El coche autónomo pasa por Castilla y León
La empresa GMV desarrolla en Valladolid el 'software' para el posicionamiento por satélite de los vehículos tras recibir una subvención de la Junta de 2,28 millones
El coche autónomo mira a la carretera, pero necesita contacto con el cielo. Una parte de la tecnología necesaria para que los vehículos autoconducidos circulen ... con seguridad radica en el posicionamiento por satélite, uyo sistema de navegación global se conoce como GNSS (Global Navigation Satellite System).
En este punto, Castilla y León adquiere un papel relevante.
La empresa GMV trabaja desde sus oficinas en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid) en desarrollar el 'software' necesario que permita un posicionamiento preciso, seguro y fiable de los coches sin conductor. El trabajo se efectúa conjuntamente con otras áreas de la compañía, ubicadas en diferentes ciudades de España.
La Junta de Castilla y León considera la presencia de GMV en la comunidad como una cuestión estratégica y por eso ha concedido una subvención de 2.288.7333 euros al proyecto presentado por la compañía.
Sara Gutiérrez Lanza, directora de la unidad de negocio de automoción en GMV, detalla en qué consiste el sistema de posicionamiento de alta precisión y con integridad basado en GNSS. «Es una solución con dos componentes: uno va embarcado en el vehículo, mediante un 'software' que se encarga de calcular la posición del vehículo y otro tipo de magnitudes. Para ello se usan algoritmos avanzados que GMV ha desarrollado –con elementos ya patentados- y que se adaptan para que puedan cumplir con unos requisitos y prestaciones muy exigentes. Ese 'software' debe ser compatible con las normativas y los altos niveles de calidad que se aplican en la automoción».
La segunda componente del proyecto tiene que ver con el servicio de correcciones globales de navegación por satélite que también ejecutará GMV, dentro de una «infraestructura segura que utiliza los datos de una red global de estaciones» desplegadas por la empresa tecnológica.
El desarrollo del coche autónomo debe hacer frente a cuestiones relativas a la seguridad. «En inglés hay una diferenciación entre la seguridad física de los ocupantes de los vehículos, que ellos llaman 'safety', y lo que se denomina 'security', que en este caso tiene que ver con otros aspectos como ciberseguridad. Existen tecnologías fundamentales y se ha de trabajar en los conceptos adecuados para alcanzar los niveles necesarios de seguridad 'safety' que exige la conducción autónoma, pero también deben contemplarse los condicionantes de ciberseguridad. Los coches autónomos cada vez están dotados de más tecnología y mecanismos de conectividad, que tienen muchas ventajas, pero incrementan las posibilidades de ataques », subraya Sara Gutiérrez.
Vulnerabilidades
Los 'hackers' de vehículos autónomos pueden aprovechar vulnerabilidades que van desde el robo de contraseñas, la apertura de puertas por control remoto o la localización de los coches. Como señala un 'dossier' elaborado por GMV se han dado casos de robos de automóviles de alta gama «con llaves inteligentes que permiten abrir y arrancar el coche con tan solo acercarse a él, sin necesidad de apretar ningún botón ni introducirlas en ningún lugar». Si se emite en la misma frecuencia que la llave, el vehículo se abrirá con facilidad.
Otros ataques comunes pasan por acceder al coche sin disponer de la llave, tras romper una ventanilla y conectar un dispositivo, activar el geoposicionamiento para saber dónde se encuentra o enviar comandos maliciosos a la red del coche para que muestre una avería que obligue a aparcarlo para que los ladrones puedan ir a por él.
Niveles de conducción
GMV aprovecha su experiencia en sistemas de navegación por satélite como Egnos o Galileo para adaptarlos al coche autónomo. Eso permite desarrollar soluciones como la denominada Precise Point Positioning (PPP) con el fin de alcanzar los niveles necesarios para la seguridad ('safety'). En lo relativo a la 'security', la empresa apuesta por soluciones específicas, como los IDS (sistemas de detección de intrusiones) o la consideración de la ciberseguridad como una pieza clave en todas las fases del proceso de ingeniería. «Estos problemas se atacan a diferentes niveles, pero siempre desde la experiencia que GMV acumula desde hace muchos años», expone Sara Gutiérrez.
La tecnología de la conducción autónoma se califica en cinco niveles, que van desde la simple asistencia al conductor (nivel 1) a la automatización completa (nivel 5), donde ni siquiera existe un volante.
El proyecto en el que trabaja GMV busca dar respuesta a un nivel 3:el coche maneja la mayoría de los aspectos de la conducción y el conductor puede apartar la vista de la carretera. «El plazo es relativamente corto. El próximo año esta solución se podrá empezar a implantar. A medio plazo se continúa trabajando para los niveles 4 y 5, que responden a requisitos mucho más exigentes. Tal vez en un plazo de cuatro o cinco años también se puedan implantar en vehículos de mercado que apunte a un nivel 4 [el coche puede tomar el control total]», subraya la directiva.
Pero para ver coches totalmente autónomos circulando por las carreteras de manera masiva habrá que esperar. Porque, aunque la tecnología de los fabricantes esté lista, aún habrá que disponer de una normativa y unas infraestrucutras adecuadas.
«Castilla y León se afianza como un polo y un referente tecnológico en el desarrollo de tecnologías clave para la conducción autónoma y el coche conectado», apunta Gutiérrez. «La proyección comercial resulta muy interesante para una empresa como GMV y también para Castilla y León, en la medida que contribuye a la excelencia, la atracción de talento y la creación de empleo».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión