«Quien decide en función de los intereses del partido no lo hace según los intereses del ciudadano»
JESÚS MANUEL SÁNCHEZ CABRERA, ALCALDE DE ÁVILA ·
Llegó a la Alcaldía tras ver relegada su candidatura por orden del partido, entonces el PP, y decidir afiliarse a la formación territorialistaJesús Manuel Sánchez (Ávila, 1982) tiene el trato fácil de quien comenzó en la banca en una sucursal de pueblo, del que está habituado a ... tocar el claxon al llegar a Burgohondo, por ejemplo, para anunciar que ha venido el del banco, como viene el del pan o el de la fruta a la España vaciada. Exiliado del PP cuando intentaron imponer otra candidata a la Alcaldía de Ávila, hoy dirige el día a día de la capital bajo las siglas de Por Ávila.
-Pasa algo extraño en Castilla y León. De pronto, tenemos el Ayuntamiento de Zamora gobernado por IU con mayoría absoluta y el de Ávila, 28 años del PP, con Por Ávila, surgido del propio PP. Están cambiando cosas y muy rápido.
-La política la hacemos las personas, no los partidos. Los partidos son la herramienta para canalizar la participación política. Y en la política local se vlaora mucho a las personas, la implicación que tienen, los objetivos y la cercanía para poder escuchar las necesidades de los vecinos. Eso prima y hace que haya situaicones en las que los grandes partidos no consigan alcaldías porque las consigan las personas independientemente de las siglas por las que se presenten.
-Esa cercanía, ¿la han perdido los grandes partidos?
-La clase política está muy denostada. Por los debates, que muchas veces son absurdos y están fuera de la actualidad y de las necesidades de los vecinos. Por eso el distanciamiento con la ciudadanía, el hartazgo. Continuamente estamos viendo en los medios casos de corrupción, de transfuguismo, circunstancias ajenas a la vida real, y eso marca una distancia con el ciudadano.
-Estos fichajes y movimientos que se están produciendo, como el de Fran Hervías por el PP, o enviar a un ministro o a un vicepresidente como candidato autonómico… Quizá ahora chirrían más.
-Es un error. Creo que las personas tienen que estar donde deben estar en cada momento por la valía y por la vocación de servicio que tengan a los demás desde ese cargo. No porque el aparato del partido en Madrid o Valladolid considere que deba ser uno u otro. Lo mejor es escuchar a la ciudadanía y ver quién puede servir mejor a los ciudadanos en ese lugar y ahí es donde se tiene que tomar la decisión. Que emane desde abajo y no desde arriba. Ese es el gran error de los grandes partidos, que los aparatos se empoderan en Madrid o en Valladolid y dirigen a las cúpulas provinciales y municipales. Y se equivocan. Porque el distanciamiento con la realidad y con los problemas que tienen los vecinos hace que pierdan ese contacto con la ciudadanía.
-Usted padeció esa manera de actuar de las cúpulas y se rebeló. Y demostró que algo no estaba funcionando.
-Hacía tiempo que venía teniendo un distanciamiento con el aparato del partido. No entiendo cómo se pueden tomar decisiones en Madrid o en Valladolid con respecto a municipios, a la política municipal, a la provincia. La clave es escuchar a quien está al pie del terreno, de calle. Porque ese tiene menos posibilidades de equivocarse. Quien toma decisiones en función de los intereses del partido no las toma en función de los intereses del ciudadano. Muchas veces los intereses de los partidos no pasan por el mismo puente que los intereses de los vecinos. Ese fue el motivo por el que abandoné las siglas del PP, porque ya no era la herramienta que me servía para canalizar mi participación política. Las imposiciones desde la calle Génova o desde María de Molina no se correspondían con la realidad de lo que necesita Ávila. Han sido muchos años en los que el PP de Ávila ha tenido que doblegarse a las decisiones de la Nacional y de la Regional y eso ha llevado a que sea una de las provincias olvidadas de España. Por eso consideré que debía marcharme, dejar esas siglas y pasarme a unas siglas independientes, que antepusieran los intereses de los abulenses a los de los partidos. Nadie nos viene a decir desde Valladolid o desde Madrid lo que tenemos que hacer en Ávila. Quienes nos dicen lo que tenemos que hacer en Ávila son los abulenses.
«Parece que medran más los amiguismos que la meritocracia»
-Ese movimiento me da la sensación de que se va a replicar. He oído esas mismas quejas de provincia olvidada en Zamora, en Soria, en León… Empieza a no ser un hecho aislado.
-Esto tiene que hacer reflexionar a los grandes partidos, a los que han gobernado tanto en España como en el Ejecutivo de Castilla y León. ¿Por qué esta sensación de abandono de las provincias periféricas o de provincias con poca población? Porque no se han hecho políticas de asentamiento en el mundo rural. No se han hecho políticas pensando en todos los territorios. Se ha ido a lo fácil. A concentrar todo en las grandes urbes. En las capitales. Hablamos de Madrid, de Valladolid, de provincias como León, como Burgos. Ahora nos rasgamos las vestiduras y hablamos de despoblación, de la España vaciada. ¡Qué mejor política de repoblación que el empleo! ¿Por qué no se apuesta por el empleo en el mundo rural? ¿Por qué no se toman decisiones a nivel del Estado, de comunidad autónoma, de asentamiento de grandes empresas, con bonificaciones especiales, en las distintas comarcas de Castilla y León? De modo que en cada comarca haya una gran empresa que lleve a cabo su actividad y genere empleo en la zona, asentamiento en los pueblos. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué no pensamos un poco en vertebrar toda la comunidad autónoma con buenas vías de comunicación? Esa es la clave.
-Se replica el modelo de España, con Madrid como una fuerza que concentra actividad económica y, cuanta más concentra, más atrae.
-Efectivamente. Y lo que parecía una ventaja, estar cerca de Madrid, se convirtió en una desventaja. Arrastró a los abulenses hacia la capital de España, por eso tenemos hoy más abulenses viviendo en Madrid que en la ciudad o en la provincia de Ávila. Por eso Madrid tiene esos problemas de masificación, de comunicaciones porque no pueden dar servicio a todos los vecinos. Por eso durante la pandemia aparece una oportunidad muy buena de vivir en Ávila y trabajar en Madrid. Pero para eso necesitamos buenas vías de comunicación. Una red de ferrocarril que nos conecte con Madrid en una hora u hora y cuarto. No podemos tardar más de lo que tardábamos hace veinte años. No podemos pagar un peaje como el que tenemos que pagar cuando hay otros territorios que están igual de cerca y no lo tienen. Son barreras que hacen que no seamos igual de competitivos que otras provincias limítrofes con la capital de España.
-Hay quien dice que incluso en las Cortes falta gente con más gestión diaria a otros niveles. Con más 'calle', por decirlo asi.
-A todos los políticos les recomendaría que para comenzar su carrera política fueran concejales en el pueblo más pequeño. Y a partir de ahí que empiecen a subir. Que sean alcaldes, luego diputados provinciales, procuradores… Y si tienen que llegar a ser presidente del Gobierno, que lo sean. La experiencia es muy importante. Y saber la realidad, lo que ocurre en el terruño. Los problemas que tienen los vecinos. Ahora parece que la mensajería está mejorando, pero en el mundo rural no llegaba como en las ciudades. La Junta tiene un reto apasionante por delante para vertebrar el territorio.
-La carrera política, lo ha vivido desde Nuevas Generaciones, no permite esa vía muchas veces. Dentro de los partidos se han creado estructuras que hacen difícil esa cercanía.
-Parece que medran más los amiguismos que la meritocracia. La meritocracia es importante. La gente tiene que medrar por mérito propio, no por tener un amigo, ser conocido y demás. Es verdad que en los grandes partidos pasa habitualmente eso. Me formé en Nuevas Generaciones, conocí mucha gente, intercambié muchas amistades, que sigo manteniendo y están aún en la política activa y en el primer nivel y es una buena escuela de formación. Luego comencé en mi pueblo, Padiernos, como concejal, con 250 habitantes, bregando en el día a día. Con la desbrozadora, limpiando las calles… Porque allí no hay personal municipal. Solo hay un alguacil y los demás tenemos que bregar con lo que hay. Después los alcaldes y concejales me eligieron para ser su diputado provincial, en contra del criterio del partido. Eso viene a refrendar que cuando se deciden las cosas desde arriba no coinciden con la realidad, con lo que opina quien está al pie del terreno. Esa oportunidad que me dieron fue única. Nunca les podré devolver todo el agradecimiento. Estuve como diputado ocho años, de los que cuatro fui presidente de la Diputación y eso me permitió conocer de cerca las necesidades de todos los rincones de la provincia. Con alcaldes, concejales, pero también con empresarios. Gente que está luchando para generar empleo en el mundo rural. Gente que se queja porque todavía no hay cobertura de móvil en su pueblo, aunque parezca increíble. Hice kilómetros y kilómetros visitando todos y cada uno de los 248 pueblos de la provincia de Ávila cuando fui presidente de la Diputación. Y aprendí muchísimo de todas sus gentes. Y de quien más, de la gente que está en el campo, que te cuenta lo que está pasando, por qué se ha despoblado su pueblo. Y te aportan ideas para poder defenderlo y decirlo públicamente. Los designios de la vida decidieron que mis vecinos quisieran que fuera el alcalde de Ávila, una ciudad que se ha quedado en el pasado, que está falta de modernización y que necesita oportunidades. De empresas, de empleo que dé la posibilidad de que los jóvenes se puedan quedar. Los de mi generación prácticamente no queda ni uno. Luego llega Nochebuena y te los encuentras por la calle, a todos los que iban a clase contigo en el instituto y que están en Valladolid, en Madrid, en distintos países de la Unión Europea, porque han tenido que ganarse los garbanzos fuera.
«Toman las decisiones desde Madrid y las imponen en los territorios. Están acosando a un presidente regional elegido por los afiliados, como Fernández Mañueco»
-Me llama la atención lo de los 248 municipios, los 2.248, que ha citado con tanta precisión. Los nuevos partidos parecen tener un perfil más urbanita. El propio vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, redondeó en un par de ruedas de prensa a los «tres mil municipios».
-Cuando estás en contacto, conoces el territorio, conoces la realidad. Asistes a muchas reuniones en las que aprendes. He tenido la oportunidad en muchos años de conocer toda Castilla y León, a gente de todas las provincias, que tienen muchos los mismos problemas que tiene la provincia de Ávila. Porque igual que Madrid ejerce una fuerza centrípeta sobre el resto de España, ha pasado en Castilla y León. Todas las provincias periféricas tenemos un problema importante de despoblación y de oportunidades.
-¿Se ha reconciliado ya con el PP, con Pablo Casado? ¿Cómo ha evolucionado la relación?
-Ahora, por el cargo que ostenta Pablo Casado, no tenemos una relación porque no nos vemos habitualmente, pero hemos coincidido en varias ocasiones y tenemos una relación personal de cordialidad. Y tengo muy buena relación con Casado porque nos conocemos desde la época de Nuevas Generaciones. Creo que es una persona que quiere hacer bien las cosas, que quiere trabajar por España, independientemente de que coincida o no con la manera de hacer las cosas dentro del partido. Creo que se están equivocando. Toman las decisiones desde Madrid y las imponen en los territorios. Estamos viendo cómo están acosando a un presidente regional elegido por los afiliados del PP de Castilla y León, como Alfonso Fernández Mañueco. Estamos viendo cómo se inmiscuyen en las asambleas autonómicas, ponen y quitan candidatos en contra de los criterios de las provinciales… Eso es equivocado. Tienes que escuchar, entender el porqué, dedicarle mucho tiempo, patear. Y ahí Pablo Casado no es que falle él, es que falla la estructura de partido, que no lo está haciendo bien. Pero no le guardo rencor al PP. La relación que tengo con muchos de sus dirigentes es de amistad, de cordialidad. Y eso va a seguir siendo así, independientemente de que coincidamos en la manera de hacer determinadas políticas. Por ejemplo, el procurador de Por Ávila en las Cortes entendió que había un cambio en la política regional de Fernández Mañueco, que ha entendido que Ávila necesitaba determinadas inversiones extraordinarias que se han recogido en los presupuestos de 2021. Como el Plan Territorial de Fomento, que abre muchas oportunidades para nuestra tierra. Hemos conseguido que entienda que el Hospital de Sonsoles necesita un helipuerto. Se han recogido inversiones que hasta ahora eran necesidades que se reivindicaban a los gobiernos de Herrera y que nunca se habían recogido. No son suficientes, pero entendimos que debíamos apoyar los mejores presupuestos de la Junta para Ávila en muchos años. Ahora no sabemos qué estabilidad tendrá el Gobierno de Castilla y León con la marcha de esa procuradora de Ciudadanos, y desde Por Ávila estamos abiertos a colaborar con el Gobierno para dar estabilidad, pero siempre a cambio de nuevas inversiones para la provincia de Ávila.
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