'Las guerras de nuestros antepasados' y la pasión teatral de Miguel Delibes
La Quimera de Plástico ofrece este jueves y viernes las últimas funciones del inmortal «y muy vigente» texto estrenado en 1989
«En casa todos tenían alguna guerra de la que hablar», dice Pacífico Pérez, desde el escenario del Teatro Zorrilla, en uno de los últimos ... pases que la compañía La Quimera de Plástico hace de 'La guerra de nuestros antepasados', de Miguel Delibes (con la colaboración de Ramón García en la adaptación teatral).
«Querían que yo fuera un buen soldado, para que cuando llegara mi guerra estuviera preparado. Decían que todos tenemos una guerra», continúa Pacífico –un «alma cándida», como lo define García– en su charla con el doctor Burgueño, «un tipo bueno» que le da la réplica en un montaje que esta semana se despide de los escenarios después de once meses de gira y cerca de 70 funciones en seis comunidades autónomas.
«Nos hubiera gustado continuar, pero la empresa de José Sámano, que dispone de los derechos de las obras teatrales de Delibes, no nos lo ha prorrogado», explica Tomás Martín Iglesias, director de La Quimera de Plástico, la compañía vallisoletana que, a punto de cumplir 40 años de vida, ha recreado la historia de Pacífico y el doctor Burgueño. «Es un proyecto al que llevamos dando vueltas por lo menos doce años. No es fácil conseguir los permisos de autor», cuenta Martín.
«Nos hacía especial ilusión, como compañía profesional de Valladolid, enfrentarnos a un texto de Delibes. Nunca antes una de Castilla y León había abordado este texto». Además, al actor Juan Manuel Pérez le hacía especial ilusión interpretar el personaje de Pacífico. Un papel que, en su montaje original, encarnó José Sacristán.
De novela a teatro
Miguel Delibes publicó a finales de 1974 'Las guerras de nuestros antepasados'. Con una alta carga de diálogos, el autor la consideraba su pieza «más dinámica». Su hija, Elisa Delibes, la defiende como uno de los mejores títulos para iniciarse en la obra del escritor. La editorial Destino la presentaba entonces como «la entrecortada trayectoria, sensible y desoladora, de Pacífico Pérez, castellano, no integrado en una guerra por generación».
A lo largo de siete noches, el recluso Pacífico Pérez recuerda su vida alentado por las 250 preguntas del doctor Burgueño, el doctor del centro penitenciario en el que está internado. Su padre, su abuelo, el 'bisa' le machacaban con historietas de las batallas que libraron (la Guerra Civil, la de Marruecos, las carlistas) y le educaron en un ardor guerrero, un clima de violencia secular, recordándole que su guerra estaría al caer.
«Sus antepasados le han convertido en un robot y mata como puede matar una máquina. Han llenado su infancia y adolescencia de esas escenas de violencia y sangre, él no da demasiada importancia al crimen», explicaba Delibes de su propia criatura. «Un héroe trágico en alpargatas», lo definía José Sacristán. «Es algo así como la continuación del Nini de 'Las ratas', el niño mágico se ha hecho mayor», defendía Francisco Umbral en una de las primeras reseñas de la novela, publicada en El Norte de Castilla el 3 de enero de 1975.
Lenguaje teatral
La obra de Delibes ha saltado a los escenarios en 'Cinco horas con Mario', 'La hoja roja' (fue de la única de la que no estaba totalmente satisfecho), 'Señora de rojo sobre fondo gris' y 'Las guerras de nuestros antepasados'. Decía Delibes –en una entrevista para El Norte el 13 de agosto de 1989– que él no se veía «capaz de escribir directamente en una obra de teatro».
Por eso, recurrió a Ramón García para que le ayudara con la carpintería teatral de la adaptación de 'Las guerras'. «Él había visto 'La cola', una obra original mía, y cuando salió de la función, se acercó a mí y me propuso participar en la adaptación», recordaba ayer Ramón García.
«Abandono» de los programadores en Castilla y León
«Nos despedimos de este montaje con un sabor agridulce», reconoce Tomás Martín Iglesias, pesaroso porque su versión de 'Las guerras de nuestros antepasados' no haya hallado el respaldo deseado por parte de los programadores de Castilla y León. «No entendemos muy bien que no haya entrado más en la red de teatros de la región, que haya capitales de provincia que no hayan apostado por el texto original de Delibes y García y por una compañía de Castilla y León». 'Las guerras de nuestros antepasados' tendrá ahora una nueva versión, interpretada por Carmelo Gómez, pero en versión de Eduardo Galán (no la de Delibes)que llegará en diciembre al Calderón.
Delibes veía más o menos clara la versión teatral de 'Las guerras de nuestros antepasados', como antes le había ocurrido con 'Cinco horas con Mario': «Podía conservar el mismo diálogo, el hilo sustancial del argumento y reducir anécdotas. Si para demostrar la sensibilidad de Pacífico en la novela utilizo ocho historias, la obra teatral puede comunicarla en dos», defendía Delibes, convencido de que el escenario podía replicar la esencia de la novela, «la del hombre acosado por un entorno violento y qué convierte a un ser humano sensible en un baúl».
Y también la del personaje: «No hay que darle a Pacífico el aspecto de un gracioso, sino de un muchacho humilde y sumiso, apaleado por la vida». ¿Por las guerras? «Si hoy el hombre no está tan acosado por las guerras como ayer, le acosan otros elementos como el consumismo feroz y la progresiva destrucción de la naturaleza», defendía Delibes en 1989.
El viernes 8 de septiembre de ese año se estrenaba la obra en el Teatro Bellas Artes de Madrid, con José Sacristán y Juan José Otegui, bajo al dirección de Antonio Giménez Rico y la producción de José Sámano. Acudieron al estreno Pedro Laín Entralgo, Francisco Ayala, Julián Marías, Mingote, Antonio Gala, Umbral, Iñaki Gabilondo, Jesús Polanco, Fernando Lara, Adolfo Marsillach, Juan Echanove, Maribel Verdú, Imanol Arias o Iñaki Miramón.
«Silencio tenso durante la obra, bravos y ovaciones a la postre», resumía el crítico Fernando Herrero. Los entresijos de este montaje pueden verse estos días en una exposición en la Casa Revilla. Este viernes, 33 años después, La Quimera de Plástico se despide de este proyecto con sus dos últimas funciones en el Teatro Zorrilla.
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