Jorge Blass: «Hacer aparecer títulos tiene más de brujería que de magia»
El ilusionista amigo de Copperfield actúa este viernes y sábado, 20 y 21 de abril, en el Liceo de Salamanca y el domingo 22 en el teatro Carrión de Valladolid
Se ha convertido en uno de los ilusionistas más reconocidos a nivel internacional. No es anecdótico y desde luego nada tiene de truco que un buen día David Copperfield descuelgue el teléfono y se ponga en contacto con él para interesarse por uno de sus últimos números. Jorge Blass (Madrid, 1980) estará este viernes y sábado, 20 y 21 de abril, en el Teatro Liceo de Salamanca y el domingo en el Teatro Carrión de Valladolid con el espectáculo 'Palabra de mago'.
–No tiene que resultar nada fácil tener que sorprender e innovar cada minuto que pasa.
–Desde luego. Este espectáculo en el que llevo dos años es el más innovador porque todas las magias han sido creadas por mí y por mi equipo. Nos olvidamos las varitas y las chisteras y usamos las redes sociales y la tecnología. Es un show para todos los públicos de grandes ilusiones que contiene momentos interactivos como uno de los números que hago con 3.000 cartas.
–Es fácil resumirlo pero el 'making off' debe ser especialmente árduo. ¿Cuánto tarda un mago en innovar entre bambalinas para no repetirse ni repetir lo que hacen otros magos?
–Requiere mucha dedicación. Por ejemplo el truco que ha conseguido sorprender y por el que se interesó David Copperfield me llevó cuatro años perfeccionarlo. Se trata de un truco de teletransportación usando las redes sociales con el que estoy feliz. Ahora le he vendido los derechos a Copperfield para que pueda hacerlo en Las Vegas. También lo verán los que vengan a verme en Salamanca y Valladolid.
–Imagino ese momento y no llego a entender cómo se cuantifica un truco. ¿Tienen los magos una tabla de precios?
–Pues imagínate ese 'Hi, I'm David Copperfield'. Pensé que era una broma. Me preguntó si era original y alguien lo había hecho. Es complicado ponerle un precio porque tiene un conocimiento y luego una parte técnica que se ha desarrollado con mucho trabajo. Hemos hecho una buena amistad y estamos colaborando en varias cosas. Es increíble que un ídolo de la infancia se convierta en tu colega y compañero de magia.
«Copperfield me llamó para comprarme un truco de teletransportación, y ahora somos amigos y colaboramos en varias cosas»
–¿Es posible que les veamos algún día juntos sobre un escenario?
–¡Ojalá! Aunque él ya está un poco de retirada porque hace muchos shows en Las Vegas y no quiere salir de Estados Unidos.
–¿Qué tiene la palabra de mago diferente a la del resto de los mortales?
–Es una pequeña ironía porque tú sabes que la gente siempre hace bromas cuando nos tienen delante. Es verdad que engañamos entre comillas, pero lo hacemos siempre con el consentimiento del público. Somos tramposos honestos. No defraudamos. A veces veo en políticos o en publicistas trucos de los magos.
–Palabra de político hubiera sido más mediático pero menos creíble...
–El problema es que en esa categoría se les ve el truco.
–Alguno necesitaría de sus servicios para hacer aparecer el dichoso título...
–Bueno, eso tiene más de brujería que de magia.
–¿Es más difícil trabajar con niños o llevar las tecnologías a la magia?
–Los niños son los más difíciles de sorprender porque la magia se basa mucho en despistar y jugar con la mente. Y los niños son imprevisibles porque son espontáneos y no saben cómo van a reaccionar en cada momento. Es más fácil hacer magia para adultos, desde luego.
–Tenéis que ver muchos espectáculos y a otros magos para estar al día y no quedaros atrás. ¿Hacia dónde evoluciona la magia por lo que has visto?
–La verdad es que hay muchas corrientes. Ahora mismo lo más importante es conseguir el 'efecto imposible' y dejar sin palabras al público. Trabajamos en nuevos métodos, ahora hay hasta una impresora 3D que imprime personas, el Facebook como herramienta,... En la Edad Media los magos hacían aparecer conejos de chisteras y eso era como un deseo cumplido porque la gente tenía hambre y el conejo era alimento. Los magos siempre nos hemos fijado en los deseos del público, como volar, teletransportarse o multiplicar el dinero.
–Siempre ha llamado mucho la atención hacer desaparecer cosas.
–Las desapariciones es el efecto más extraordinario, de hecho todos los grandes terminaban sus espectáculos haciendo desaparecer algo. Es un efecto que impacta, y más la desaparición que la aparición.