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Rodrigo Pascual junto a una compañera en el pasillo del hospital.
Coronavirus Burgos: Rodrigo Pascual: «El hospital se va llenando en escalada y muchos tememos volver a la situación de marzo»

Rodrigo Pascual: «El hospital se va llenando en escalada y muchos tememos volver a la situación de marzo»

El enfermero, entró a reforzar la UCI extendida del HUBU el 24 de marzo y solo espera que no se repita lo que vivió durante los meses más crudos de la pandemia

Gloria Díez

Burgos

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Lunes, 28 de septiembre 2020, 18:56

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«Cuando me fui de vacaciones en agosto dejé el hospital con diez personas en planta y cuatro en la UCI, a la vuelta de una semana cuando volví, teníamos más de 40 en planta y diez en críticos». El enfermero burgalés Rodrigo Pascual solo tiene 24 años, pero conoce muy de cerca las consecuencias de la covid-19. Entró a reforzar la UCI del Hospital Universitario de Burgos el pasado 24 de marzo y entonces no podía imaginar lo desbordada que estaba la situación, aunque se lo hubiesen explicado. Hoy, en plena segunda oleada, tanto él como sus compañeros temen que vuelva a repetirse aquella «avalancha» de enfermos con coronavirus.

«El hospital se va llenando en escalada y muchos creemos que volveremos a lo mismo que en marzo», sobre los meses más negros de la crisis afirma: «aquello nos destrozó, sobrepasaría a cualquiera y los trabajadores llorábamos mucho», confiesa Pascual. Aún así señala que el HUBU es una infraestructura «increíble» y que dispone de material, solo que para habilitar un espacio como UCI, «hace falta más personal y una dotación que se quedó corta debido a la emergencia». Por este motivo, explica que ahora están más preparados intentando «adelantarse al virus» y que REA y URPA, donde él trabaja, están habilitadas en caso de tener que utilizarlas de nuevo.

«Cuando llegué me enviaron a REA, que estaba funcionado como UCI extendida porque las unidades de críticos del HUBU estaban llenas·», recuerda. «Donde yo estaba había 11 pacientes y en la URPA otros 17. Estaba todo lleno y yo entré nervioso poque nunca había trabajado en una UCI y fue llegar, ponerme el EPI y ver un escenario parecido al de un hospital de guerra», rememora Pascual.

A pesar de su vocación y de su formación, los meses que ha vivido en primera línea con los pacientes más graves de covid le han marcado, «tratar a un enfermo crítico es difícil siempre y aquí eran decenas que empeoraban en cuestión de segundos», explica. La dificultad añadida es la de pasar tantas horas con el EPI, «con el traje de protección se suda muchísimo y mientras lo llevas puesto no puedes ir al servicio ni beber agua, nada, la pantalla se empaña y es complicado ver bien, es muy agobiante», asegura.

Como enfermero considera que la gente de la calle «debería haber visto cómo hemos estado en los hospitales, cómo estaban los enfermos y cómo hemos trabajado pero, a veces, aunque se lo cuentes, algunos no se lo creen y piensan que exageras, porque cada uno prefiere quedarse con su realidad y pensar que no pasa nada», recalca. «De verdad que si supieran lo que hemos pasado, lo destrozados que hemos estado, no se la jugarían tanto», insiste.

En estos momentos, la UCI del HUBU cuenta con diez pacientes en la unidad de críticos y con 42 en planta, pero Pascual acude a trabajar cada día sin saber «si habrán llegado enfermos covid a REA, no sabemos qué nos vamos a encontrar». Durante esta segunda ola, también están entrando por Urgencias personas jóvenes «de 30 o 40 años» con neumonías e insuficiencia respiratoria, «en planta hay pacientes de entre 30 y 90 años ingresadas, no sabemos todavía por qué a unos les ataca más y a otros menos, así que hay que tener cuidado».

Si tuviera que quedarse con algo positivo de lo que ha vivido con la crisis de la covid, no duda en exclamar que ha sido «el compañerismo» entre el personal sanitario y la implicación de «supervisores, veteranos y novatos». «Allí estábamos todos a una, una piña, un equipo trabajando para que saliera adelante y apoyándonos, porque sabíamos que en algún momento pasaría». Ahora solo espera no tener que revivir la situación por la que pasaron en marzo y abril aunque, si volviera a ocurrir, estarían «al pie del cañón», haciendo todo lo posible para hacerle frente.

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