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Jesús Julio Carnero, a la derecha, este viernes con el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. EL NORTE

Carnero vuelve «a nacer» y envía su aliento a enfermos y sanitarios

El consejero evoca el sentido de la fraternidad y la alta cualificación de un personal médico que muchas veces procede del mundo rural

El Norte

Valladolid

Sábado, 8 de mayo 2021

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Jesús Julio Carnero, que continúa con su proceso de recuperación tras la infección de covid-19 por la que ha estado hospitalizado, ha difundido un mensaje de gratitud a todos los que le han ayudado a superar lo peor de su convalecencia. «Regreso de nuevo al Camino con una nueva oportunidad que me da la vida, que intentaré usar con responsabilidad y con la sabiduría de quien ha estado cerca del sueño eterno y sabe que no debemos malgastar el tiempo». El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural dedica también unas palabras «de aliento para los que están sufriendo y padeciendo», con el deseo de que su «ejemplo les pueda servir de estímulo».

Según relata el propio Carnero, el 2 de febrero ingresaba por covid en el Hospital Río Hortega de Valladolid. «Desde que había dado positivo, el 29 de enero, se había complicado con el desarrollo incipiente de una neumonía que, de pronto y en los siguientes días, dejó de serlo, para pasar a invadir con todo rigor y extensión mis pulmones, lo que dio lugar a que me trasladaran a la UCI. Han sido 80 días hospitalizado, de los cuales 61 los he 'pasado' en esa UCI, estando 35 días 'dormido', intubado».

El consejero manifiesta estar «tremenda y perpetuamente agradecido» al personal sanitario de Sacyl, empezando por su doctora de cabecera –«desde hace más de 25 años siempre cerca de mí cuando la necesito»– por la rapidez con que se percató «de que aquello podía perfectamente derivar de manera negativa».

También muestra su gratitud «a los neumólogos y cardiólogo, así como al resto del personal de los servicios de neumología y cardiología por haber diagnosticado que el ingreso hospitalario por sí no era suficiente y había que subir un escalón más». Y al equipo de la UCI de dicho hospital, por su «trabajo sabio, los desvelos y el cariño de todo el personal: jefe de servicio, médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, celadores, servicios de limpieza, peluquería, etc».

Números y dramas

Carnero destaca la «alta cualificación» de los sanitarios de la comunidad, que «no son personas venidas del más allá» sino «paisanos» que en no pocos casos proceden de pequeños municipios de Valladolid y de toda Castilla y León. «¿Quién puede hablar, a la vista de todo esto, de lugares vaciados cuando todos mantienen un nexo de unión único, verdadero y perpetuo con sus lugares de origen? ¿Por qué no le damos la vuelta a esto y pensamos que, precisamente y gracias al mundo rural, se está sustentando el urbano?», propone.

Para el político del PP, los dos ámbitos «son perfectamente complementarios» y el rural «no deja de ser el que alumbra la materia prima, las personas, que hacen que el otro, el urbano, sea próspero, dinámico y a la vez garante de que nuestros pueblos sigan con vida, para que nos puedan alimentar mediante la agricultura, la ganadería y la industria agroalimentaria». A cambio «debemos garantizarles una adecuada prestación de servicios esenciales, como los sanitarios, educativos, sociales, de transporte y de telecomunicaciones», expresa.

En el hospital, ha constatado cómo la covid no es un balance de números de infectados y altas hospitalarias, sino un mundo de dramas personales, individuales y familiares.«Cada persona no es un número, es una historia concreta y vivible», resume.

La vida como usufructo

Por otra parte, Carnero dice haber descubierto que la fraternidad, más allá de ser un concepto cristiano o un modelo de convivencia generalizado desde la Revolución Francesa, «nos conecta con la humanidad, con la esencia de qué somos», algo que «los sanitarios lo llevan en su ADN hasta sus últimas consecuencias con su arrojo, su valentía, su predisposición, su amor, en definitiva, al otro».

Sus reflexiones le llevan a plantear cómo «nunca reparamos en que la vida no nos pertenece». «Vivía al día. Pensaba que era dueño y señor de mi vida», continúa, cuando «si algo es la vida de cada uno es un usufructo». «Debemos vivirla en su plenitud (...) con responsabilidad hacia uno mismo y también hacia los demás».

Carnero, que recuerda que una cama de UCI cuesta más de 20.000 euros y para su mantenimiento hace falta «una Castilla y León próspera económicamente», concluye con palabras de gratitud para la Virgen de los Dolores de la Veracruz, agricultores, ganaderos, Opas, Urcacyl, Vitartis, empresas agrarias, alcaldes, compañeros de trabajo, representantes institucionales y políticos, medios de comunicación y en especial a su mujer, Rosa.

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