Cultivos de otras culturas que crecen por primera vez en Valladolid
Itacyl ensaya con trigos ancestrales y pseudocereales como quinoa, trigo sarraceno, amaranto o chía
El cambio en los hábitos de consumo, en una sociedad cada vez más preocupada por la salud, ha disparado la solicitud de alimentos que no estaban en la lista de la compra. Estos cambios, además, han provocado una demanda de materias primas hasta hace poco marginales en zonas muy concretas o que tenían un consumo en otros países y, sin embargo, en España no eran demandadas.
Este incremento en estas nuevas materias primas provoca una oportunidad para una diversificación de cultivos dentro de las explotaciones agrarias de Castilla y León. Por ello, desde el Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl), se está desarrollando una línea enfocada a los nuevos cultivos herbáceos emergentes, y las técnicas de cultivo asociadas, para lograr producciones a un coste efectivo y con una composición adecuada al concepto de superalimento, lo que en un futuro le pueda permitir al sector primario de la región una mayor posibilidad para rentabilizar sus explotaciones y al sector transformador nuevas materias primas con un alto valor añadido.
Esta línea de trabajo se está desarrollando en el marco del proyecto 'Cultiemer' (Cultivos herbáceos emergentes), cofinanciado con fondos FEADER, y que cuenta con la colaboración de las empresas, Alma Prima, Semillas Batlle y Saluteff. Dentro de esos parámetros, el Itacyl ha apostado por los denominados trigos antiguos. «Son especies de género 'triticum' que por diferentes aspectos se dejaron de cultivar como la falta de mercados o la baja rentabilidad», añade la investigadora Nieves Aparicio.
A esas especies se añaden otros pseudocereales, además del cáñamo, como quinoa, trigo sarraceno, amaranto o chía. «Provienen de otras culturas y poseen características nutricionales deseables y que se precisa del estudio de su adaptación a nuestras condiciones edafoclimáticas», continúa.
Unos ensayos que persiguen aumentar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas al obtener un mayor beneficio con las producciones. «Permitirá reducir la dependencia de las importaciones. Además, el consumidor tendrá a su disposición productos alternativos más saludables, diversificando la oferta alimentaria», concluye Aparicio.
