César Bona: «La educación es el principio de todo»
El maestro zaragozano protagoniza la sesión del Aula de Cultura de El Norte dedicada a la educación
fernando conde
Lunes, 10 de mayo 2021
En 2015, César Bona fue considerado uno de los cincuenta mejores maestros del mundo en los Global Teacher Prize. Hoy, este maestro zaragozano es una referencia en el mundo educativo. Pero, sobre todo, lo es para muchos jóvenes maestros y para muchos estudiantes que piensan en serlo algún día. Sus ideas, nacidas de la experiencia y de la reflexión sobre el proceso educativo, han ido floreciendo en varios libros desde entonces. El último, «Humanizar la educación», nos dará para conversar en una nueva sesión del Aula de Cultura que, con el patrocinio de Obra Social laCaixa y Fundación Vocento, celebraremos en el Museo de la Ciencia hoy, martes, a partir de las 19.00 horas.
–¿Seguirá siendo igual la educación tras la pandemia?
–Esperemos que no. Y no me refiero a docentes o familias, sino a la percepción que se tiene de la educación. Creo que sería un error cerrar los ojos y apretar los puños para desear volver a lo que teníamos antes, porque hay carencias que debemos suplir. Debemos hacernos algunas preguntas antes de seguir. Si todo empieza con la educación, es ahí donde debemos hacer cambios importantes.
–¿Se considera más de competencias o de saberes y cultura del esfuerzo?
–Le contesto con otra pregunta: ¿por qué tendemos a 'dicotomizar' todo en educación: deberes sí, deberes no; memorización sí, memorización no…? La memoria es una parte importantísima del ser humano, pero no lo es menos aprender a conectar las cosas que memorizamos. Es decir, no me quedo ni con quienes apuestan sólo por la memorización ni con quienes se quedan sólo con las competencias. Ambas son fundamentales en la educación.
–¿Lo de la generación más preparada de la Historia es un mantra o una realidad?
–Hay muchas frases que, de tanto repetirlas, acabamos creyéndolas. No sé, no he hecho ningún estudio para saberlo, pero lo que sí sé es que los docentes debemos trabajar para que cada día estén mejor preparados. Tendríamos que analizar qué herramientas tuvimos las generaciones anteriores y de cuáles carecimos. Después de eso, debemos darles a ellos esas herramientas que nos faltaron para que sean realmente mejores. Por ejemplo, pasa con la información. Antes había un número limitado de fuentes de información, hoy hay muchas. Pero son tantas que se han colado entre ellas muchas no fiables. Debemos darle herramientas para que aprendan a separar el grano de la paja. Sin embargo, eso en la escuela choca contra la falta de tiempo y el programa.
–Hay mucha diferencia entre el nivel educativo de unas comunidades autónomas y otras, ¿debería existir un plan más uniforme a nivel nacional?
–Castilla y León siempre está muy valorada siempre. Pero más que un plan, creo que habría que compartir, crear redes, aprender del que mejor lo hace en cada campo. Eso es algo esencial en educación. A veces nos vamos muy lejos para admirar las cosas y parece que, cuanto más lejos esté, más lo admiramos. Y sin embargo, lo cercano, que está ahí mismo, o no lo valoramos o no queremos valorarlo. Aprender no es sólo cosa de niños, es también algo que debemos hacer los docentes, las familias y las administraciones educativas. En educación, como en las empresas privadas, hay que analizar resultados para cambiar procedimientos, si aquellos no son los que esperas. No podemos dejar que la educación sea sólo inercia.
–¿Qué piensa del llamado Mir docente?
–Creo que al menos es un intento de mejorar cosas. Si antes decíamos que hay que cambiar cosas para mejorarlas, pues es lo que hay que hacer. A mí me hubiera encantado recibir formación sobre gestión de emociones o sobre compromiso social o sobre gestión de grupos. Y luego creo que dedicarse a la enseñanza no es una profesión para todo el mundo. Alguien puede ser de 10, pero eso no implica que vayas a entender a los niños.
–Entre aquel 'La nueva educación' y este 'Humanizar la educación' han pasado 6 años y 4 libros, ¿ha evolucionado su pensamiento sobre la cuestión?
–Este tiempo ausente de las aulas me ha permitido formarme en muchas cosas que desconocía. He hablado con familias que tienen hijos con 'problemas' (dislexias, TDH, autismo, chicos y chicas en contexto difíciles…) y mi disposición a aprender me ha resultado muy valiosa. En estos 6 años he evolucionado mucho y he reflexionado sobre muchos aspectos y sobre el fin de la educación en sí misma. A las familias habría que preguntarles no para qué van sus hijos a la escuela, sino para que quieren ellas que vayan. Ese matiz es fundamental.