La inversión en fondos crece en cinco años once puntos más que el ahorro en depósitos
Los castellanos y leoneses tienen uno de cada cinco euros en instrumentos de renta fija o variable y los otros cuatro, en cuentas bancarias
El patrimonio de los ciudadanos de la comunidad en fondos de inversión ascendía al cierre de 2020 a 20.296 millones de euros, que son ... 4.500 millones más (28,5%) de lo que atesoraban cinco años antes. En ese mismo periodo, los depósitos de los castellanos y leoneses en cuentas bancarias han aumentado once puntos menos, el 17,4%, si bien al tratarse de una cantidad mayor (76.459 millones en diciembre pasado), en cifra absoluta supone casi 11.500 millones. El ahorro en el banco se disparó en la región (en toda España) en el año de la pandemia, mientras que el patrimonio invertido en instrumentos de renta fija o variable, que en el conjunto del país se situó en 276.636 millones, una cifra similar a la del ejercicio anterior, en Castilla y León menguó en 750 millones (el 3,6%) en un año marcado por la crisis sanitaria de la covid-19, que condicionó de forma relevante el comportamiento del ahorrador.
La escasa remuneración que ofrecen los depósitos bancarios –para llegar al 1% es preciso contratar uno a cinco años y no en los principales bancos, sino en otro tipo de establecimientos financieros– lleva años derivando a los instrumentos de inversión colectiva a aquellos ciudadanos que buscan rentabilidad para su dinero.
Aun así, los fondos de inversión considerados en su conjunto tampoco andan muy boyantes y cerraron 2020 con una rentabilidad anual agregada del 1,04%. Los que más rentaron el año pasado fueron los de renta variable estadounidense, con el 11,5%.
Que la inversión en fondos es algo que atrae a los castellanos y leoneses queda puesto de manifiesto con tres simples pinceladas: la comunidad concentra el 5,1% de la población española; el 4,8% de la riqueza nacional (medida en peso del PIB) y el 7,3% del patrimonio invertido en estas herramientas.
Dinero disponible o atado
Lo que sí experimentó un incremento significativo fue el número de cuentas de partícipes, que pasaron de 826.669 en 2019 a 892.391 un año después. Es un incremento muy significativo que sin embargo, según explican desde la patronal de los fondos, Inverco, se debe principalmente a que los servicios de gestión discrecional y de asesoramiento de carteras, cada vez más extendidos, asignan a cada ahorrador varios fondos, y en consecuencia varias cuentas, por lo que el incremento neto de ahorradores sería inferior. Con todo, el crecimiento del número de cuentas deja entrever el elevado grado de penetración de los fondos como instrumento de ahorro e inversión de las familias.
El mayor incremento en el volumen total de depósitos mantenidos por los hogares castellanos y leoneses (6.400 millones de euros) respecto a finales de 2019 como consecuencia de la crisis sanitaria, en comparación con el menor aumento en el volumen de activos de los fondos de inversión hizo que la ratio fondos/depósitos registrase un descenso desde el 31,3% hasta establecerse en el 27,7%. Se trata de la quinta relación más elevada de España, cuya ratio fue del 21,7%.
Con 76.459 millones en depósitos y 20.296 millones en fondos, la población de Castilla y León tiene el 21,7% de su patrimonio monetario en instrumentos de inversión y el 88,3%, en cuentas de ahorro. Ante lo incierto de la situación económica, los ciudadanos de la región tienen ocho veces más dinero en depósitos a la vista que en depósitos a plazo.
Una población poco proclive a colocar su dinero en renta variable
En un ejercicio atípico por la situación de emergencia, el perfil de riesgo de los partícipes fue variando a lo largo del año en función de cómo evolucionaban los mercados financieros, según explican desde Inverco. «Durante los primeros compases de la pandemia, los partícipes buscaron refugio en posiciones más conservadoras y en el momento que se empezaron a atisbar los primeros signos de recuperación económica, sobre todo en los mercados internacionales, los partícipes empezaron a canalizar sus inversiones hacia posiciones más dinámicas con mayor componente de renta variable en sus carteras», señalan.
De esos más de 20.000 millones que los castellanos y leoneses tienen invertidos en fondos, el 21,4% está en monetarios y de renta fija; el 14%, en garantizados; el 53,1% en mixtos –globales y de retorno absoluto– y el 11,6% restante, en renta variable. Aparece así sobre la mesa lo poco proclives que son al riesgo los habitantes de la comunidad. La media nacional es del 16% y en Madrid y Cataluña supera el 19% y País Vasco (17,3%), Navarra (16,7%) e Islas Baleares (16,6%) también superan el promedio del país.
Según explica José Luis Manrique, director de estudios del Observatorio Inverco, «aquellos partícipes que en 2020 mantuvieron sus posiciones en fondos en los peores momentos de la crisis pudieron transformar las pérdidas latentes en posteriores ganancias, mientras que las decisiones precipitadas de desinversión a corto plazo generan pérdida de oportunidades de rentabilidad para los partícipes».
Como consecuencia de la contracción sufrida por el PIB en 2020, el volumen de activos de los fondos creció hasta suponer la cuarta parte del Producto Interior Bruto español (24,7%, por encima del 22,2% de 2019). En el caso autonómico, aumentó del 35,2% al 37,6%, lo que coloca a Castilla y León como la cuarta comunidad de la tabla, por detrás de La Rioja (47,6%), el País Vasco (45,4%) y Aragón (43,3%).
A nivel provincial, Soria con el 49,1% es la segunda de España en este parámetro, por detrás de Teruel (54,6%). Todas las de la región están por encima de la media nacional. En Burgos los fondos suponen el 45,2% del PIB, en Segovia, el 42%, en León, el 39,4%, en Zamora, 37,6%, en Ávila, 34,9%, en Salamanca, 34,6%, en Palencia, el 33,6% y en Valladolid, el 31,1%. Los más reticentes a estos instrumentos son los vecinos de Huelva, con apenas el 8,2%.
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