Nuria Robles: «Cuando tienes curiosidad, eres protagonista de tu propio aprendizaje»
Desde hace más de una década coordina el laboratorio de fabricación digital Fab lab que desde León pone en contacto ideas, proyectos y personas
He aquí una innovadora que trabaja con la mente en el futuro y la vista en el presente. Nuria Robles (Mansilla de las Mulas, León, ... 1970), ingeniero industrial y responsable desde hace algo más de una década del Espacio Fab Lab León, que depende de una fundación sin ánimo de lucro que constituyó la empresa familiar Telice, dedicada a las infraestructuras ferroviarias, con el fin de que si alguien tiene una idea que no sea la falta de las máquinas la que le impidan desarrollarla. Es la filosofía de los más de 2.600 laboratorios de este tipo distribuidos por todo el mundo, entre los que el de León ha logrado hacerse un nombre como referente. Buena parte, gracias a Nuria Robles y su equipo, que derrochan y transmiten entusiasmo por lo que hacen y, sobre todo, cómo lo hacen.
–¿Cómo se llega a ser responsable de un Fab Lab?
–Estuve trabajando en Telice 13 años, como ingeniero. En el departamento de Calidad, en el de Prevención de Riesgos y, al final, en el de Logística y en la parte de Responsabilidad Social Corporativa. En 2005 empezábamos a pensar cómo atraer talento hacia León. Porque en León al final nos sentimos como apartados, como que nos hemos perdido las revoluciones industriales... Pero, ¿por qué me mira con cara de asombro?
–Es que suena a discursos más propios de otro terreno y otra época.
–La sensación que nosotros teníamos es que estábamos como en una urna, todo nuestro talento se estaba yendo.
–¡Pero si vino aquí el Incibe!
–Le estoy hablando de 2005
–Es verdad. El Incibe es de 2006.
–No quiero decir que no hubiera oportunidades, sino que lo que sentíamos era que fuera se estaban haciendo muchísimas cosas relacionadas con la tecnología y que en León no había esas oportunidades. Cinco años más tarde, a finales de 2010, encontramos en la prensa información de los Fab Lab.
–'Fab' viene de...
–Fab Lab puede significar Laboratorio de Fabricación, pero el creador de los Fab Lab explica en un libro que significa Laboratorio Fabuloso.
–¿Fabuloso? ¿Por qué fabuloso?
–Es el laboratorio en el que se puede construir cualquier cosa.
–¿Y qué hicieron a raíz de conocer su existencia?
–Contactar con el creador de los Fab Lab, el director del Instituto de Tecnología de Massachussets, Neil Gershenfeld. Contestó diciendo que dos meses más tarde estaba previsto un curso introductorio a la fabricación digital en el único Fab Lab que existía en España, el de Barcelona. Fuimos un compañero de Telice y yo y ahí empezó a crearse todo. Era un buen momento económico, además. Telice invirtió en el inventario de máquinas para poder tener un Fab Lab.
–¿Máquinas para qué?
–Hacer cosas grandes, de precisión, placas electrónicas... Y la posibilidad de programar. Con ese mínimo inventario se dice que se puede fabricar cualquier cosa.
–Cualquier cosa, cualquier cosa...
–Sí, porque tienes las máquinas necesarias para hacer la parte física, el contenedor del proyecto, y luego introducir la electrónica y programarla, que es la inteligencia de ese proyecto. Telice compró esas máquinas para poder ofrecer el Laboratorio de Fabricación Digital a cualquier persona. Porque estas máquinas están pensadas para que cualquier persona pueda empezar a diseñar, a crear bits en un ordenador y convertirlos en átomos en las máquinas de fabricación digital.
–¿Para eso sirve un Fab Lab?
–Fundamentalmente.
–Usted ha llegado a definir el Fab Lab como un espacio 'glocal'. El término 'glocal' no está en el diccionario de la RAE...
–Es un término nuevo. Cuando nosotros creamos el Fab Lab de León fue el segundo de España y el 94 del mundo. El último recuento recoge 78 en España y 2.600 en el mundo, en una red muy activa dentro de una formación que se imparte por profesores y durante 18 semanas te va ofreciendo enseñanzas.
–¿Como cuáles?
–La primera te dice cómo tienes que crear tu página web. El conocimiento es extraordinario. Tenemos una red muy activa, 2.600 nodos en todo el mundo, de los cuales del orden de un centenar imparten esta formación. Todos los Fab Lab tenemos el mismo inventario luego, por tanto, si tenemos las máquinas y un repositorio de proyectos a disposición de cualquier persona, si un proyecto se desarrolla en Nueva Zelanda y tú lo quieres replicar aquí, no vas a encargarlo y traerlo, sino que lo puedes replicar aquí porque tienes la documentación, las máquinas y los procesos de fabricación.
–Entonces, global y local...
–Conocimiento global y fabricación local, 'Glocal'.
«Un Fab Lab te da las herramientas para que aplicar los conocimientos. Sientes que eres capaz de hacer cualquier cosa»
NURIA ROBLES
Responsable de Fab Lab León
–Alguien llama a la puerta de Fab Lab León, les dice que tiene una idea y ¿qué le piden?
–Compartir, proteger y documentar. Y luego cada Fab Lab funciona como considera. Puedes encontrar un Fab Lab en una universidad, en una biblioteca... Nosotros lo que hicimos fue constituir la fundación con la idea de tener un espacio de fabricación digital. Antes estábamos en las instalaciones de Telice y en 2015 nos trasladamos a las actuales. Todos los viernes era gratuito, hacíamos demostraciones, venía gente y hacían sus proyectos. Así estuvimos tres años. A cambio de eso teníamos un modelo tipo gimnasio, donde los usuarios venían y pagaban una cuota que les permitía usar las máquinas, siempre y cuando supieran hacerlo, y dábamos un curso gratuito de formación. Llegamos a tener 13 socios el primer año, solo 13 personas dispuestas a pagar cuotas que iban de 30 euros al mes. Con 13 personas que pagan 30 euros mal se puede hacer mucho.
–¿Y entonces?
–Nos dimos cuenta de que por mucho que quisiéramos enseñar el manejo de las máquinas, hacía falta otra cosa. La curva de aprendizaje en la edad adulta es más pronunciada que cuando somos pequeños. En la edad madura hace falta que nos expliquen. Y tenemos un concepto del aprendizaje que es tomar apuntes y luego ya veré si los entiendo. Nos explican todo, pero luego a ver si lo aplicamos. En Fab Lab aprendes lo que necesitas a medida que te hace falta y aprenderás píldoras pequeñas. Y te va a costar aprender si eres adulto, te va a costar mogollón, por lo que tienes que tener tiempo. Nos pasaba que el adulto que tenía tiempo no tenía dinero y viceversa.
–Todo un dilema.
–Eso nos llevó a pensar que la idea del Fab Lab era maravillosa, pero el público no estaba preparado para eso.
–¿Y qué hicieron?
–Cursos enfocados a, en lugar de manejar la máquina, aprender diseño. Conseguían habilidades y les despertaba la curiosidad para luego hacer otras cosas. Enseñar en base a proyectos fue un gran avance.
–Ustedes sitúan la curiosidad entre los valores del Fab Lab, junto a la inquietud por aprender, la generosidad y el esfuerzo. Valores que, oiga, no cotizan al alza en esta sociedad.
–Cuando tienes curiosidad por cualquier cosa te conviertes en protagonista de tu propio aprendizaje. Pero si no despiertas la curiosidad o ella no se despierta en tí, malo. Ahí están los niños, a los que ofrecemos actividades desde los siete años: ¡tiene curiosidad por todo! En la edad adulta pasa lo mismo, pero quizás hemos dejado de sorprendernos por las cosas que pasan, ¿no? Cuando esos niños llegan a la preadolescencia quizá les sigan sorprendiendo las cosas, pero tal vez no sean tan espontáneos para mostrarlas. La curiosidad es uno de los valores más motivadores.
–Fueron el segundo Fab Lab de España y hoy hay miles en el mundo. ¿Cómo se aprecia el gen leonés en esta aldea global que conforman los Fab Lab?
–Siempre digo con orgullo que somos un nodo en la red muy reconocido como Fab Lab. Esta andadura de once años no la tienen muchos Fab Lab. Algunos se han quedado por el camino. Te tienes que buscar financiación constantemente; es un esfuerzo que te hace sentir más orgulloso.
–¡Y más independiente!
–Efectivamente, puedes tomar tus decisiones. He visto Fab Lab que nacen dentro de un ayuntamiento, con un proyecto increíble, y a los dos años ha llegado otra corporación municipal y lo ha tumbado. Eso es muy triste.
«El de León fue el segundo Fab Lab de España; hoy hay 74. Hace 10 años había 94 en el mundo; hoy, 2.600»
NURIA ROBLES
Responsable Fab lab León
–Por lo que dice, Fab Lab León está muy reconocido en la aldea global de los más de 2.600 Fab Lab por todo el mundo. Pero, ¿Fab Lab en León?
–Cuando nos conocen, muy bien. Ahora mismo estamos con la campaña de extraescolares. Llevamos desde agosto con carteles y demás por la ciudad, supervistosos. Los padres llegan entusiasmados, buscan actividades extraescolares de robótica y cuando entran en Fab Lab se quedan sorprendisísimos porque, pese a llevar en las nuevas instalaciones desde 215, nos preguntan que dónde hemos estado todo este tiempo. Hacemos mogollón de ruido y, sin embargo, no nos conocen.
–¿En qué y cuánto le cambió a usted la vida Fab Lab?
–A nivel personal y profesional. Mi formación es como ingeniero y se supone que, con lo que aprendí en la carrera, debería saber todas las cosas que se hacen en un Fab Lab. Pero era solamente en la teoría. Un Fab Lab te da las herramientas necesarias para que puedas aplicar de verdad esos conocimientos. Sientes que eres capaz de hacer cualquier cosa. No inmediatamente, claro, porque tienes que aprender, pero no dependes de otra persona. Y a nivel personal fue una revolución: me sentí protagonista de mi propio aprendizaje, de mi propio nuevo camino. El inicio fue duro, pero estamos viendo ahora los buenos resultados.
–Si en un Fab Lab lo digital es la esencia de lo que se hace, ¿eso va de la mano de lo real, se trabaja con los pies en el suelo?
–¿Hablamos de que digital son bits y lo real son átomos o hablamos de ideas abstractas que se pueden convertir en concretas?
–Más esto segundo.
–Cuando estamos en los Fab Lab, como la fabricación digital es tan fácil de aprender, a veces nos olvidamos del para qué. Nos pasa a los 'makers', que nos gusta cacharrear pero se nos olvida para qué. Hay que pensar un poco más allá, porque al final son las herramientas, los recursos que tienes para alcanzar el proyecto. Y hace falta pensar más en el proyecto.
–¿Cómo?
–Aplicando esos recursos para construir lo que tú quieres. En un Fab Lab se hace realidad eso, pero no por las máquinas, sino por las personas que están y te ayudan a hacer ese proyecto realidad.
–¿Qué proyectos necesitan desarrollar para que el futuro esté aún más expedito de lo que lo está para ustedes?
–La cantera. La fundación tiene un proyecto superchulo que se llama 9-9-9.
–¿9-9-9?
–Es una visión para 2030 en la que nos comprometemos a tener una comunidad de 900 'makers', 99 innovadores y 9 emprendedores que sean capaces de desarrollar proyectos. Y continuar con esta escuela, que no solamente es para niños. Empiezan con 7 años, pero el proyecto es a largo plazo. El Fab Lab es para personas que vengan a desarrollar sus proyectos y si de esos proyectos nace una idea revolucionaria de la que pueden vivir, mejor. Lo que pasa es que hay que preparar a esas personas y por eso empezamos con la cantera. Si 9 años después son capaces de poner en marcha una idea emprendedora, ¿qué más queremos?
–En su más de una década en Fab Lab, ¿se ha parado a pensar qué quiere ser de mayor?
–Como trabajo en algo de lo que estoy plenamente enamorada, quiero seguir siendo aprendiz.
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