El vino a caballo
La Ruta del Vino de Rueda potenciará sus elementos diferenciadores y las actividades al aire libre
Utilizar el viñedo como el escenario principal de las actividades en las bodegas, aprovechar las fortalezas que aporta el medio rural y potenciar los elementos ... diferenciadores, como los paseos a caballo. La Ruta del Vino de Rueda trabaja desde hace dos meses en su reinvención para ajustarse a la realidad actual y venderse como un destino adecuado y seguro para el enoturista. En un momento en el que el visitante busca experiencias sostenibles, sin masificaciones y en un entorno próximo, en Rueda creen que su enoturismo puede encontrar una buena oportunidad, dando a conocer la cultura del vino de una forma diferente y primando las actividades al aire libre. «El enoturismo se adapta como un guante de seda a lo que se denomina la 'nueva normalidad. Nos verán como ese destino adecuado y seguro para los que se quieren desplazar», afirma el presidente de la Ruta del Vino de Rueda, Juan José Calvo.
En esta línea, defiende que el turismo relacionado con la cultura del vino representa «todo aquello que hemos echado de menos en el confinamiento. La vuelta a la esencia del ser humano, la autenticidad, retornar a la vida rural, la felicidad del veraneo en el pueblo, el aroma de la cocina de nuestras abuelas, las tardes en familia… Todos esos mensajes juntos, hacen una propuesta muy interesante en este momento».
Entre las propuestas que marcan la diferencia en Rueda, destacan sus paseos a caballo entre viñedos de verdejo, bodegas y patrimonio cultural y natural, a través de un itinerario ecuestre de casi 40 kilómetros por el terruño. Este recorrido es, desde 2017, la primera ruta ecuestre y de senderismo homologada por la Real Federación Española de Hípica y la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León. Se trata de una ruta circular y señalizada, que también se puede realizar a pie o en bicicleta de montaña, en la que el visitante se adentra en el denominado 'triángulo de oro' que une las localidades de Rueda, La Seca y Medina del Campo con una gran riqueza natural y monumental.
Cambio de escenario
De forma paralela, las bodegas, según Calvo, también trabajan para convertir el campo en su escenario principal. «Una de nuestras bazas importantes es que tenemos la posibilidad de trasladar muchas de las actividades que hasta ahora hacíamos dentro de la instalación, al aire libre. Lo que hasta ahora parecía un escenario complementario, se hará protagonista en el futuro más próximo», insiste. Contar los secretos que hacen sostenible el viñedo, observar las cepas en pleno esplendor, realizar catas en el origen del vino, incluso hacer deporte a pie de viña, son algunas de las posibilidades que se ponen sobre la mesa. «Llegamos además en un momento perfecto, en la floración, con buena climatología, la gente estará encantada en el campo», opina.
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La tradición es transgresora
De cara a la promoción, apuesta por una campaña de proximidad en la región y en las comunidades más próximas, especialmente Madrid y País Vasco. «Entornos próximos, de ahí vienen la mayor parte de nuestros visitantes, y esa es otra de las palabras mágicas que ahora van a funcionar, la gente busca destinos de cercanía».
Seis años después de su certificación oficial, la Ruta del Vino de Rueda recibió el pasado año 41.382 visitantes, frente a los 38.000 de 2018, lo que se traduce en un crecimiento del 9%. Se trata del tercer itinerario con mayor oferta enoturística nacional, sólo por detrás de Penedés y Ribera del Duero, con 128 propuestas, entre las que se encuentran más de 40 municipios. La diversidad es protagonista con bodegas, museos del vino, bodegas tradicionales, queserías, reposterías, restaurantes, alojamientos de todo tipo, propuestas culturales, patrimoniales y recursos naturales. «Se puede decir que hay varias rutas dentro de una ruta, hay una gran variedad», concluye el presidente.
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