Castilla y León sigue firme en Pisa y destaca en equidad entre educación pública y concertada

«Castilla y León sigue ocupando lugar preeminente en España, es la única comunidad autónoma que aparece entre los tres primeros en las dos pruebas evaluadas», explicaba la consejera, Rocío Lucas. «Son unos resultados de los que la comunidad educativa de Castilla y León puede sentirse legítimamente orgullosa». Y es que Castilla y León es segunda en Matemáticas y en Ciencias, pero por detrás de Navarra en la primera y de Galicia en la segunda. Apenas hay tres décimas, a pesar del redondeo, entre los navarros y los castellanos y leoneses. Y el resultado respecto a Galicia es de 510 a 501.La tercera, Asturias, ya está por debajo de la barrera de los 500 puntos (496). Ocurre que ni Navarra ni Galicia mantienen el podio en la otra materia analizada, por lo que Castilla y León ocupa una plata con baño dorado, en realidad.

En el conjunto internacional, los 502 puntos de Castilla y León la emparejan en matemáticas con Finlandia y otros representantes de la elite educativa mundial. Y respecto a ciencias, los 501 puntos son 11 más que la media de la Unión Europea y 18 puntos por encima de la media española.

Cifras contundentes que tienen un colofón en los añadidos del informe Pisa. En esos intríngulis que después de los datos principales comenzarán a desentrañarse poco a poco. Por ejemplo, en la equidad, que mide las diferencias de rendimiento de los alumnos de los centros públicos y de los concertados. «Mientras que en la mayoría de los países los de privados obtienen puntuación media más alta, en nuestra comunidad las diferencias son sensiblemente inferiores a la media española», señaló Rocío Lucas. La diferencia a favor de los privados es de 11 puntos en matemáticas y 7 en ciencias, algo que para la OCDE, promotora del informe, no es estadísticamente significativa. Quizá porque en España llega a alcanzar los 37 puntos en Madrid, por ejemplo, o los 40 en Navarra (ambos en matemáticas).

Y algo similar ocurre con el indicador que trata de percibir cuál es la exposición de los estudiantes al acoso escolar. «España es de los países con el índice más bajo de exposición al acoso y dentro de España, Extremadura y Castilla y León son las dos con menor índice», indicó la consejera.

O en género. Las alumnas obtienen resultados similares a los alumnos en las dos materias. 508-497 en Matemáticas para ellos y 505-497 en Ciencias, también para ellos. Pero es que las alumnas obtienen, con esas puntuaciones, mejores datos que los alumnos de la Unión Europea y de España. Un resultado en el que incidir ahora que se pretende incrementar el número de vocaciones científicas y técnicas en España en el sector femenino, más inclinado a la hora de matricularse en estudios superiores por las Ciencias de la Salud.

Satisfacción, por tanto, más allá de los datos puros del examen. Como en los que miden qué franja del alumnado se encuentra en los valores más bajos, donde la región obtiene resultados similares a Noruega o Suiza. Y viceversa, la franja de los mejores es tan ancha como la de Finlandia, por ejemplo. Lo que equivale a decir que Castilla y León se sitúa a la altura de los mejores. Dentro de España no hay color. Lidera la tasa de porcentaje de alumnado en los niveles bajos, con la más baja, y también la de estudiantes en niveles altos. Situaciones que se repiten en Matemáticas y en Ciencias.

La consejera agradeció los resultados a los docentes, «comprometidos y siempre en formación», a los estudiantes y a sus familias «por el esfuerzo» y a los miembros del anterior equipo de la Consejería, comenzando por Fernando Rey y acabando por algunos de los que continúan con su labor en el nuevo equipo.

En uno de los apartados despiezaditos del informe aparece la comparación entre los resultados del alumnado nativo con los inmigrantes de primera y segunda generación. En el caso de los inmigrantes de segunda generación, su nivel educativo es casi calcado al del alumnado nativo, 507-499 en matemáticas y 504-503 en ciencias. El de primera generación, que se enfrenta a las dificultades propias del idioma o la adaptación al nuevo contexto social y económico, logra 448 y 458 puntos en matemáticas y ciencias, lo que supone un peldaño más abajo pero lo sitúa a un nivel aceptable.