El orden más minucioso del mundo
La sombra del ciprés ·
El Año Internacional de la Tabla Periódica celebra los 150 años de la 'soñada' por Mendeléyev, una de las últimas de las 60 que propusoTodo estudiante se topa en su camino con la Tabla Periódica de los Elementos que, como la de multiplicar o las preposiciones, entrenaba la ... memoria hasta hace poco. Aprendida como verdad absoluta, la lista imponía tanto que solía deprimir cualquier duda sobre su origen o su razón. Mendeléyev, su autor, dijo que la soñó y ahora se celebra el Año Internacional de aquel sueño que cumple siglo y medio.
El helio de los globos, el flúor del dentífrico o el calcio de la leche son elementos popularizados por su uso. Frente a esos conocidos, otros indispensables para la vida en el siglo XXI como el litio de las baterías o el neodimio y el escandio del móvil resultan extraños. Cualquiera de ellos tuvo un hueco en la tabla de Mendeléyev incluso aunque en 1869 no se conocieran. ¿Era adivino?
Los químicos señalan una de las grandes virtudes de esta clasificación: fue predictiva. «La tabla agrupa los elementos por las propiedades que los elementos tienen en común», explica Juan Casares, catedrático de Química Inorgánica de la UVA. Mendeléyev dio a conocer una tabla de 63 elementos ordenados verticalmente basada en la periodicidad de sus propiedades químicas. Pero ni fue la primera ni sería la única, aunque todo lo que vino después parte de aquella, una de las 60 que presentó en diez años.
La revelación onírica de este químico siberiano, el menor de 17 hermanos a cuyo genio científico apostó su madre todo, fue la decantación de sus estudios y de un congreso en Kalsruhe en el que «Cannizzaro convenció a los asistentes de que los átomos tenían un peso constante», apunta Casares.
El ADN de la materia
Si Meyer, también entre la audiencia de la cita alemana, consideró las propiedades físicas de los elementos, el ruso hizo lo propio con las químicas. La tabla sufrió varios ajustes y sería en 1913 cuando el inglés Moseley «dio sentido a la tabla de Mendeléyev terminando la clasificación por el número atómico, en vez de por la masa atómica». Quedaban definidos así los grupos de metales alcalinos, alcalinotérreos, los metales de transición o los halógenos... hasta llegar a los gases nobles, esos que se le escaparon a Mendeléyev. Y es que los elementos, el ADN atómico de la materia, se han ido conociendo a medida que la tecnología lo ha hecho posible. «El cobre se conoció primero porque se obtiene el metal calentando los óxidos de cobre a relativamente baja temperatura, puede ser suficiente con el calor de una hoguera. Sin embargo, para obtener hierro metálico hay que calentar mucho los óxidos de hierro, y en presencia de carbón. En cambio el oro y la plata son fáciles de encontrar y separar», explica la profesora María Jesús Baena. «La electricidad ayudó mucho, el aluminio era un metal precioso y la electricidad lo abarató».
La espectroscopia fue otro método para descubrir elementos. «El mechero Bunsen permitió de una manera sencilla distinguirlos según su espectro de color, la descomposición de su huella», dice Casares. Precisamente una tabla con el espectro de cada elemento recibe a los visitantes en la Facultad de Química de la UVA. En ese hall han organizado estos dos profesores una exposición de diferentes tablas, que continúa en la Biblioteca del Campus Miguel Delibes. En esta otra ubicación se muestra la historia de esta «obra colectiva» que comenzó en el siglo V. a. C., cuando Demócrito y Leucipo enunciaron la teoría atomista en la que afirmaban que los átomos «son indivisibles, homogéneos, indestructibles e invisibles». Paracelso consideró en el XVIque el mercurio se correspondía con la mente, la sal con la sabiduría y la voluntad y el azufre con el amor. Estos tres principios de alquimia explicaban todo. Al comienzo del XVIII se conocían 13 elementos y poco después Geoffroy presenta su Tabla de Afinidades, un intento de sistematizar las relaciones entre los elementos. Goethe escribió su novela 'Las afinidades electivas' a partir del valor metafórico de aquel enunciado químico.
Dalton propone los símbolos para los 25 elementos conocidos en 1800. Si Medeléyev gozó de reconocimiento en vida, no fue el caso de Henry Moseley. El inglés formuló en 1913 la ley periódica moderna; «las propiedades de los elementos son funciones periódicas de los números atómicos». Los rayos X ya permitían medir el número atómico. Moseley murió en la batalla de Galípoli en 1915.
Elementos españoles
La exposición de la UVA, que se inaugura el próximo martes, también muestra las tablas de los descubridores de elementos. España firma tres, lo que la sitúa en el puesto noveno en un ranking de 16 encabezado por Gran Bretaña, Suecia y Alemania. En 1748 Antonio de Ulloa halló el platino. En 1783 los hermanos Juan José y Fausto Delhuyar aislaron el wolframio en el Real Seminario de Vergara. Y en 1801, Andrés Manuel del Río descubrió el vanadio en México. Por otra parte, un salmantino que daba clase en la UVA, Santiago Bonilla, fue quien primero mencionó en la literatura científica en español la Tabla, fue en su manual de 1880.
De nuevo en la exposición de la Biblioteca que dirige Piedad Casado, una tabla etimológica registra el origen del nombre de los elementos. La potestad de 'bautizar' nuevos elementos, –«aunque es difícil que descubramos más, sí pueden crearse elementos sintéticos», aclara Juan Casares–, radica en la Unión Internacional de Química Pura y aplicada (IUPAC) cuya presidencia asumirá Javier García Martínez, primer español, a partir de 2022. El doctor explicará el trabajo de la institución en la Facultad de Química.
Otra celebración internacional, la del Año de la Química en 2011, impulsó una iniciativa que acerca la tabla a todos los públicos, la que hicieron el propio Casares e Inés Rodríguez en el Museo de la Ciencia de Valladolid. Allí se exponen todos los elementos, aislados en tubo cuando se puede o en el mineral del que proceden, y un objeto que lo contextualiza en la vida cotidiana. De un vistazo el joven de 2019 identificará que los piercings llevan niobio, que el champú anticaspa contiene selenio o que el osmio es muy demandado para plumas de alta gama. Desde una pantalla interactiva se accede un amplio menú de información. En un mostrador se extienden una veintena de objetos cuya relación con la química es explicada en un vídeo. Presionando el botón de la horquilla de bicicleta aparece Perico Delgado hablando del carbono. Unas pepitas de oro remiten al 'El avaro', personaje mítico de Juan A. Quintana que habla del preciado metal. Joaquín Araújo desgrana la labor del oxígeno y Jesús Cifuentes demuestra que el platino es más que un disco. El Museo celebrará la efemérides el día 19 con la exposición 'Átomos bajo el agua', de Manuel Toharia.
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