El provecho de la fuerza educativa

La primera de las conferencias con motivo de la exposición La residencia de Estudiantes. La cultura de la edad de plata y Valladolid que acoge la Casa Revilla sirvió para recordar la figura de Santiago Alba, impulsor de El Norte de Castilla y dirigente del Partido Liberal, bajo cuyo gobierno se puso en marcha en 1910 la Residencia de Estudiantes. Se encargó de destacarlo Antonio Piedra, director de la Fundación Jorge Guillén, apuntando también que Julio Guillén, padre el poeta vallisoletanoilustre residente años después, era secretario del Partido Liberal.

Antonio Piedra se encargó de presentar a Almudena de la Cueva, doctora en Filología Española, que realiza labores de investigación en la Residencia de Estudiantes y se ha ocupado de la coordinación de exposiciones como Juan Ramón Jiménez. Premio Nobel 1956. De la Cueva hizo un repaso histórico a figuras como Giner de los Ríos y Santiago Ramón y Cajal, que a partir de los ecos de la Institución Libre de Enseñanza revolucionaron la educación promoviendo conceptos como el rigor científico, el valor de la conciencia individual, el estudio en la misma proporción de ciencias y humanidades, la igualdad de sexos y clase social o el seguimiento cercano del profesor al alumno. «Estaban convencidos de que había que sacar provecho de la fuerza educativa, de que la educación debía enfocarse a la vida, a ser primero persona y luego químico, biólogo o artista», glosó la investigadora.

En ese ambiente formativo la figura del tutor era esencial. «Vivía en la residencia y hacía el seguimiento individualizado de los estudiantes, siendo uno de los famosos el pintor malagueño José Moreno Villa», apuntó la filóloga, que reseñó cómo la Residencia de Señoritas creció en número de alumnas más rápidamente que la de hombres, surgiendo de sus filas activistas políticas como Victoria Kent en un tiempo, dijo, en el que «las mujeres universitarias se incrementaron a velocidad de vértigo». Ideas como la responsabilidad, el ocio inteligente o la práctica de deportes formaban parte de un ideal de educación integral truncado por la guerra civil. Eso sí, recordó que la Residencia no es un museo, y que su existencia es una invitación a «seguir identificándose con aquellos principios».