Columnas de opinión en tiempos de andamios digitales
Maite Rodríguez, Rafa Vega y José F. Peláez debaten sobre el oficio de opinar en la prensa local de Valladolid, durante la última jornada de la Feria del Libro.
Sugerir otras maneras de mirar la realidad, analizar el contexto y provocar la reflexión son algunas de las aspiraciones de los tres columnistas reunidos por ... la Feria del Libro para debatir sobre el periodismo de opinión. Maite Rodríguez, Rafael Vega y José F. Peláez saben que su prosa tiene que seducir al lector, que su contenido más que convencer debe enriquecer y como autores, aceptar los desacuerdos en la distancia media que permite Valladolid, donde no es difícil encontrarse con los referidos.
Henar Díaz, periodista del diario 'ABC', encauzó la conversación entre dos columnistas de El Norte, Vega y Peláez, y una de 'El Día', Maite Rodríguez.
'En construcción' se llama el espacio de la asturiana en su periódico. «Porque está constantemente en ese estado, construyéndose», dijo la también periodista que aborda la columna como análisis de la realidad que cuenta desde la información buscando «una mirada distinta que escape al discurso impuesto». Destacó el carácter «introspectivo y autocrítico» de la ciudad como posible explicación a la nutrida cantera de firmas vallisoletanas.
Peláez, pluma de El Norte y el 'ABC', es una de ellas. Autor de columnas ligadas a la primera persona consideró a Valladolid como «un género en sí mismo». El autor de 'Vallisoletanías' mira «todo en formato columna, veo oportunidades en todos los sitios».
Por su parte, Rafa Vega, 'Sansón' en sus viñetas, opina a través del humor gráfico, «una labor de síntesis», y la columna semanal que «permite matices». Frente al intento constante de «identificarles, encasillarles, simplificarles» como opinadores en un bando, partido o creencia, Vega siente como misión «convencer de la infinita gama de grises» que hay en todo. «Si no, se convierte en arenga. Nuestra finalidad no es cantar las cuarenta sino plantear argumentos que a veces provocan más preguntas».
«Te sitúan en un bando y nuestra labor es decepcionar a los nuestros cada día», apuntó Peláez quien consideró que el estilo «no se elige, lo descubres cuando te pones a escribir».
Los tres se hicieron lectores de columnas en su niñez. Hoy los jóvenes son más porosos a la inmediatez de las redes que al esfuerzo de la lectura. Maite señaló la diferencia entre la reflexión y el cuidado literario que implica la columna y el «exabrupto anónimo» que permiten las redes sociales. Peláez lamentó el anonimato, «yo me juego mi firma cuando escribo». Por su parte, Vega pidió un poco de paciencia para este reciente espacio de comunicación «que acaba de nacer, es un juguete nuevo que terminará por ordenarse».
La fugacidad caracteriza la corrala digital. La solidez de las hemerotecas es la esperanza de estos escribidores de lo cotidiano. «El formato columna te lleva a estar siempre pendiente. Nuestra obligación de materializar lo que pensamos, lo que nos queda pendiente, nos lleva a elaborar un discurso que surge de la nada. Te tienes que enganchar a cualquier cosa a veces para sobreponerte al muro de cada semana», contó Vega, que defendió la «visión local» como vía para abordar lo global.
El humor es buen compañero y la «autocensura de calidad», recomendable, a juicio de Sansón. «Es importante no dar el coñazo al lector», resumió Peláez. Para Maite el riesgo de la ironía está en «calcular bien la dosis, para que se entienda y no se vuelva contra ti como un boomerang».
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