Redescubriendo a Beethoven
Daniel Müller-Schott brilló con su 'schumann', en sistitución de Alisa Weilerstein, y Fischer dirigió una brillante 'Quinta'
Emiliano Allende
Sábado, 25 de enero 2025, 15:40
La cancelación de la violonchelista anunciada propició el regreso de Daniel Müller-Schott un solista que demostró su calidad con el 'Concierto en la menor', ... de Schumann. La obra evita los pasajes de excesivo virtuosismo. Fue una versión muy equilibrada la de Müller-Schott que dejó muy claras sus cualidades: un sonido homogéneo, un timbre de gran riqueza y una afinación impecable que demostró también en el lírico pasaje de la obra fuera de programa.
El concierto había comenzado con la 'Pavana Couleur du temps' del compositor suizo Frank Martin (1890-1974), una obra de exquisita riqueza melódica, escrita lejos de las vanguardias de aquellos tiempos, que sonó muy bien en la versión que Fischer planteó con la OSCyL.
OSCyL
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Dirigida por Thierry Fischer. Chelista, Daniel Müller-Schott. Obras de Schumann, Frank Martin y Beethoven. Auditorio Miguel Delibes.
La 'Quinta sinfonía' de Beethoven continúa llenando auditorios y el del viernes fue total. Numerosos escritos continúan alimentando las virtudes de esta obra pasados dos siglos de su estreno. Para los que admiramos su talento puramente musical, más allá de todos los debates, sentimos algo especial, desde sus famosos primeros compases. Creo que el interés con el que el público abraza esta obra proviene del gran humanismo que desprende. En ella, todos nos sentimos identificados. Toda la humanidad está en la quinta. Una vez más, el viernes volvimos a escucharla.
Fue una versión brillante, audaz, expresiva y rápida, casi no nos dio tiempo a disfrutarla, si no fuera porque Fischer logró que pareciera nueva. Escuché empastes que no había percibido otras veces, detalles en los contrastes, que dejaron al oboe expresar con nitidez su pasaje al final del primer tiempo, pianisimos que palpaban el silencio, contrapuestos a la furia con rabia conseguida por el director en momentos sublimes. Los metales tal vez, ganaron a la cuerda que se esforzó como nunca en esos pasajes rutilantes de la síncopa interminable en el tiempo final. La Orquesta dio una lección de madurez, en medio de la fogosidad impuesta por la batuta trepidante de un director que sigue sorprendiéndonos en cada actuación.
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