La gracia de tu rama verdecida
La última obra de Andréi Tarkovski incita a la esperanza desde el renacimiento de un árbol seco
Un rasgo que aparece antes o después en el cine de autor es la dificultad para adaptarse a la industria que necesariamente debe financiar cada ... obra. Andréi Tarkovski (1932-1986) supo de ello desde su primer largometraje. Pero, a diferencia de otros autores de las cinematografías occidentales, los problemas de Tarkovski no vinieron de sus divergencias con la orientación comercial de su trabajo, sino de su concepción del cine y del arte bien alejada del realismo socialista que preconizaba la URSS.
Hijo de un poeta relevante, Arseni Tarkovski, hermano de la escritora Marina Tarkovskaya, Andréi recibió una educación que parecía destinarle a la filología oriental y a la música. El cine terminó por centrar sus estudios en Moscú. Estrenó su primer largometraje en 1962, 'La infancia de Iván', León de Oro en Venecia. El carácter espiritual de sus siguientes proyectos, así como la forma cinematográfica que ensayaba para cada uno llenaron su camino de prohibiciones. Consiguió rematar siete largometrajes antes de su temprana muerte por cáncer en París, donde está enterrado. Los dos últimos, 'Nostalgia' y 'Sacrificio', los rodó en Italia y Suecia respectivamente.
El cine de Tarkovski abarca tanto su mundo interior que proyecta hacia los personajes, como la sociedad y la cultura en la que se gesta cada obra. 'Sacrificio' es un perfecto ejemplo de esta doble apertura. Cuando se estrenó en la primavera de 1986 en el festival de Cannes, donde recibió el Gran Premio del Jurado entre otras menciones, el mundo bipolar de la guerra fría amenazaba con un enfrentamiento nuclear entre las grandes potencias.
'Sacrificio'
Suecia/Francia, 1986. Dirección: Andréi Tarkovski. Intérpretes: Erland Josephson, Susan Fleetwood, Allan Edwall. Cines Broadway. Domingo, 24 de agosto. 20:00 horas. 6 euros.
Este clima de temor fue corroborado indirectamente por la catástrofe de Chernóbil unos días antes del estreno. En la película ese temor social lo subraya Alexander, el protagonista, con un largo monólogo sobre el uso violento y equivocado que hace la humanidad de sus avances científicos. En la faceta más íntima la preocupación extrema de Alexander por el mundo que le va a legar a su hijo conecta con la enfermedad mortal con la que Tarkovski afrontó el rodaje, y por la que falleció pocos meses después del estreno. El director, consciente del carácter testamentario de la obra, la cierra con una emocionante dedicatoria a su hijo Andriosha «con esperanza y confianza».
'Sacrificio' está trenzada por una multitud de referencias y alusiones que desbordan completamente el argumento y sus personajes. Rodada en la isla sueca de Gotland, con sabor y luz bergmaniana, se apoya en la 'Pasión según San Mateo' de Bach, en el cuadro de Leonardo Da Vinci 'Adoración de los Magos', en la filosofía del eterno retorno de Nietzsche, en las lecciones teatrales de los grandes autores nórdicos, en el existencialismo agónico que llega desde Kierkegaard…
Con todo ello envuelve y desnuda a su protagonista, que espera en la madurez desencantada algún cambio en su vida y se encuentra el día de su cumpleaños con una conmoción bélica que no sabemos si está en su interior o en los gobiernos que por fin aprietan el botón nuclear. Una obra compleja, con intérpretes en estado de gracia y una delicada fotografía de Sven Nykvist.
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El orden interno de 'Sacrificio' escoge una forma de simetría que enlaza el comienzo y el cierre: el árbol que planta el padre en la escena primera, un tronco seco que aguarda con esperanza machadiana ('A un olmo seco') el milagro de nuevos brotes, es heredado por el hijo que lo riega con fidelidad. La simetría se ve reforzada por el empleo del plano secuencia en esos fragmentos.
Tras plantar el árbol, el padre camina por la isla en un poderoso plano de travelling lateral de más de diez minutos en el que la serenidad de su monólogo se acompaña de tensión y malestar. En el otro extremo de la película, otro plano secuencia larguísimo con el mismo travelling condensa el sacrificio del padre para devolvernos al hijo bajo el árbol seco. Un reflejo o repetición que pasa de la desesperanza del padre a la esperanza del hijo. En el medio, el grueso de la narración devastada por un terremoto nuclear tan íntimo como cósmico.
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