
Tonino Carotone, músico
«El burro tropieza dos veces, nuestra raza, continuamente y sigue sin aprender»Secciones
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Tonino Carotone, músico
«El burro tropieza dos veces, nuestra raza, continuamente y sigue sin aprender»Un cuarto de siglo después de su disco debut, 'Mondo Difficile' (Virgin), el burgalés más italiano Tonino Carotone publica 'Mondo DiVino'. Antonio de la Cuesta ... comienza la gira de presentación del álbum por España, Italia y Francia. Música y letra fueron trabándose a la vez que el vino que ha elaborado. Su «perfecto» italoñol le ha llevado a ser más popular en la península italálica que en la ibérica. Tras media docena de discos, sigue siendo identificado con su himno 'Me cago en el amor'.
–¿De donde surge este 'Mondo DiVino' con Giulio Wilson?
–El vino forma parte de nuestra cultura ancestral, de nuestra manera mediterránea de entender la vida. Hemos grabado al lado de una bodega en la Toscana a la vez que hacíamos el vino que presentamos. Es un proyecto romántico e interesante. Creo que nos hemos compenetrado bastante bien, algo que no es fácil porque cada artista tiene su ego.
–¿Música y vino son placeres que hermanan bien?
–Todo tiene que ver. Este disco habla del vino, es algo relacionado en mi infancia con la mesa en familia, con un lugar para compartir, un punto de encuentro en el que había vino y gaseosa. Con Giulio ha sido así, el placer de plasmar nuestras ideas compartiendo un sentido, una manera de entender la vida. Generacionalmente estamos en un punto en el que me veo más de antes que de después. La juventud hoy vive de otra manera, la sociedad es distinta. Dependemos de Internet, de la electricidad y el teléfono como hemos visto el lunes. Pero no aprendemos, somos una raza que, si el burro tropieza dos veces en el mismo sitio, nosotros lo hacemos continuamente. Aprendemos otras cosas pero no evolucionamos en el sentido de ser más humanos. Me veo nostálgico, un romántico de cómo era antes todo.
–¿De qué esta hecho su 'Mondo DiVino'?
–Ha habido mucha improvisación en el estudio partiendo de unas bases. Ha sido un proceso muy democrático en el que cada uno hemos puesto lo nuestro. Hay canciones de géneros de todo tipo, con humor, crítica política, social. En este disco es interesante que cantamos en los dos idiomas a trozos, hay canciones en las que recitamos al Alberti de 'Marinero en tierra'. Hay un tema que recito una poesía del vino y lo mezclo con Valle-Inclán. También hay otra canción en la que aludimos al Lorca de la época esotérica, cuando defendió un sexto sentido en el que entra el misterio. Es un disco variado que anima a beber con alegría y a compartir el punto de positivo, es una buena mezcla.
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–El humor es su forma de estar en el escenario ¿está de capa caída en la música actual?
–En las últimas tendencias sobre el escenario hay de todo, pero esa seriedad de los cantantes que miran para arriba... A mí me encanta tener contacto con el público, saber reírme de mí mismo y esa complicidad que debe haber sobre. Igual alguno piensa que es un desfase pero me encanta. Estoy contento y orgulloso de vivir el espectáculo de esa manera. Yo me transformo, se me pasan todos los males.
–Canta, recita ¿se siente cantautor?
–A veces uno se siente un poco chamán sobre el escenario, con cierto poder hipnótico, que es una palabra que viene del griego 'hipnos', que hace referencia al sueño y a la energía, esa que nos hace cantar a todos a la vez y me produce alegría y seguridad. En la vida no solo hay seriedad, tiene sus momentos para respirar y sentirse mejor. Cantar juntos me llena de energía y me ayuda a vivir mejor.
–¿El 'mondo difficile' ya no lo es tanto?
–Siempre digo «di più», cada vez más difícil. No veo que haya mejorado, basta con poner el telediario. Cada vez hay más desigualdad. Nos venden un mundo distinto pero no es mejor.
–¿Por qué le sedujo la música italiana?
–Tiene que ver con el sentido del humor y la manera de contar esa ironía, ese sarcasmo, no solo en la música, también en el cine de Fellini, por ejemplo. Tenemos mucho en común como culturas mediterráneas. Me gustaba su música de los cincuenta hasta los ochenta. No he ido a la moda imperante, me he tomado la libertad de hacer las cosas como me gustan aunque no sean tendencia. Igual era más fácil cantar en inglés que en italiano para hacerme entender. Ese bilingüismo me ha llevado a un italoñol perfecto. Aprender y enseñar, nos hace poner mucho humor, jugar con las palabras. Cuando te confundes, te ríes más.Me han entendido mejor en Italia. Cada sitio tiene su intensidad.
–¿Cómo les ha salido el vino?
–Es una edición limitada, un tinto reserva profundo que nos ha salido buenísimo. Hay vinos que saben todos los años igual pero cada cosecha es diferente porque depende de muchos factores, la uva es algo vivo que cambia con los años.
–¿Se sigue cagando en el amor?
–Desde que me levanto hasta que me cuesto. Es fatal, da para reírse, pero se sufre como con nada. Somos humanos y, aunque hemos perdido el instinto, tenemos ahí la necesidad de cariño y de afecto, desde que nacemos, primero con la madre y luego con el trato que nos damos entre nosotros. El amor es importante pero soy un rebelde nato y me hace cabrear muchísimo.
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