La otra vida de los museos: cuando cierran sus puertas

Hace unos años la idea de que los museos se abriesen a otra dedicación que no fuese la puramente expositiva se habría tomado como una extralimitación ajena a la promoción cultural. En ello coinciden varios responsables consultados, que testimonian un cambio tendencia asentado en varias motivaciones. «El concepto tradicional de museo se basa en preservar y conservar bienes que son patrimonio, una pretensión modesta para los tiempos actuales donde museos, archivos y bibliotecas son contenedores culturales al servicio de la transformación social, y eso se consigue creando vínculos con la ciudadanía», esboza Alejandro Sarmiento, director del Museo de la Evolución Humana, uno de los referentes culturales de Castilla y León con151.871 visitantes en sus instalaciones y 262.594 participantes en sus iniciativas culturales en 2019.

Aunque Sarmiento no es partidario de aplicar indicadores puramente cuantitativos al balance museístico –«no se puede medir la cultura con la lógica de las mercancías»–, sitúa como clave de los museos la creación de vínculos y alianzas con el entorno. A esa idea se orienta la estrategia de captación de público, con presentaciones literarias que hacen de efecto llamada a las editoriales, conferencias, talleres y música.

Una noche en el museo con un grupo de jóvenes aprendiendo a hacer fuego y flechas, recorriendo habitáculos y pasillos es una de las propuestas estrella cada viernes, previo abono de 30 euros. «Duermen en tiendas de campaña y les pasan a recoger sus padres el sábado a las diez de la mañana, funciona de fábula, al igual que las celebraciones de cumpleaños en nuestras instalaciones», confirma Sarmiento.

En la localidad palentina de Aguilar de Campoo la Fundación Santa María la Real ha encontrado fórmulas originales de suscitar interés en torno al románico. En el Centro Expositivo Rom, ubicado en un monasterio, ofrecen la visita tradicional como ventana desde la que asomarse a la vida y las emociones de una aldea medieval, al oficio de cantero y al arte de las iglesias que salpican el territorio. A esa oferta suman un recorrido por la cara oculta del cenobio, con acceso a la capilla del tesoro y la celda de castigo. Todo ello se acompaña de visitas y talleres sensoriales para entender la Edad Media. Y cuando el centro cierra sus puertas el románico cobra vida en el exterior a la luz de la luna con excursiones al vasto patrimonio de la zona para apreciarlo a la caída del sol». Hace años incorporaron las visitas nocturnas teatralizadas. «Ideamos experiencias diferentes rompiendo la dinámica habitual de visitar una iglesia», comenta César del Valle, coordinador del Centro Expositivo Rom.

A la búsqueda de fórmulas que superen el modo convencional de acercarse a un museo se añade el interés por sacar partido a la colección o a la singularidad del edificio, dando cabida a eventos que reportan ingresos como los que capta el palacete de la Casa Lis, escenario de convenciones de laboratorios farmacéuticos, conciertos privados o catas de vinos y jamones. Se llegó a dotar incluso de una iluminación especial en la fachada para presentar una nueva gama de vehículos Mercedes. «Nos suelen elegir como entorno peculiar, pero tenemos claro que hay que cuidar la imagen y que no se interrumpa la actividad expositiva», comenta Alejandra Martín Casado. De las ventas de la tienda proviene la principal fuente de ingresos de la Casa Lis, complementada con la cesión de espacios y los servicios de cafetería.

En la sede zamorana del Museo Etnográfico de Castilla y León la apertura de sus espacios al público más allá de la colección no busca tanto el aporte económico como el social. «Queremos que sea un lugar de mezcolanza, articulando actividades culturales del tejido asociativo», revela su director, Pepe Calvo. Las mañanas dominicales en el salón de actos se hacen quedadas para tocar el ukelele, acuden grupos de tango o se imparten conferencias, «siempre en la línea de gratuidad y de generar una ecología muy rica de gente; somos un centro dedicado a escudriñar la cultura y el ser humano y tenemos que dar pie a que ciertas cosas sucedan aquí».

Piensa Calvo que la gratuidad es el mejor gancho para atraer foros que dinamicen Zamora, como un congreso de operadores turísticos de Castilla y León que albargó el Etnográfico.

Un complejo con tirón para dar cabida a eventos en Valladolid es el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español. Junto al restaurante, los dos claustros han acogido cenas, presentaciones de bodegas y conciertos, y su salón de actos ha dado cabida a disquisiciones de congresos médicos de diferentes especialidades. Uno de los espacios más demandados es la capilla de los Condes de Fuensaldaña, pero no se alquila por ser uno de los entornos expositivos más codiciados por los artistas. «También organizamos pases privados a museo cerrado en unas salas donde nunca puede haber más de treinta personas; y además ofrecemos diversos recorridos», ilustra Susana Gil, responsable de comunicación.

La plaza exterior del edificio tiene tasado el alquiler más alto (3.000 euros al día), seguida del patio de los Reyes (2.500) y 600 el salón de actos. Menos se prodiga en este ámbito el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, con su espacio para eventos limitado a la sala de conferencias y el vestíbulo, con unas tarifas que oscilan entre 500 y 600 euros por jornada.

La cesión de espacios tiene especial incidencia en infraesctructuras culturales como el Auditorio Miguel Delibes, donde el pasado año se celebraron 33 congresos y eventos de diferente calado que generaron 218.000 euros. «Hemos llegado a exhibir un Fòrmula 1 en los pasillos en una convención de Renault», ejemplifica José Miguel Ortega, coordinador de la división de equipamientos de la Fundación Siglo. «La función primordial del centro es la cultura, y en el abanico de nuestras posibilidades acogemos eventos cuya recaudación revierte en la actividad cultural».

El alquiler de la Sala Sinfónica durante una jornada está tasado en 4.700 euros más IVA y hay contrataciones –como la del programa 'Prodigios' de TVE– que hacen de escaparate de promoción del edificio para futuras contrataciones.

Aunque no cede sus instalaciones para actividad externa, desde su sede en Cerezales del Condado la Fundación Cerezales Antonino y Cinia intenta echar lazos más allá de las exposiciones de arte con una programación de ciclos de micología, botánica, geología o el estudio de las aves de la zona junto al abordaje de problemáticas cercanas al mundo rural.

De la búsqueda de la singularidad para «mostrar los museos como seres vivos», en palabras de Inés Rodríguez Hidalgo, participa el Museo de la Ciencia que dirige, sede donde algunas muestras como la organizadas sobre las máquinas de Leonardo Da Vinci se han aderezado con música o con visita nocturna teatralizada la de 'Los tesoros de Tutankamón'. Su auditorio ha acogido recientemente un foro europeo de economía circular.

Al Museo Nacional de Escultura suelen llegar propuestas vinculadas a sus tres edificios históricos para albergar actos como la convención anual que celebró la empresa Europac, la presentación de un perfume apadrinada por la marca de cosméticos Sisley o iniciativas con componente social como el 40 aniversario de Aspaym, cuenta Tania Fábrega, de comunicación. Donde el museo colgó el cartel de lleno y registró lista de espera fue en las visitas nocturnas del pasado verano con un recorrido por el artesonado mudéjar del Colegio de San Gregorio. La noche y la singularidad arquitectónica dan una segunda vida a los museos.