Lorenzo, el alter ego de Delibes
Se cumplen sesenta años de la concesión al autor vallisoletano del Premio Nacional de Literatura por su novela ‘Diario de un cazador’
ramón garcía
Jueves, 24 de diciembre 2015, 15:03
La primera página de este mismo periódico, pero de hace sesenta años, destacaba la noticia del Premio Nacional de Literatura concedido a Miguel Delibes por su novela Diario de un cazador. Ocurría el 18 de diciembre de 1955, y el diario vallisoletano redactaba así de entusiásticamente la adjudicación del premio: « La concesión del Premio Nacional de Literatura Miguel de Cervantes a Miguel Delibes Setién viene a consagrar definitivamente a nuestro entrañable compañero como indiscutible primera figura de las letras españolas (...). La dimensión literaria de Miguel Delibes cobra así un reconocimiento oficial, que no es sino el refrendo de la opinión de la más severa crítica nacional e internacional (...). Estamos ante un escritor auténticamente fuera de serie, y esto no es posible sin el cimiento de una agudeza, de una penetración y de una inteligencia prodigiosas».
Miguel Delibes tenía entonces 35 años y Diario de un cazador era la quinta novela que salía de su pluma. Le precedían La sombra del ciprés es alargada, con la que gana el Premio Nadal 1947; Aún es de día (1949), El camino (1950) y Mi idolatrado hijo Sisí (1953). Y también un libro de relatos, La partida (1954).
En Diario de un cazador, Delibes no sólo da rienda suelta a su pasión por la caza, sino que le sirve también como pretexto para crear uno de sus personajes más definidos y paradigmáticos, Lorenzo, y para convertir en literatura un lenguaje aparentemente plebeyo. «En esta novela escribe el propio Delibes en el prólogo al segundo volumen de su Obra completa (1966), por encima del hecho de la caza, pretendí volver al personaje español, al celtíbero de raza, supuesto que la novela del país iba olvidando el camino de lo universal a través de lo típico. Lorenzo, entiendo, es un ejemplar español incontaminado; un producto del sol y del viento, bravucón y refrenado, largo de lengua y más corto en hechos, vehemente y soñador, perezoso y criticón, pero, al propio tiempo, limpio para amar, generoso en las entregas, noble en los principios y leal a la amistad (...)».
La crítica especializada acogió con entusiasmo la novela y para el hispanista Leo Hickey, Diario de un cazador es la obra maestra (hasta el momento en que Hickey escribe su comentario en 1966, se entiende) del novelista vallisoletano. «Este diario, con su segunda parte Diario de un emigrante, constituye la única auténtica novedad que Delibes aporta a la novelística española. Aquí el estilo es lo que hace el libro. La maestría consiste en hacer hablar a un hombre de la calle de escasa cultura, exactamente como hablaría un hombre de la calle de escasa cultura. Hay una coincidencia exacta del lenguaje hablado con el lenguaje escrito (...)».
Viaje a Chile con su personaje
Diario de un cazador, curiosamente, tuvo una segunda entrega, como acaba de citar Leo Hickey. No la tenía prevista ni programada el novelista, pero tres años más tarde, en 1958, Delibes escribe y publica Diario de un emigrante. Las circunstancias biográficas del escritor la habían propiciado: Miguel Delibes viaja a Chile, invitado por el Círculo de Periodistas de Santiago, en marzo de 1955, recién salida al mercado la novela Diario de un cazador, se lleva un ejemplar en el equipaje y, de alguna manera, el personaje Lorenzo viaja con el escritor. Y hasta tal punto, que la experiencia chilena de ambos, Delibes y Lorenzo, dará como resultado una nueva novela titulada Diario de un emigrante. En la ficción del relato, Lorenzo se traslada como emigrante a Chile, pasa allí una temporada, pero finalmente, entre añorante y desilusionado, regresa a España y a su ciudad. El gran hallazgo de la novela es nuevamente el lenguaje, y en concreto la asunción que Lorenzo hace de la manera de hablar chilena, tanto en palabras nuevas como en expresiones y giros.
Nuevo Premio Nacional
Cuarenta y tres años después del Premio Nacional de Literatura por su novela Diario de una cazador, Miguel Delibes vuelve a ganar el mismo galardón, en 1998, por su novela El hereje.
Mantuve yo entonces con el escritor el siguiente diálogo, centrado en los dos protagonistas de sendas novelas: Lorenzo y Cipriano Salcedo.
Lorenzo el cazador y Cipriano Salcedo me comentó Delibes ¡qué dos premiados más dispares! El más airoso de mis protagonistas y el más postrado y perdedor de todos...
Pero en los que, curiosamente, los expertos en tu obra han visto dos alter egos tuyos le comenté yo.
Lorenzo sí que pretendí que fuera mi otro yo en el amor a la naturaleza y a los placeres sencillos; y de Cipriano me gustaría copiar su insobornable amor a la verdad.
Y puestos a elegir entre los dos premiados, como los has llamado, ¿te quedarías con Lorenzo o con Cipriano?
Como persona con Cipriano Salcedo. Como personaje... con ambos, a todos mis personajes los he parido con igual dolor y satisfacción de parto.
Pero volviendo la vista atrás, todo comenzó, según he escrito al arranque de esta crónica, un 18 de diciembre de 1955, en que El Norte de Castilla daba en portada la concesión del Nacional de Literatura a Delibes, por su novela Diario de un cazador.