La Escuela de la Santa Espina, Premio Miguel Delibes al Desarrollo Rural 2019
La primera y más antigua Escuela de Capacitación Agraria de España recibe el galardón por formar a agricultores y ganaderos desde 1888
andrea díez
Miércoles, 30 de octubre 2019
El jurado de la VI Edición de los Premios del Campo ha acordado por unanimidad conceder el Premio Miguel Delibes al Desarrollo Rural a la Escuela de Capacitación Agraria de La Santa Espina (Centro integrado de Formación Profesional). Entre los motivos que considera el jurado que reúne este centro educativo agrario para ser merecedor del máximo galardón de esta convocatoria resaltan que es la primera y más antigua de España; su dilatada contribución, desde su fundación en 1888, a la formación de los agricultores y ganaderos y de las gentes del campo de Castilla y León; ser el centro de referencia para el resto de escuelas de formación agraria; haber formado desde hace más de un siglo a miles de jóvenes que luego han decidido desarrollar su vida profesional en el campo; haber facilitado a centenares de formadores la capacidad de enseñar a esos jóvenes, y, desde el propio medio rural, transmitir valores vinculados a la tierra, a la actividad agraria y al campo, que posteriormente han sido aplicados en el resto de la comunidad.
En la categoría de Mujer Emprendedora, el premio de este año ha sido para Ángela Gómez Herrero, que gestiona en la pequeña localidad vallisoletana de Valverde de Campos una explotación familiar de cunicultura, por haber sabido transformar una complicada situación laboral, tras un ERE en la empresa en la que trabajaba, en la oportunidad de poner en marcha su propia explotación ganadera, la cual, tras haber invertido más de dos millones de euros, ha ampliado y consolidado hasta convertirla en la segunda de Castilla y León por tamaño y producción anual (250.000 animales) y en una de las más modernas de España.
El Premio Juventud es este año para Rosa González, ganadera de la localidad zamorana de Santa Colomba de Sanabria, por que a sus 35 años ha consolidado la explotación ganadera que gestiona (de más de mil ovejas de raza castellana y merina) con la aplicación de prácticas compatibles con el medio ambiente, lo que le ha llevado a ser identificada por un proyecto europeo de WWF como ejemplo de buenas prácticas en el manejo de ganado y de coexistencia con el lobo.
El Premio Mejor Profesional ha sido concedido a Alberto Alejandro García Torés, por haberse convertido en un referente en Castilla y León por la forma de dirigir su explotación ganadera desde que la creara en 2004, lo que ha hecho siempre compatible con la innovación en el sector primario por medio del desarrollo de más de 30 proyectos de investigación. Todo ello nacido de la conjunción entre la tradición familiar en empresas dedicadas a la explotación de ovino y su inquietud empresarial, en la que ha hecho primar siempre también la utilización de productos naturales en todos los procesos.
El Premio Alimento es para la Morcilla de Burgos porque, tras veinte años de insistencia, esfuerzo y trabajo, sus productores han conseguido el sello de calidad de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para el producto más típico de la gastronomía burgalesa.
El galardón novedad este año, el Premio Innovación, ha sido para Alma Carraovejas por aplicar el concepto de innovación como elemento transversal a todos los ámbitos y áreas de la empresa, lo que refrenda su compromiso con el I+D+i como motor de desarrollo y cambio dentro de la compañía; por elevar a la categoría de valor corporativo ese espíritu innovador al hacer de la investigación orientada al mundo del vino su acción, y por haber introducido en la gestión de los viñedos la filosofía de la economía circular, que incluye también el aprovechamiento de algunos subproductos de la vid mediante el desarrollo de nuevos alimentos innovadores.
El jurado decidió, por unanimidad, conceder una Mención Especial al joven Eduardo Centeno, de la localidad vallisoletana de Marzales, alumno que era de la Escuela de Capacitación Agraria de la Santa Espina y que falleció en febrero de este año en un accidente laboral mientras, a la vez que completaba sus estudios, desarrollaba tareas agrícolas en la explotación familiar. El jurado destaca que con solo 21 años tuviera muy claro el objetivo de desarrollar su proyecto profesional en el campo después de recibir la adecuada formación profesional.