Cayo Sastre: «Las redes sociales debilitan la verdad y nos roban la libertad»

En 'Filosofía del saber' (Ed. Encuentro. 1962), el profesor Palacios nos hacía esta reflexión: «¿Es lícito tener sirvientes? Mientras Aristósteles meditaba sobre este asunto, sus servidores le aparejaban el aposento, le cepillaban el caballo y le aderezaban la casa». La cita, además de retratar las contradicciones de muchos hombres, le sirve al sociólogo Cayo Sastre para ir más allá: ¿es lógico, pues, que nos hayamos convertido en entregados sirvientes de un gran mayordomo llamado Google? Y a esta pregunta y a muchas otras dará respuesta en la próxima sesión del Aula de Cultura que, con el patrocinio de Obra Social laCaixa y Fundación Vocento, podrá seguirse este martes, en la web del periódico, a partir de las 19 horas.

–¿Entonces…, ¿Orwell tenía razón?

–Me inclino a pensar que sea Aldous Huxley ('Un mundo feliz') quien tenga razón, y no George Orwell ('1984'). Las tecnologías digitales (el mayordomo de Google) hacen que vivamos un totalitarismo divertido, deseado. Para Huxley no se requería, a diferencia de Orwell, ningún Gran Hermano, porque la gente llegaría a amar la opresión y adorar las tecnologías que anulasen su capacidad de pensar.

–Como bien dice, Internet y Google (y alguno más) nos han puesto un mayordomo 24 horas que, además, trabaja 'gratis', ¿dónde está la trampa?

–Nos hace creer que trabaja gratis, pero no es así. Le pagamos con datos sobre nosotros mismos. Se denomina «capitalismo de vigilancia o digital», que consiste en la recopilación de metadatos proporcionados con el uso de servicios digitales y aparatos inteligentes, que sirven para desarrollar perfiles sobre los usuarios y predicciones de conducta fiables que se venden para personalizar la publicidad y modificar nuestra conducta. Y todo bajo el pretexto de protegernos y cuidarnos. Por eso recibimos constantemente ese mensaje que dice: «déjanos acceder a tus fotos o déjanos geolocalizarte y… te cuidaremos mejor».

–Las nuevas tecnologías están transformando el mundo y cambiando nuestra manera de interrelacionarnos, ¿qué consecuencias tendrá?

–Desde la Revolución Industrial los avances tecnológicos han cambiado el mundo en un sentido maravilloso. Pero estamos ante una tecnología digital que tiene el poder de configurar y cambiar el pensamiento y la conducta de millones de personas. Desconozco las consecuencias finales de todo esto. Pero son muchos los que consideran que las redes sociales, 'el mayordomo' de Google, debilitan la verdad, destruyen nuestra capacidad de empatizar, nos roban la libertad, nos aíslan y nos proporciona dietas informativas pobres.

–Asistimos también a un proceso de virtualización de la vida. Como sociólogo, ¿qué significa?

–Entiendo que virtualizar es poner en marcha un recurso tecnológico que desarrolla nuevas posibilidades como, por ejemplo, el teletrabajo o el comercio electrónico. Pero, el teletrabajo invisibiliza a los trabajadores, los dark stores sustituyen a los grandes almacenes y la vida se uberiza. Todo esto recrea una sociedad con tintes distópicos. Frente a esto, prefiero el bar de la esquina de toda la vida.

–¿Cree que tarde o temprano se producirá un efecto contrario, un movimiento contra la intromisión absoluta de las nuevas tecnologías en nuestras vidas?

–Cada vez hay más tecnólogos y científicos que denuncian lo que está ocurriendo. Sin embargo, el problema está ausente en el debate político, y el ciudadano está encantando con el 'mayordomo' de Google. Por tanto, considero improbable un movimiento contra la intromisión de la tecnología digital en nuestras vidas. Se reclama el derecho a la privacidad, el que no te roben la atención. Sin embargo, la imagen de miles de personas en silencio en el metro, en el parque, en las terrazas de los cafés, caminando por la calle mirando fijamente las pantallas de los móviles rememora una sociedad secuestrada por los dispositivos.