Manuel Blanco Desar: «Tener un hijo es el peor negocio del mundo»
El economista desgrana en el Aula de Cultura posibles medidas para abordar el reto demográfico
claudia carrascal
Martes, 27 de abril 2021, 23:06
En España a una persona de clase media, como un médico o un profesor, tener un hijo le cuesta más o menos lo mismo que un apartamento en la playa, ya que la edad media de emancipación está entre los 28 y los 30 años. El elevado esfuerzo económico, así como el coste de oportunidad tanto a nivel profesional como en calidad de vida son, según explicó el economista y politólogo, Manuel Blanco Desar, los motivos principales del descenso de natalidad.
Durante su intervención en el Aula de Cultura, patrocinada por Obra Social la Caixa y Fundación Vocento, insistió en que los hijos suponen un mayor coste de oportunidad para las mujeres. Además, recordó que tener hijos disminuye la frecuencia de las relaciones sexuales, empeora el sueño, genera más preocupaciones y menor probabilidad de promoción laboral. De modo que «desde el punto de vista económico individual tener un hijo es el peor negocio del mundo».
Sin embargo, también matizó ante las preguntas del director de Relaciones Institucionales de El Norte, Carlos Aganzo, y del director del Aula de Cultura, Fernando Conde, que «no tener descendencia es malo para todos porque el país necesita relevo generacional». De hecho, sin juventud «el estado de bienestar y otras construcciones sociales se derrumban».
Algunos países europeos llevan años poniendo soluciones al reto demográfico, según Blanco, quien comenta en que Alemania introdujeron ayudas de 190 euros mensuales hasta que el hijo se fuera de casa. También se llegaron a proponer ayudas para que los padres tuvieran tiempo libre y eso sucede, tal y como especifica, porque «se reconoce que el esfuerzo individual de crear un nuevo ciudadano debe ser apoyado por toda la sociedad».
Para lograr soluciones cree que la primera clave está en ser conscientes y abrir el debate «a pesar de que sean realidades incómodas». Asimismo, ve necesario mejorar la conexión emocional de los ciudadanos con las instituciones como la Seguridad Social. Al respecto, plantea la posibilidad de que las madres, que «son las más penalizadas en sus pensiones», vean compensada su contribución a la sociedad recibiendo en su pensión un porcentaje de lo que aportan sus hijos.
También propone otras medidas con el voto infantil de la mano de quien representa sus intereses. Otro de los puntos que aborda en su libro, 'Una sociedad sin hijos' es la necesaria modernización del sistema de selección de los trabajadores públicos, ya que «es demoledor y genera un coste demográfico en España que no se puede asumir». Por último, incide en la necesidad de liderazgo político y un mayor sentido de fraternidad ciudadana.