Eduardo Roldán gana el Premio de Teatro José Martín Recuerda

. «Escribo teatro desde siempre, pero para ser presenatda y publicada, Caso Norma ha sido la primera», dice Eduardo Roldán. El escritor vallisoletano ha ganado con este primer intento el XIV Premio de Teatro José Martín Recuerda que organiza la Fundación del autor granadino que le da nombre.

Eduardo Roldán, que ha publicado poesía (El silencio de la piedra, premio Treciembre) y narrativa, (Habitación 221), no quiere «ceñirse a un solo género». El teatro le interesa también como género, «me gusta su dinámica, la puesta en escena», aunque no se ve como director. Para eso confía en su hermano, Javier Roldán, que el sábado fue galardonado con el Roel de Oro al mejor corto en la Semana de Cine de Medina por Hermanos.

Tanto el teatro como los guiones pivotan sobre el diálogo, una forma especialmente querida por Eduardo. «Los diálogos están muy presentes en mi obra en prosa también. Pero no funcionan igual, no se pueden transponer de un género a otro. El proceso de dosificar, esconder y sugerir la información es distinto en el teatro, en los guiones o en la prosa. En el caso del cine, tienes la ayuda de la cámara; un primer plano te da mucha información y así los diálogos pueden ser más minimalistas, mas escuetos. Sin embargo en el teatro, el público recibe siempre un plano general y hay que incidir, dejar las cosas más claras. Son menos naturalistas aunque yo busque que sean lo menos impostados posible. No me gustan las grandes parrafadas en ningún género. Pero evidentemente el teatro te obliga a ser más expresivo», afirma.

Caso Norma gira en torno a dos iconos del siglo XX, el señor Freud y Norma Jean, cuyo nombre artístico, Marilyn Monroe, no aparece en el texto premiado. No coincidieron en su paso terrenal, pero a la actriz la psicoanalizó la hija de Freud. «De Monroe se sabe que leía los libros del padre del psicoanálisis y le gustaban obras clásicas», explica Roldán, colaborador habitual del suplemento cultural La Sombra del Ciprés y columnista de la sección de opinión de El Norte de Castilla.

Hombres icebergs

«La obra se sitúa en un tiempo fuera del tiempo, es una sesión clínica en una especie de limbo. La obra trata de mostrar fundamentalmente cómo nadie conoce a nadie. Funcionamos como los icebergs, apenas mostramos un octavo de nuestro ser, todo lo demás está oculto».

Dividida en tres actos precedidos de un preámbulo, la estructura sigue los títulos de un disco de Ornette Coleman. Roldán es un gran aficionado al jazz y le ha otorgado a su personaje masculino esa preferencia musical. «A Freud no le gustaba la música. Sin embargo en este limbo en el que le sitúo se aficiona al jazz porque la considera la música del subconsciente».

El escritor premiado lee más teatro del que ve. «Me gustan mucho algunos dramaturgos americanos y, aunque esta obra mía va en contra de sus principios, el que más me ha influido es David Mamet». En cuanto al teatro en España, Roldán ve «que no hay mucho margen para autores nuevos. Se hacen muchas versiones, no siempre necesarias, de algunos clásicos, con puestas al día más o menos acertadas. El panorama teatral no es tan bueno como lo pintan, al menos yo no percibo ese renacer del que se habla».

Las nuevas formas de acercar el teatro, en espacios pequeños, en formato mínimo, para público contado, han desarrollado otro tipo de escritura. Precisamente en breve, Roldán estrena un texto para un sketch «en estas historias de microteatro» en Madrid, dirigido por su hermano Javier. Probablemente será en mayo cuando recoja su premio en Granada. A la dotación de 3.000 euros por el premio le acompaña la edición de la obra con una tirada de 500 ejemplares.