Borrar
Una de las litografías expuestas en la Casa Revilla.
Los herederos vallisoletanos de Gutenberg

Los herederos vallisoletanos de Gutenberg

La Casa Revilla inaugura 'La imprenta en Valladolid. Cinco siglos de tipografía', exposición comisariada por Joaquín Díaz

Victoria M. Niño

Valladolid

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 17 de junio 2020, 14:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El mundo de los impresores, tipógrafos y litógrafos ha sido el elegido para reinaugurar la sala de exposiciones de la Casa Revilla. En esta nueva etapa estará dedicada a la literatura y dirigida por Paz Altés, de quien también dependen las publicaciones del Ayuntamiento y la Casa de Zorrilla. Comisariada por Joaquín Díaz, 'La imprenta en Valladolid. Cinco siglos de tipografía' se remonta al XV para llegar al XX de la mano de 300 impresores que trabajaron en la ciudad.

Propuesta como un homenaje a los profesionales, a sus valedores –autores, libreros y lectores– y a los oficios que lo hicieron posible –fábricas de papel, molinos y fundiciones–, la exposición compila los estudios de historiadores como Palomares, Almuiña o Resines, y materiales de la Fundación Joaquín Díaz y otras colecciones particulares.

200 libros y documentos que incluyen bandos, cartillas, novenas, libretos, pliegos de cordel, libros de devoción, bulas y ordenanzas, entre otros, traslucen la evolución de las posibilidades de los tipos móviles y posteriormente de la litografía. «Destacaría cuatro fechas fundamentales: En 1481 cuando se encarga a Valladolid y Toledo la impresión de las bulas. 1583, cuando Felipe II otorga a la Catedral de Valladolid la impresión y venta de las cartillas de las primeras letras. Se imprimieron más de 70 millones de copias, probablemente con una difusión mayor que 'El Quijote'. 1610 fue año fatídico en el que los talleres de Valladolid se trasladan a Madrid, pasando de 10 a 4. Y finalmente en 1840, con la llegada de la litografía gracias a Julián Pastor», explica Joaquín.

La imprenta tuvo especial impulso en Valladolid desde la apertura de la Real Chancillería, la fundación del Colegio Santa Cruz, la Universidad de Valladolid y la breve capitalidad. «Vista desde fuera, como cuenta Norton en su libro sobre Valladolid, la labor impresora de la ciudad fue destacada por las bulas, origen de la Reforma y la Contrarreforma, por la citada cartilla, uno de los opúsculos más vendidos de la historia y una fuente de ingresos para la Catedral, en principio para acabar sus obras y luego como ingreso regular, y familias dedicadas al negocio. Un buen ejemplo es el caso de Santarén, una saga impresora durante cuatro generaciones que hizo mucho por la literatura, se la reconoce a la altura de otras de Madrid y Barcelona».

Antes de los Santarén, en el XVI destacan nombres como Francisco Fernández de Córdoba, Sebastián Martínez, Diego de Gumiel y Arnao Guillén de Brocar. La decadencia del XVII pretende ser atajada por Felipe III con una Pragmática proteccionista que prohibía que ningún súbdito de la Corona de Castilla pudiera publicar fuera de ella. El XVIII es el siglo de la consolidación de las imprentas familiares como las de los Rueda, Cepeda, Figueroa, Riego o Santander. Algunas imprentas decimonónicas logran mantenerse en el XX, junto a Santarén Miñón, Aparicio, Pastor, Rodríguez y Cuesta, junto a las ligadas al periodismo como Perillán (El Norte de Castilla) y Gaviria. De Valladolid salieron los populares 'argumentos', pequeños cuadernillos que resumían la trama y recogían las principales canciones de las zarzuelas. La exposición podrá verse hasta el 19 de julio.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios