Armando Caballero: «Agricultores y ganaderos damos de comer a los lobos»
Recién elegido presidente, defiende que el sector agrario «ha evolucionado en los últimos años una barbaridad»
He aquí un enamorado del campo que ha forjado su carácter y modelado su personalidad pisando cada día del año la tierra, tratando de que ... dé los mejores frutos. Armando Caballero Vadillo (Alaejos, Valladolid, 47 años). Dotado de una tan inusual como didáctica vocación cooperativa, de la que hace gala allá por donde va, por donde habla y le escuchan, preside desde hace 15 años Cocetra (Cooperativa de Cereales del Trabancos, con 350 socios), es vicepresidente de Urcacyl y hace unas semanas ha sido elegido presidente de Herbáceos en Cooperativas Agroalimentarias de España.
–Siendo de Alaejos y de familia agraria, ¿el campo le llamaba?
–No. Mi padre siempre intentó que no me vinculase a la actividad agraria.
–Pero bueno, ¿y eso?
–Mi padre siempre tuvo muy claro que la agricultura es mucho de sacrificio, que trabajas mucho y no obtienes las recompensas esperadas. Pero, la verdad, es que a mí me gustaba mucho y, al final, determiné venir al campo.
–Si un día sus hijas le dijeran que quieren dedicare al sector agrario, ¿cómo reaccionaría?
–Bien. Y si ellas no quisieran dedicarse a esto al cien por cien, como hago yo, sí me gustaría que al menos le hicieran un seguimiento. Que, de momento, lo hacen. Son muy buenas estudiantes, gracias a Dios, pero eso no quita para que sepan dónde están sembradas las patatas, la remolacha, el viñedo, si está todo bien... ¡Se vienen conmigo alguna vez al campo para verlo 'in situ'!
–Del agricultor castellano siempre se ha destacado el carácter individualista. A estas alturas del siglo XXI y dada su experiencia, ¿lo del individualismo es ya leyenda urbana?
–¡Todavía continúa! Y el trabajo de las cooperativas es donde se tiene que ver que asociarse tiene un beneficio. Esto a las cooperativas nos obliga a no dormirnos en los laureles y a estar a la última porque hay mucha competencia de sectores de cerealistas y de abonos.
–¿La cooperativa es la única salida con sentido que hoy tiene el agro de Castilla y León?
–Claro que sí, porque es la manera más natural de comercialización. Las cooperativas lo único que buscamos es que la rentabilidad de las explotaciones sea viable para que esto vaya en aumento y todos crezcamos año a año.
–En su explotación agraria tiene una media anual de 16 cultivos distintos; preside Cocetra, con 350 socios; es vicepresidente de Urcacyl, ¿cómo gestiona el tiempo para que, encima, pueda presidir los próximos cuatro años Herbáceos en Cooperativas Agroalimentarias de España?
–Ahí la que más sufre, por desgracia, es mi familia, ya que dejo de pasar mucho tiempo con ellos.
–¿Y le merece la pena?
–Si me hace así la pregunta a lo mejor le tengo que decir que no.
–¿Y cómo se la tendría que hacer?
–A ver, al final esto es un compromiso que adquiere uno con otro y con otro y, al final, es una cosa tras otra: con 33 años, me llamaron y me ofrecieron presidir Cocetra, y les dije que si tenía el apoyo de la gente que lo decía, pues que adelante, porque era un reto para mí. Entrar en Urcacyl, como Cocetra forma parte de Urcacyl pues estaba claro... Y lo de presidir Herbáceos viene de que somos la federación más representativa de España y, por ello, deberíamos tener la presidencia nacional; recibí el apoyo de otras federaciones y ahí estamos.
«Si a día de hoy me quitaran la señal de GPS, saldría al campo, pero me costaría trabajarlo»
ARMANDO CABALLERO
–Pero usted no vive de presidir Cocetra, ni de ser vicepresidente de Urcacyl, ni lo va a hacer ahora de ser presidente de Herbáceos en España... No recibe ningún sueldo por esas tareas.
–No se recibe paga a cambio.
–¿Y es posible hacer cosas como esas sin tener sueldo por ello?
–¡Claro que se pueden hacer sin cobrar sueldo! Lo que sucede es que muchas veces en la agricultura no sabemos ver que el que dedica el tiempo a trabajar para los demás debería estar remunerado, pero como eso es un pensamiento que queda en eso, en pensamiento, tampoco es una cosa que me preocupe ni me lleve más allá. Esto es así y el día que tenga que dejarlo, lo haré y ya está.
–¿Hoy el agricultor es profeta en su tierra? Lo digo porque somos europeos, pero las decisiones agrarias de Europa nunca están exentas de polémica.
–Europa nos pone muchas cortapisas y quiere que todos los alimentos que produzcamos sean buenos, sanos y, encima, baratos, pero conseguir todas esas cosas es muy complicado. Luego, encima, un país como España que compra a nivel de cereales más de un 50% de lo que utilizamos y consumimos...
–¡¿Cómo? ¿Que España compra fuera más del 50% del cereal que consume?!
–Sí, sí. Somos grandes productores de piensos, cebamos muchos animales y lo necesitamos. Mucho cereal de ese que viene de Europa tiene las mismas restricciones que el de aquí, pero lo que viene de fuera de Europa no tiene nada que ver.
–Podría España producir parte de esa mitad que consume?
–No, no tenemos capacidad para ello. Lo que es verdad es que como nos están quitando muchos de los productos fitosanitarios y nos están haciendo regular todas las siembras sí que es verdad que muchas veces nos encontramos con una pared enfrente nuestro. Sí que es verdad que la Administración te intenta ayudar pero muchas veces lo que queremos es una libertad de poder hacer y deshacer en tu casa lo que quieras.
«Claro que se pueden hacer muchas cosas en el mundo cooperativo agrario sin cobrar sueldo. ¡Yo lo hago!»
ARMANDO CABALLERO
–¿Pero, entonces, no sigue vigente aquel dicho de que Castilla es el granero de España?
–Sí, sí, somos los mayores productores de cereales de España, por la extensión, ¿eh?, no por lo productivas que sean las tierras. Si va a Navarra, la producción es muy alta, pero es una zona pequeña; en Castilla y León la extensión le garantiza ser granero de España.
–¿Es optimista ante lo que vayan a decidir en Bruselas sobre la PAC o el futuro más inmediato para el sector pinta bastos?
–He de ser optimista. Lo que hacen allí me hace mover la cabeza en señal de duda, pero he de ser optimista. Aquí, para continuar al día en la agricultura las inversiones que se necesitan son bestiales, la maquinaria vale mucho dinero, igual que todo tipo de aperos, pero tengo que ser optimista. No puedes pararte, no te puedes anclar en el pasado; si te quedas atrás... ¡se te va todo!
–¿Sin una formación específica y especial es misión imposible dedicarse a la agricultura? Hay cabinas de tractores que parecen la de un reactor.
–Es así. Y, además, está cambiando hasta la visión cultural de lo que es el agricultor. Ahora mismo hay chavales que se incorporan a la agricultura que demuestran que están superpreparados: vienen con estudios. Ya no es el típico 'tuercebotas' de antes que venía y como no tenía otra cosa decía que se metía en el campo... No, no; hoy ya es otra cosa, todo lo contraria: la gente que se incorpora y se queda en el campo está superpreparada, con un gran futuro, con ambición, que la tienes que tener porque, si no, no prosperarías nunca en tu trabajo, con una formación que hace que cada jornada te tengas que poner al día de lo que hay. Ha evolucionado esto en los últimos años una barbaridad. Hemos pasado de tractores con palancas, que eran todos iguales desde hace cuarenta años, a las últimas innovaciones tecnológicas.
–Cuesta concebir ahora la tarea agrícola sin conectividad. Hay una dependencia de internet en el campo tanta o más alta que en la ciudad, ¿no?
–Si a día de hoy me quitaran la señal de GPS, no salgo al campo.
–No sea exagerado...
–Tal cual. Empecé con ello hace ocho o diez años. Al principio, con una señal débil. Ahora mismo tengo dos equipos de autoguía instalados en dos tractores que creo que si me tocase salir al campo sin ellos... Saldría, porque tendría que salir, pero me costaría.
–Si nuestros abuelos levantaran la cabeza...
–¡Buenooo! Dirían, ¡¿pero esto qué es?! Nada, nada, imposible...
–¿Se están cargando las tintas sobre las gentes del campo, como que tuvieran más responsabilidad que el resto a la hora de garantizar el futuro de los pueblos?
–Lo que crea y mantiene población en un pueblo es el trabajo. En Castilla, en un pueblo de los nuestros, ójala hubiese más industrias, se creasen nuevas, y ahora con todo esto del teletrabajo, que por cierto en algunos pueblos ya va entrando señal muy buena de banda ancha, ójala viniese más gente. Así a lo mejor la agricultura dejaría de estar en primer plano de la actividad económica rural. Pero a día de hoy, la agricultura y la ganadería son las que fijan población, pero población de verdad.
–¿Qué falla en la sociedad para que a muchos niños de ciudad haya que explicarles que la leche no sale del tetrabrick?
–Y a parte de eso, que piensen que los animales están explotados.
–¿Cómo que explotados?
–Hace años un familiar mío, de mi edad, que vive en Madrid, me llegó a decir que había visto vacas entre barrotes. Y, claro, le pregunté que si era en una cuadra. Al decirme que sí, le tuve que advertir que no estaban en una cárcel, sino estabuladas, preparadas para la comida y el ordeño. ¡Y me defendía que deberían estar libres por el campo! Tuve que explicarle que eso no era posible porque las parcelas tienen dueño... ¡Pues hasta esos extremos se llega hoy en día! Que te diga una cosa así alguien a sus cincuenta años... Y te preguntas al oír eso si somos extraterrestres o qué. Claro que a los niños de ciudad hay que explicarles y enseñarles qué es y qué se hace en el sector agrario: solo así el día de mañana podrán tener una visión adecuada de la realidad. Ahora mismo tenemos una polémica grandísima con esto de los lobos: ¡Pero si somos los agricultores y los ganaderos los que estamos dando de comer a los lobos!
«Muchas veces nos encontramos en el sector agrario con una pared enfrente»
ARMANDO CABALLERO
–Pues ahora sí que no se entiende la cosa...
–Tenemos claro que tiene que haber lobos, pero, hombre, vamos a controlarlo. Es que, si no, al final va a haber quince lobos y ninguna oveja y a esos quince lobos, ¿quién los dará de comer luego cuando falten ovejas? ¡Hombre, vamos a hablar todo un poco y vamos a regular! Los agricultores de regadío, por ejemplo, somos los más interesados en que haya agua; no solo este año, si no el que viene, y el siguiente. Vamos pues a hacerlo bien. Nos dicen que otro peligro grande que hay son los nitratos...
–Una interminable relación...
–También. Y que quede claro que los agricultores somos los más interesados en hacerlo bien, en tirar solo lo que haya que tirar, en no tirar más nitrato de lo necesario porque va en nuestra contra hasta a la hora de gastar más dinero, pero, hombre, vamos a ponernos todos de acuerdo y vamos a marcar unas directrices, pero unas directrices lógicas, no que sean superrectrictivas y restringidas hasta el extremo de llevarte a abandonar la profesión.
–¿Qué falla para que eso que pide no se haga?
–Es educación y cultura. Se ha perdido el respeto por el campo. En las colzas, cuando están florecidas, que se muestran preciosas, la gente se para y se hace fotos. Hace unos días, una mujer que estaba haciendo fotos a sus niñas en una me preguntó que qué eran esas flores. Le contesté que colza y me saltó que era veneno. Se acordaba de cuando lo del aceite de colza.. ¡Pero cómo va a ser veneno ahora la colza! Pues ya ve, de esas cosas se acuerdan los que no están en el campo.
–¿Qué falla y qué ha hecho mal la sociedad para que haya que tenido que venir una pandemia planetaria a recordar que gracias a los agricultores y los ganaderos hay comida en las mesas de las casas?
–Nos pusieron como gente indispensable y es verdad que no hemos tenido ningún corte de suministro, gracias a Dios, a la hora de trabajar el año pasado pero tampoco hay que elevarnos a héroes, porque no lo somos. Los agricultores y los ganaderos venimos a hacer nuestro trabajo todos los días, como lo hemos hecho siempre, haciendo lo mismo que venimos haciendo año a año. Lo que pasa es que este año se ha visto y otros años, no.
–Menos es nada...
–Ya, pero algunos pensaban antes que el trigo crecía porque sí y que las tierras estaban limpias y aradas porque lo hacía la propia naturaleza, cuando están como están de bien porque lo activan los agricultores. Y, ojo, que también hay subsectores en el campo que con la pandemia lo pasan igual de mal que muchos de las ciudades. Por ejemplo, ganaderos de leche y sobe todo de carne que con el cierre del Canal Horeca han visto mermadas sus ventas y sobre todo los viticultores y bodegas, que cuando no hay eventos ni celebraciones y los bares están cerrados a ver dónde se van a consumir sus vinos.
«¡Pero si somos los agricultores y los ganaderos los que estamos dando de comer a los lobos!»
ARMANDO CABALLERO
–¿Se le ha pasado ya por la cabeza en estas semanas que lleva de presidente de Herbáceos de Cooperativas Agroalimentarias de España la pregunta 'Para qué me habré metido en este fregado'?
–Ha pasado poco tiempo, jejeje. Cuando me hicieron hace muchos años presidente de la Cooperativa Cocetra, un amigo que no pudo acudir a la asamblea por encontrarse trabajando, al enterarse me llamó y me dio como consejo que al día siguiente madrugara y dimitiera porque iba a tener muchos problemas que hasta ese momento no tenía.
–¿Y los ha tenido? ¿Los tiene?
–La verdad es que sí tienes problemas, pero también muchas satisfacciones porque lo que hago es algo muy relacionado con mi trabajo y este trabajo es el que más me gusta .
–Agricultor, presidente de cooperativa agraria, vicepresidente regional de cooperativas, presidente nacional de Herbáceos... ¿Tiene ya claro qué quiere ser de mayor?
–Mayor. Y seguir siendo agricultor y padre de familia. No tengo ninguna pretensión, porque todos los cargos que me dan no tienen sueldo; seguramente me tocan por eso.
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