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Robert Downey Jr. y Jake Gyllenhaal, en una escena de 'Zodiac'.

'Zodiac': Obsesión trabada

En muy pocas películas «basadas en hechos reales» el participio se halla más cerca de la realidad: el nivel de detalle con que las épocas son recreadas es tan minucioso como acertada la decisión de no subrayarlo

Eduardo Roldán

Valladolid

Jueves, 21 de mayo 2020, 21:31

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El asesino en serie es un producto tan genuinamente americano como la Coca-Cola. Pueden rastrearse ejemplos en la Edad Media y aun antes, y ... es Jack el Destripador, tan londinense como el Big-Ben, quien, a finales del XIX, define las características del tipo; pero es en EE UU donde el tipo termina por conformarse, pues el asesino en serie es también un producto del capitalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial, de la bonanza tranquila y suburbana de los años 50. La clase media se ha asentado en un ocio sostenido de centro comercial y barbacoa de domingo, y es en este clima color marengo donde termina por brotar el tedio y, como reacción eventual, el deseo de rebelión: la fiebre de los 60, los paraísos artificiales –mentales antes que materiales– y el empeño por abolir fronteras. El problema con los accesos vertiginosos es que los efectos de la resaca del despertar se ven multiplicados. En EE UU puede datarse ese despertar abrupto en las noches del 8 y 9 de agosto de 1969, con los asesinatos Tate-LaBianca, si bien estos no presentan las características atribuibles al asesino en serie –para empezar, se cometieron en grupo y fueron puntuales–, y ya con las muertes de Martin Luther King Jr. y Robert Kennedy el sueño se había visto enturbiado, y confirmado que la de JFK no había sido una desgracia aislada y superable.

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