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Joaquín Díaz, comisario de 'Versos para vender'. Alberto Mingueza
Valladolid

Cuando la publicidad rimaba

La Casa Revilla acoge la exposición 'Versos para vender', recorrido por el uso de la poesía en publicaciones vallisoletanas del XVIII al XX

Victoria M. Niño

Valladolid

Miércoles, 17 de septiembre 2025, 13:31

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Para anunciar unos guantes, para contestar a lo que otro escritor dijo del rapsoda, para rechazar las guerras africanas o desear la lluvia. La prensa local del XIX y la mitad primera del siglo XX rompía la sangría de sus columnas con estrofas poéticas de toda condición. Era un recurso periodístico y publicitario más. A él dedica Joaquín Díaz su exposición 'Versos para vender' que podrá verse en la Casa Revilla hasta el 16 de noviembre. El etnógrafo ha buceado en las hemerotecas de Valladolid siguiendo la senda de los trabajos de Narciso Alonso Cortés y Celso Almuiña.

«En el XIX había muchas publicaciones que duraban poco pero cuyos editores y colaboradores contribuyen a contar la pequeña historia vallisoletana», explica Díaz. De periodicidad semanal, quincenal o mensual, no había agrupación ciudadana que no tuviera su 'órgano', su boletín, su revista o periódico. Los cazadores, -'Castilla la Vieja'-, los estudiantes de medicina -'El marasmo'-, los obreros -'Escuela libres'-, los católicos -'Reinaré en España'-, los agricultores -'La labranza', 'Ceres'–, los universitarios -'El progreso'-, y un largo etc., todos tenían su publicación de referencia, por corta que fuera la vida de la misma, y en ella había versos.

«He descubierto firmas como de Lázaro Galdiano, que estudió en Valladolid y publicó en 'El Progreso' sus romances amorosos», contó Joaquín que así se lo ha hecho llegar a la familia.

En El Norte de Castilla se anuncia Guantería Eusebio Suero «el que tenga sabañones/ y se los quiera quitar venga a mi tienda a comprar...» o en otra campaña el mismo anunciantes «castellanos: cada día esta mejor aqueste almacén surtido tengo yo mi mostrador...»

'El Fandango' (1864) cuyo lema era «bulla y jaleo/ Y fuerte meneo» y su periodicidad se anunciaba «sin época fija / pero al sol que rija», publicación satírica, festiva y bailable, «rellena de chismes». En esa línea 'El tío Antón', periódico 'dominguero' de Salvador Seijes.

Había poetas eventuales, como César Silió y luego consagrados, como Zorrilla o Emilio Ferrari. Precisamente el romántico vallisoletano, ya célebre, se despide de la vida publica en prensa: «si aspiro solo a vivir en sombra silencio y paz/ por qué cual sombra fugaz, hacerme a la luz salir? Yo soy un hombre de ayer que ya del mundo se va...». También colaboró con 'La ilustración castellana', portavoz de la Institución Libre de Enseñanza (1880-1883).

Antonio Allúe Morer escribía en este periódico pero su pasión por la agricultura le llevó a fundar en 1935 'Ceres'. Una década después, en 1944 el abogado Jerónimo Gallego reflota la revista marianista 'Valor y fe', con Manuel Basas. En todas ellas hay versos. Martín Abril y Félix Antonio González eran otros de los poetas que escribían en este periódico y cuyos poemas se esparcían por revistas de muy distinta inspiración durante décadas.

Fueron sumándose a los versos dibujos y fotografías como muestran las treinta páginas que componen 'Versos para vender'.

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