Marta y Ángel del Riego: «El Real Madrid es más antiguo que el Nuevo Testamento»

Muchos aficionados –y algunos futbolistas– no estarán de acuerdo con Joseíto, aquel 7 zamorano –a la sazón jugador del Pucela antes de compartir alineación con los míticos Gento, Rial, Puskas y, sobre todo, Di Stefano– que en su retirada dejó esta sentencia para la posteridad: «Jugar en el Madrid es un honor, una gran responsabilidad y a lo máximo que puede aspirar un futbolista». No estarán de acuerdo… o sí. Porque, qué duda cabe que el Real Madrid, además de un equipo de fútbol, es una institución, y más que un club, una religión.

O eso al menos deben de pensar Marta y Ángel del Riego, autores de 'La Biblia blanca. Historia Sagrada del Real Madrid', un libro que, en clave divina, repasa los casi 120 años de vida del considerado mejor equipo del mundo. Ellos serán los protagonistas de la sesión del Aula de Cultura que, con el patrocinio de Obra Social laCaixa y la Fundación Vocento, tendrá lugar el martes, 29 de octubre, en el Salón del Trono del Palacio Real, a partir de las 20:00 h.

–El Real Madrid, un club de origen… ¡catalán!

–Así comienza el libro, con un paseo por la Sacramental de San Justo buscando la tumba de los fundadores del club: los hermanos Padrón. Catalanes y hombres de esa pequeña burguesía textil, base histórica del catalanismo. Sin embargo, no había ninguna intención política en la fundación del Madrid, eso lo separa del Barça, desde el principio motor y gloria de Cataluña. El Real Madrid a su barrio de Chamartín, popular pero no populachero, con gente tan resuelta como los propios Padrón. Los padres fundadores han sido olvidados por el club, quien sabe por qué.

–Desde el prólogo el libro no va a dejar indiferente a nadie: «El madridismo no es un credo evangélico (mucho menos protestante, ese sería el del Atleti)», afirma Jorge Bustos.

–El libro analiza al Madrid, lo somete a taxidermia desde dentro. Con la pasión del que cree en la Fe blanca y con la distancia de quien sabe que los relatos los inventaron los hombres para engañar al tiempo. El Madrid es más antiguo que el Nuevo Testamento. Más que un dogma es un conjunto de relatos históricos unificados por la veneración a Bernabéu y Di Stéfano. Los evangelios se resumen en una palabra: ganar. Es sencillo. Y eso fue así desde que Di Stéfano ganó cinco Copas de Europa seguidas.

–¿De verdad hay un madridismo que consiste en ser antimadridista?

–Sí. Como hay una forma de ser español que consiste en ser minuciosamente antiespañol. El Madrid no es España ni la representa, pero es lo que más se le parece. El madridista antimadridista es el ser más susceptible del orbe. Todo le ofende. Nada le cuadra con la imagen celestial del club que guarda en su memoria, o quizás en su imaginación. Una derivación letal de ese madridista revenido es el madridista acomplejado por cuestiones ideológicas. Es alguien que siente que es de un club arrasador y absolutista y que tiene que dentro lo más autoritario y centralista de España, así que es desmesuradamente crítico y pide constantemente perdón por existir. En todo caso late en estos individuos un espíritu muy cristiano en el que se entrevera el pecado original con la obsesión por ser perdonados y poner la otra mejilla. Evidentemente si el club fuera así hace mucho que habría desaparecido.

–¿Es el clásico (Madrid vs Barsa) el nuevo pan y circo de los españoles?

–Lo fue en tiempos de Guardiola y Mourinho donde se escenificó, en medio de la crisis, el relato del nacionalismo catalán, a la vez hegemónico y victimista, en esos 5-0 con los que el Barsa sometía al Madrid. El Barsa llevó al Madrid a su arena política y esa tensión Mou-Pep se vio como la última batalla España-Cataluña. Cuando terminó la opereta, surgió el 15-M y nada volvió a ser igual. Pero mientras duró, solo se hablaba de esos dos señores, de esos dos clubes, de todo el polvo que había alrededor.

–Leyendo el libro, uno tiene la sensación de que el Madrid, como el Cyrano de Rappeneau, no paga nunca por favores pretéritos, ni Padrós, ni del Bosque, ni…

–El Madrid es un club presidencialista, todo lo que caiga fuera del relato halagador al presidente queda oscurecido. Del Bosque acabó mal con Floren y vertió cierta crítica en medios, así que él mismo se ha puesto fuera del Madrid. Del Madrid se dice que es un ministerio pero anda más cerca de ser una iglesia salvaje que cultiva sus propios ídolos. Y la iconoclastia se castiga con el destierro.

–Desenterremos tópicos: Franco y Bernabéu

–No se llevaban. Bernabéu era de derechas, pero no facha. Siempre fue un espíritu libre y detestaba a las oligarquías, vinieran de donde vinieran. El Madrid fue construido con el dinero de sus socios, Don Santiago era un rentista de poca monta que nunca cobró del club y siempre llevó una vida de lo más austera. El primer club franquista de cabo a rabo fue el Atlético Aviación, que después sería el Atlético Madrid. El resto de los clubes sobrellevaban el franquismo como lo hacía la sociedad española. A Bernabéu el franquismo le puso mil zancadillas administrativas. Quizás también había en el régimen miedo a que Cataluña pusiera el grito en el cielo. El Madrid de los 50 vencía a Europa en su propia casa, así que el franquismo a través de sus aparatos de propaganda utilizó hasta la náusea al Madrid. Aún hay una parte de la extrema derecha española que sigue fundiendo Real Madrid con nación española, porque intuyen un enemigo común: Cataluña. Eso existe y en las redes sociales, hoy en día, es palpable.

–¿Sabéis si le ha gustado el libro a Florentino?

–No. Acceder al sumo pontífice es duro, solo los de corazón puro llegan a la cima y se sientan a su vera, y nosotros somos pequeños y corruptos, y no estamos dispuestos a expiar nuestras culpas para contar con la aprobación de las altas instancias.