Una gala reivindica en Valladolid que «Castilla y León no está muerta y baila»

Lucía López es una de las profesionales que participará en el cuarto encuentro de coreógrafos y compañías de danza en el Teatro Calderón

adrián rodríguez

vAlladolid. Si algo caracteriza a Lucía López Enrique es su perseverancia unida al mundo de la danza. Con 23 años, la joven vallisoletana es una de las tres creadoras de Colectivo Algazara, una compañía emergente que apuesta por el acercamiento de la danza de raíz a la escena contemporánea. Participará el próximo 22 de diciembre en la IV Gala de Coreógrafos y Compañías profesionales de danza, organizada por la Asociación de Profesionales de la Danza de Castilla y León en colaboración con el Teatro Calderón. «Es un escaparate para los bailarines y coreógrafos de la comunidad y una llamada de atención para recordar que Castilla y León no está muerta y baila», argumenta Lucía López. Ella forma parte de una de las cuatro compañías profesionales seleccionadas para llenar de talento el patio de butacas del Teatro Calderón con su pieza 'Segundo Apellido'.

«Es un título que sitúa al espectador en un contexto concreto. Desgraciadamente, las mujeres seguimos siendo el segundo apellido de la historia de España. La obra habla de mujeres y desigualdades entre mujeres, pero no está hecha solo para nosotras, sino para la sociedad completa», adelanta López Enrique. «En el tema feminista hay una herida y nos han dicho que hay que taparla. Esta obra abre esa herida en canal y aunque duela, deja que vaya curando hasta convertirla en cicatriz. De alguna manera, esta obra es la necesidad de cura de esa herida, el reconocimiento del pasado como premisa para una verdadera evolución», puntualiza la joven vallisoletana.

Los inicios en el mundo de la danza de Lucía estuvieron ligados al grupo de Coros y Danzas de la Pilarica, al que acudían sus padres. «Mi madre se dio cuenta de que tenía facilidad para el movimiento y me apuntó al Conservatorio de Danza de Valladolid», recuerda la bailarina profesional, a quien no entusiasmó aquella idea: «No me hizo mucha gracia porque aquello era la escuela militar de la danza».

Allí cursó «todo el elemental y profesional en la especialidad de danza española». Al terminar, se alzó con el premio extraordinario. «Estuve una temporada en Sevilla para salir de lo académico y probar con otros profesores. Más tarde, entré en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila en Madrid para cursar la especialidad de coreografía en danza española, que estoy terminando actualmente», explica.

Asegura no tener ningún ritual antes de poner un pie en el escenario cuando baila sola, pero resulta fundamental para ella pasar por «chapa y pintura». «Es algo que va más allá de maquillarme y verme guapa. Para mí es una preparación para salir a escena convertida en bailarina», confiesa la coreógrafa. Dice sentirse «feliz y muy realizada», aunque su sueño es regresar a Valladolid y «poder levantar espacios de cultura, arte y cultura para que el panorama cultural artístico de Castilla y León se convierta en un circuito referente», afirma Lucía López. Actualmente, la bailarina tiene varios contratos como coreógrafa y trabaja como intérprete en diferentes compañías de danza.