250 euros en comida a la basura por persona

Cada año cada uno de nosotros tira 250 euros a la basura. No en metálico, obviamente, sino en comida. Según un estudio realizado en siete países de la Unión por Ayuda en Acción y Albal, los europeos tiramos el 20% de la comida que compramos, un porcentaje que supone 89 millones de toneladas de alimento y 140.000 millones de euros anuales.

Si estas cifras ya fueran poco elocuentes, el informe señala además que al menos la mitad de la comida desperdiciada acaba en la basura porque no hemos sabido planificar la compra o almacenado adecuadamente los alimentos. Prueba de ello es que dos tercios de los consumidores reconocen que no planifican qué comerán en casa la semana siguiente y que aproximadamente el 30% de la comida empaquetada se tira sin ni siquiera llegar a abrir en envase. Casi la mitad de los alimentos que acabamos desechando son frutas y verduras frescas, seguido de sobras procedentes de platos cocinados casa y de comida rápida.

En España rebajamos un poco ese despilfarro; 'solo' tiramos el 18% de lo que metemos en nuestra cesta de la compra. Esto supone que las familias españolas desperdician comida por valor de 11.000 millones de euros cada año. O, lo que es lo mismo, 63 kilos por persona que hacen un total de 2,9 millones de toneladas de alimentos cada año.

Con este informe Ayuda en Acción quiere llamar la atención sobre nuestra falta de conciencia del desperdicio real de alimentos, ya que aunque todos sabemos que tiramos comida y que organizándonos un poco mejor lograríamos menores desperdicios, a la basura no somos para nada conscientes de cuenta. Según el documento, los encuestados creen que desperdician un 4%, cuando en realidad ese porcentaje es del 18%.

Hace dos años, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo (FAO) estimó que el volumen mundial de despilfarro de alimentos era de 1.300 millones de toneladas y que cerca de una tercera de los alimentos que se producen se pierde o se desperdicia. En los países en desarrollo, un 40% de las pérdidas ocurre en el procesamiento, mientras que en los industrializados, el mayor desperdicio (40%) se da en el comercio minorista (restaurantes) y en los hgares. Es decir, la responsabilidad es achacable tanto al comportamiento del consumidor como a la cadena de producción.

Además, la FAO advirtió de las consecuencias ecológicas que tiene producir alimentos que finamente no se consumen: la huella de carbono del despilfarro de alimentos se estima en 3.300 millones de toneladas de equivalente de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año y el volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician (250 kilómetros cúbicos) equivale al caudal anual del río Volga en Rusia o tres veces el volumen del lago de Ginebra. Según sus cálculos, 1. 400 millones de hectáreas –el 28% por ciento de la superficie agrícola del mundo– se usan anualmente para producir alimentos que se pierden o desperdician.