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A un lado del tablero, el PP de Alfonso Fernández Mañueco. Al otro, el PSOE de Carlos Martínez, con Patricia Gómez Urbán como delegada especial ... momentánea. Y a la altura de la red, con las cabezas venga a bascular a izquierda y derecha, a veces de puro asombro, UPL, Soria ¡Ya!, Vox, Por Ávila, Unidas Podemos y Francisco Igea. Mañueco lanza la bola, «Sánchez, dimisión», y Gómez Urbán devuelve de revés, «la manifestación por la sanidad pública de El Bierzo». Ataca en la red Mañueco, «ayer el fiscal general del Estado y hoy [el registro de] la casa de Ábalos». Desde el fondo de la pista responde la socialista, «la trama eólica, 16 acusados, ex altos cargos del PP, 138 años de petición de cárcel, ¿es mafia o democracia?».
El debate parlamentario estilo ping-pong alcanza entonces su apogeo. Trenes y buses como presuntos golpes maestros. Un día después de aplicar el recorte de frecuencias en Sanabria, el presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, presumía de datos. «Sanabria tiene un incremento del 22% respecto al lunes anterior y duplica los viajes de hace un año». Lo que, según sus propios datos, pueden ser dos pasajeros y medio. Circunstancial, quizá, y más en pleno mes de junio, hasta que la consistencia estadística demuestre lo contrario.
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Así que, en este tie break, sirve Mañueco. «Maltratan a las personas de Castilla y León eliminando paradas de buses en 347 pueblos, y las paradas de Ave en Medina del Campo, Segovia y lo más lamentable, en Sanabria. Ayer mismo», recordaba mientras su bancada, al completo, aplaudía ininterrumpida y teatralmente solapando la ovación con sus palabras.
El juez de silla pide el ojo de halcón de Ángel Ceña (Soria ¡Ya!), que pasa a los ejemplos concretos. Porque este juez de silla solo es neutral en un sentido: puede atizar a los dos lados para ver si su formación consigue mantener su espacio, que no es fácil. Así que empieza por Mañueco. «El precio del viaje en bus Almazán-Soria es de 3,40 euros, pero a lo mejor lo que les gustaría a los de Almazán es que hubiera buses, no que fueran gratuitos». Y cuenta que sí, que la estación ha quedado muy rebonica, pero que sin taquilla, ni máquina expendedora de billetes ni venta online, el viaje sigue anclado en la mitad del siglo XX, llegas al bus y preguntas si hay sitio. Y ya que está en el tema, mira hacia la izquierda. «En la otra ventanilla [la del Gobierno] también lo están haciendo fatal: lo del Ave es la gota que colma el vaso. Y el secretario general dice que lo ve bien». El secretario general que es, sigue siendo, el alcalde de Soria, claro. Carlos Martínez. Que dijo el 19 de mayo que la supresión de paradas de alta velocidad era un «error». Y que desde entonces, con tuit de Óscar Puente mediante, guarda un silencio absoluto al respecto.
En vista de que el peloteo dialéctico PP-PSOE se ha detenido, tercia también David Hierro (Vox). Que aún guarda el gurruño que hizo Mañueco con sus exigencias para aprobar un presupuesto. Hay gestos que duelen, se ve. Lo estira y lee, por ejemplo, que el gurruño ya contenía «el rechazo explícito al reparto de menores inmigrantes de Sánchez». Que es uno de los asuntos que el PP de Feijóo, al alimón, llevó a la conferencia de presidentes como argumento propio. «Fue a defender las mismas propuestas que le presentó Vox. Pero ¿qué diferencia hay entre que usted acepte lo mismo que ha aceptado Murcia y lo que usted dice todos los días? ¿Por qué dice que nos salimos del Gobierno por 21 inmigrantes y ahora son 763 los que le quieren imponer? ¿Por qué no puede derogar la ley de memoria histórica como ha hecho la presidenta del PP de Baleares?».
Preguntas sin respuesta, porque Alfonso Fernández Mañueco pidió la entrada del fisio y se dedicó a repetir el argumentario habitual con Vox. «Ustedes estaban aquí y decían, usted y su compañero, que qué bien se hacían las cosas en el Gobierno de Castilla y León. Tuvieron la oportunidad de trabajar desde dentro por la elaboración del presupuesto, pero prefirieron darse el piro. Pudieron trabajar por los agricultores y ganaderos, pero prefirieron darse a la fuga. Después le ofrecimos sentarse a las mesas a dialogar, a trabajar, a sentarse al menos, y decidieron no sentarse, no dialogar, no trabajar. Es lamentable lo suyo. Qué tristeza». Y remachó con el corolario también habitual: «Ustedes no tienen criterio. Son como esos fieles soldados que van a cumplir las órdenes de sus capitanes en los despachos de Madrid».
A falta de pleno y medio para acabar el calendario de sesiones, el pim-pam-pum tiene las cartas marcadas. Los agravios del transporte y de Pedro Sánchez, por un lado. La inacción del Gobierno autonómico y su falta de capacidad legislativa en minoría, por el otro. Más allá, los territoriales en busca de un espacio propio, como Luis Mariano Santos (UPL) en su diálogo con los representantes del comité de empresa de Azucarera de La Bañeza o Pedro Pascual (Por Ávila) en sus preguntas sobre las cosas del terruño. Los de Vox apretando a Mañueco en las Cortes con la falta de presupuesto y el presidente de la Junta parapetado tras el ya clásico «ustedes abandonaron a la Junta y a los ciudadanos». No habrá lugar para mucho más. Vendrá el verano, un día amanecerá septiembre y desde ese mismo instante todo, absolutamente todo, será carrera preelectoral. Y no valdrá con lanzar bolas altas desde el fondo de la pista.
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