El Ejército recibe con 21 salvas la llegada del Rey a la Plaza Mayor

Disponían de 52 segundos, la duración del Himno Nacional, para disparar las 21 salvas en honor a su Majestad el Rey, y cumplieron con su cometido pese a que, tal y como explicó después el brigada Mauro Calvo García, se habían «interrumpido dos piezas».

Calvo, junto a los otros 32 integrantes del RACA 63 del Mando de Artillería de Campaña de León, hicieron posible que los seis cañones obuses 105/14 repartidos por La Rosaleda recibieran con honores la llegada de Don Juan Carlos a la Plaza Mayor de Valladolid. «Un auténtico privilegio dijo, porque para cualquiera de nosotros rendir honores al jefe de las Fuerzas Armadas es el mayor orgullo».

Un centenar de personas presenciaron la humareda y oyeron el estruendo provocado por los 21 cañonazos, que comenzaron a rugir a las 12:04 horas, justo en el momento en los Reyes de España y los Príncipes de Asturias, escuchaban desde el palco presidencial los primeros compases del himno. Calvo García recibió la orden por el transmisor militar y se la trasladó de inmediato a sus hombres. «No podíamos acercarnos más a la Plaza Mayor porque habríamos puesto en peligro los cristales de las viviendas», explicó al concluir el acto, y momentos antes de pedir al grupo que mostrara el armamento a los presentes y respondiera a las curiosas preguntas de los más pequeños.

Las 21 salvas de honor tienen un origen naval. Cuando un buque de guerra llegaba a puerto, como medida de seguridad y de buena voluntad, disparaba sus cañones para que en destino supieran que atracaría con el armamento descargado. Luego, la costumbre hizo que las salvas se tomaran como una rendición de honores y fueron adoptadas como un saludo ceremonial de protocolo en prácticamente todos los países. 21 son las que se tributan siempre al Jefe del Estado.