Gala de coreógrafos, la danza como Cenicienta
El Calderón de Valladolid acoge la cuarta edición del encuentro de coreógrafos y compañías profesionales de Castilla y León
FERNANDO HERRERO
Domingo, 25 de diciembre 2022, 17:31
La danza es la Cenicienta de las artes escénicas, dicen los entendidos. Puede ser, a pesar de los grandes coreógrafos e intérpretes de la historia, ... masculinos y femeninos, y también de los creadores. La IV Gala de Coreógrafos y Compañías profesionales, celebrada en el Teatro Calderón de Valladolid, da algunas claves. Las coreografías presentadas no eran fáciles ni asequibles a un público mayoritario.
El cuerpo de baile es necesario. Los ballets de cámara son más complejos y menos visuales. El bailarín masculino (portador de la mujer) hace de los pasos a dos un momento de unión muy emotivo tanto en el ballet clásico como en el contemporáneo. Los problemas para dedicarse a la danza han aumentado en este tiempo y es una dificultad grande para las compañías jóvenes.
La interpretación estaba asumida por las coreógrafas de excelente nivel profesional, por lo cual se aseguraba el nivel técnico de los ballets presentados.
El primero 'Aracnea' (coreógrafas e intérpretes, Serena Manserra y Silvia Reguera) contaba una historia trágica y estaba llena de símbolos. Dos violines creaban la atmósfera precisa, una especie de lugar extraño y mítico. Las intérpretes, con gran dominio del cuerpo, de pie y en el suelo, se atraían y se repelían a la vez en ese mundo del bien recreado. En 'Caduk' (Mar Piedra y Martina Cabrero) no había rechazo, sino evocación y los movimientos sincrónicos eran muy buenos con gran variedad de gestos. 'Libertad y suicidio' (Lola Eifell) era un pequeño melodrama sobre el destino trágico de varias mujeres extraordinarias que encarnaba la propia Lola de forma sucesiva, con gran temperamento dramático, aunque tal vez sobraban algunas palabras.
El último, 'Segundo apellido' (Lucía López), era una danza profesional, simple y variada que Lucía dominaba. El público aplaudió con fuerza a las intérpretes y a la directora de la función, Alicia Soto. Un espectáculo diferente. Mis observaciones se dirigen no a las compañías presentes, sino a las situaciones institucionales que dificultan el desarrollo y esplendor de un arte reconocido desde el inicio de los tiempos.
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