Zorrilla, el más madrugador en abrir su casa al público museístico

En la puerta exterior, las nuevas normas de la casa uso obligatorio de mascarillas, distancia de seguridad de dos metros, uso de gel y toallitas y prohibido tocar superficies. El Jardín Romántico, en perfecto estado tras emplearse los jardineros para controlar la exuberancia de un mes de agua. Por allí asomaron, a la hora de desenmascarados, dos pequeños de la altura del seto. Por fin voces humanas compitiendo con los pájaros. «¡Qué alegría dan!», dice Paz Altés, directora de la Casa de Zorrilla.

Dentro, todo dispuesto. «Cambiará el número de personas en cada visita guiada: tres si son individuales, cinco, si son de la misma familia. Cada visita dura media hora y se dejará tiempo entre cita y cita para dar una vuelta a todas las estancias y limpiar antes de la siguiente. En habitaciones más pequeñas, como la cocina, se entrará de uno en uno. El guía ofrecerá la explicación en el distribuidor anterior». La Casa de Zorrilla mantiene su horario habitual de martes a sábado (de 10 a 14 y de 17 a 20:00h) y los domingos, solo por la mañana.

En este tiempo, el viaje al XIX que propone la casa museo se ha enriquecido con nuevas donaciones. La familia de Narciso Alonso Cortés, cuyo busto le recuerda en el jardín, ha donado dos pinturas del poeta y la corona laureada que le regaló el Círculo Liberal de Madrid en 1894.

El pianoforte, que está siendo reconstruido en Murcia, podrá estar terminado para finales de este año o principios del próximo. «Queremos hacer un concierto para presentarlo. Como en la casa solo habría sitio para 30 personas, la idea es hacer una parada antes en la Sala Delibes del Teatro Calderón, donde caben 200», aclara Paz Altés. Por otra parte, la Casa ultima su programación para verano, que tradicionalmente se desarrolla en el Jardín Romántico, cuyos bancos aún no pueden ser ocupados.

Altés, responsable también de la sala de exposiciones de la Casa Revilla, espera reabrirla pronto. A la muestra actual, 'Exiliados', se seguirá una de Joaquín Díaz sobre la imprenta.