La hostelería exige que de implantarse el pasaporte covid en la región sea en todos los espacios cerrados
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Darias rechaza establecer un criterio único para establecer el certificado y deja la decisión en manos de las comunidadesCon el 90,6% de la población vacunada con pauta completa pero con una pandemia que crece, de forma ya consolidada, al alza, la Junta ... es más que partidaria de implantar el certificado covid para acceder «a lugares cerrados en los que, debido a la actividad que se desarrolla en ellos, sea necesario quitarse la mascarilla. Esta medida se aplicaría por territorios, en función de los indicadores epidemiológicos y sanitarios de cada uno». Y, por lo tanto, la preceptiva propuesta al Tribunal Superior de Justicia «se haría de forma territorial, temporal y proporcional», señalan fuentes de la Consejería de Sanidad. La Junta «confiaba en que esta medida fuera aprobada tanto en la Comisión de Salud Pública, como en el Consejo Interterritorial de Salud, con el fin de poder aplicarla de forma coordinada en toda España». Sin embargo, ya ayer la ministra de Sanidad, Carolina Darias, dejó en manos de las comunidades la responsabilidad de decidir sobre la obligatoriedad del certificado covid. Darias subrayó que tienen la capacidad de tomar la decisión y recordó que el pasaporte covid está avalado por el Tribunal Supremo bajo tres circunstancias: «En determinados ámbitos territoriales, durante un espacio acotado y si la situación epidemiológica lo demanda».
La posición de la Administración autonómica es la de implantarlo en base a unos indicadores que todavía no ha establecido pero que, previsiblemente, se correspondan con las alertas del semáforo –aunque podrían ser revisadas– a partir de las 'muy altas' e, incluso, con algún indicador en el nivel previo y también quedarían por resolver aspectos tales como lo que ocurre con quien, por prescripción médica, no puede ponerse la vacuna; establecer la caducidad del mismo que ahora mismo es de validez anual desde la inyección; definir al detalle qué locales y actividades entran en la exigencia del pasaporte covid e, incluso, la posible unilateralidad de la Junta a la hora de implantar esta restricción ya que el Gobierno central no se inclina por ella.
La consejera de Sanidad, Verónica Casado, defendió ayer en Soria el aprobar actuaciones y medidas comunes; ya que, de lo contrario, «se vuelve loca a la población». Y advirtió que, si no se hace, nosotros valoraremos con los puntos de corte que se establezcan dotarnos de nuestras propias medidas», recoge Ical.
Además, faltaría facilitar el lector del código del certificado a los locales afectados para agilizar el proceso y garantizar la protección de datos personales.
Obstáculos para el sector
Esta vuelta a las restricciones, aunque sean de la mano de 'castigar' a los no vacunados no ha gustado nada al sector de la hostelería. Nada a los restaurantes, bares y locales de ocio que se sienten los más asediados y de la forma más injusta en esta pandemia. Por ello, coinciden en señalar que si ha de implantarse, sea para todos, para cualquier interior de local «desde farmacias, estancos, comercios de cualquier tipo, de ropa o de comida, centros de salud, clínicas, en la panadería, a los funcionarios o a cualquier trabajador».
Jaime Fernández, presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros, destaca que «no estamos de acuerdo con que se imponga el pasaporte covid; pero, sobre todo, reclamamos que si se hace por una cuestión de Salud Pública y recomendación se haga en todo local cerrado». Además, este portavoz del sector destaca que «una situación así supone imponernos un uso poco claro del derecho de admisión. No nos sentimos con garantías jurídicas, no está clara su legalidad. Además, qué significa que si tengo uno o dos camareros, a uno tengo que ponerlo en la entrada solo para controlar que cada cliente lleve su certificado y cotejarlo con su carné de identidad? Es absurdo».
Asimismo, los hosteleros se quejan de «que nadie ha contado con nosotros, no nos han explicado nada. Y primero deberían mirar cuántos y quiénes no se han vacunado».
Los afectados por las limitaciones en locales de ocio destacan también no entender muy bien tales exigencias con una cobertura vacunal tan alta.
Los gimnasios creen que puede favorecerlos si les libera de las mascarillas y hace perder el miedo a acudir a hacer ejercicio
Por su parte, Víctor Morgan, presidente de la Asociación de Ocio Nocturno, es claro y contundente: «Me parece mal. Es una medida que no nos gusta. Otra vez se vuelve contra la hostelería. Al final, de nuevo nos toca hacer de policía y no lo somos. No sé hasta qué punto puede ser legal que yo en mi establecimiento pida este pasaporte covid y el DNI. Nos da mucha inseguridad jurídica». Además, «nos preguntamos «por qué solo los bares? Y los autobuses, los bancos... esos muchos sitios donde no se cumple con la distancia mínima aunque lleven mascarilla. Creo que nuestro sector lo ha hecho bien. Ha cumplido siempre con la normativa nos pareciera bien o mal y ahora esto. Llueve sobre mojado, estamos agotados y ya no podemos con más obstáculos».
Los gimnasios
Otros sectores, en cambio, como el de los gimnasios ve posibles ventajas. Ángel Peña, de la Asociación de Empresarios Deportivos APEDEVA, destaca que aunque «no soy en general partidario de imponer nada, de restringir libertades, en este caso lo cierto es que puede incluso favorecernos. Los gimnasios han estado mucho tiempo cerrados y cuando hemos vuelto a la actividad hay mucha gente, sobre todo mayor o con problemas de salud, que no ha vuelto por miedo al contagio. Posiblemente estas personas se animaran a venir si supieran que todo el que entra está vacunado. Les daría confianza y beneficiaría al sector. Además, tenemos la ventaja de que le pides el certificado la primera vez, luego tienes su ficha y ya no es necesario. Y si sirve para adelantar la retirada de la mascarilla que agobia mucho sería bueno». Además, Ángel Peña recuerda el estudio del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Este trabajo se realizó con 520 pacientes, de entre 18 y 70 años de edad, graves. El resultado fue de un 13,8% de mortalidad en personas sedentarias frente al 1,8% en personas activas. El ejercicio es bueno, es salud, y la Junta debería promocionarlo».
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