesperado parcial de 5-0 ponía por delante en el electrónico al cuadro naranja.

Perdida la valiosa distancia en el tanteador dentro de un partido que se antojaba muy parejo, Pisonero retocó momentáneamente el plan ofensivo y decidió tomar riesgos en la fase de ataque. El riesgo de dejar la portería vacía mientras se pisa territorio contrario tuvo su premio efectivo, pues el Recoletas Atlético Valladolid, tras encadenar unos minutos de imprecisiones en las combinaciones, consiguió finalizar bien varias jugadas y volver a coger el timón del encuentro.

Colgado del vértigo de sus extremos, Torrelavega se mantenía vivo en el partido. Aprovechando también una exclusión de Herrero en el último tramo de la primera parte, los chicos de Álex Mozas fueron capaces de nivelar la contienda (14-14) antes de enfilar el túnel de vestuarios. El Recoletas Atlético Valladolid mostraba buenas sensaciones, pero yendo de más a menos.

El ritmo goleador del inicio del segundo tiempo se pareció muy poco al experimentado en el idéntico tramo de la primera parte. Las aficiones exigían desde las gradas un gran nivel de las defensas y ambos contendientes ofrecían la misma cara de la moneda. Dentro de ese juego colectivo más pausado y táctico, se erigió la figura del central portugués Lima para sostener intactas las aspiraciones de su equipo.

Un condicionante clave para desequilibrar la balanza sería aprovechar las exclusiones sufridas. El pivote Rosell vivió una tarde para el olvido porque acabó descalificado antes de llegar al ecuador de la segunda parte. Mismos derroteros también encaminados por el lateral derecho Oswaldo en el bando local. Hasta en ese apartado se mostraba la igualdad que se derrochaba en el Vicente Trueba.

Entonces, la estelar actuación de un guardameta sin igual como César Pérez y la responsable orientación colectiva de Lima decidieron. Ambos jugadores se echaron al equipo a sus espaldas en el momento definitorio del choque y fueron claves para que el Recoletas Atlético Valladolid sellara en Torrelavega su tercera victoria de la temporada.