Borrar
Con 8 años, le encanta la astronomía y las matemáticas./ H. SASTRE
BURGOS

Cuando la inteligencia es un lastre

Colectivos de padres de superdotados y con altas capacidades luchan contra los tópicos que rodean a estos niños y para conseguir una atención especializada

ROSALÍA SANTAOLALLA

Lunes, 9 de noviembre 2009, 02:07

Cuando la profesora recogió los resúmenes del 'Don Juan Tenorio' que había encargado a la clase, reparó en uno de ellos: estaba escrito en verso. Era el de Ana, la misma que, en los últimos años, llegaba al pupitre como si fuera a sentarse en una cama de pinchos, a la que el aburrimiento le desviaba la vista hacia las ventanas, la que el año anterior suspendió seis asignaturas. Si Ana encontró una vía de respiro en clase fue porque una psicóloga y una profesora del colegio burgalés en el que estudia repararon en lo que después se confirmó: Ana es superdotada.

Las cifras varían dependiendo de dónde provengan, pero la estadística más citada señala que 5 de cada 100 niños se pueden incluir en el grupo de las Altas Capacidades, que incluye superdotados, precoces y talentosos. En Castilla y León hay 386 niños con altas capacidades reconocidos por la administración educativa, que este curso atiende a una población escolar de 353.000 alumnos. Redondeando, poco más del 1 por 1.000, debido entre otras cosas a la dificultad que existe para diagnosticar estos casos. Cada uno es distinto a otro, no sólo por la diferencia entre las capacidades y talentos de cada niño. También hay que tener en cuenta su situación familiar, sus habilidades sociales y su adaptación en el medio escolar. En algunas ocasiones, son los padres los que no han reparado en la particularidad de sus hijos y, en otras, son los profesores los que no han detectado que un alumno pueda tener altas capacidades.

Diagnósticos equivocados

Hay casos de superdotados que se han pasado su vida escolar metidos en el «saco de los vagos», o camuflados en diagnósticos equivocados, como el déficit de atención. La imagen errónea que se tiene de los superdotados, talentosos o precoces no cuadra con las malas notas, así que no es raro ver que a un diagnóstico tardío le acompaña una cara de incredulidad, como le ocurrió a Ana. Pero lo cierto es que un alto porcentaje de estos chavales están en riesgo de fracaso escolar. Según los datos que aporta el viceconsejero de Educación, Fernando Sánchez-Pascuala, entre el 30 y el 50% de los alumnos con altas capacidades ha presentado problemas de rendimiento escolar, «sobre todo relacionado con el momento en que es detectado».

El diagnóstico, según reconoce, «no es fácil», porque cada caso es único. Pueden ser niños de inteligencia precoz, con algún talento o, en el caso de los superdotados, con una discronía o desajuste que hace que su edad mental y cronológica sean distintas, lo que puede condicionar su rendimiento escolar y su adaptación social. Y no es tan sencillo detectarlo. El propio Sánchez-Pascuala relata que, trabajando como pedagogo en un centro de educación especial para niños con discapacidad intelectual, en los años 80, llegó a diagnosticar a un niño superdotado. «Lo cierto es que era un chico complejo y parecía que tenía justo lo contrario a lo que tenía», explica.

Y como las etiquetas, por bonitas que puedan parecer, se quedan colgando, muchos padres mantienen en secreto la condición de sus hijos para no condicionar su vida social y escolar. La mayoría de las familias consultadas no han permitido fotografías por miedo a dar pistas sobre la identidad de sus hijos. La razón es que sus compañeros, o incluso su entorno familiar, no conocen que tienen altas capacidades. «La gente tiene muchos prejuicios, cuando les dices que tu hijo tiene altas capacidades se piensan que es un pequeño Einstein que resuelve operaciones, pero son niños que quieren ser normales y felices», explica Ana Manuela Ramos, presidenta de la Asociación Castellano y Leonesa para las Altas Capacidades (Acylac), que destaca que este colectivo infantil y juvenil es más susceptible al acoso escolar, entre otros problemas.

Ramos relata que su hijo, al igual que otros como él, se aburre en clase porque el sistema educativo aún se basa mucho en la repetición de conceptos. El niño fue diagnosticado y recibe atención, pero aún así sufre ansiedad, generada entre otras cosas por la incomprensión de sus compañeros hacia su forma de expresarse, distinta de la de los niños de su edad.

Parecía «marciana»

Rosa María Martín, presidenta de la Asociación Burgalesa para la Infancia y Juventud con Altas Capacidades Alcíone, recuerda que su hija Gadea decía cosas a los tres años que le hacían parecer «marciana». El suyo es un caso de superdotada integrada en el sistema educativo, con amigas, buenas notas, encantada de poder «aprenderlo todo» y que ha sido promocionada a un curso superior, una medida que no se aconseja en todos los casos. Para decidirlo, el equipo de orientación analiza también la madurez social y personal y la flexibilización se acuerda con los padres. De los 386 alumnos con Altas Capacidades, han flexibilizado -saltado de curso- 128.

La Asociación Burgalesa y la Castellano y Leonesa se han creado, de forma casi paralela, en los últimos meses. Agrupan a unas cincuenta familias, menos la provincia de Soria, sin adhesiones por el momento, algo que atribuyen a la cercanía de Soria a Aragón, donde funciona la asociación Sin Límites. Luchan contra los estereotipos con los que se asocia al colectivo, tratan de fomentar la cooperación entre las familias y proporcionan información a padres y madres. «Los padres a veces necesitarán orientación y apoyo para responder a las necesidades de su hijo, que no les importe acudir a profesionales», aconseja la especialista Marcela Palazuelo, de la Universidad de Valladolid, cuyo departamento de Psicología trabaja en programas de enriquecimiento para estos alumnos, a través del Grupo de Investigación en Excelencia de Castilla y León. También tratan de conseguir una atención especializada y pública para sus hijos, que en muchos casos reciben formación de refuerzo a través de centros privados, como el centro de Altas Capacidades Huerta del Rey de Valladolid. Uno de los objetivos de Acylac es que en Castilla y León se programen actividades gratuitas de enriquecimiento para los niños con Altas Capacidades, que sí se ofrecen en otras regiones como Madrid.

El cauce habitual para unos padres que sospechen que su hijo puede tener Altas Capacidades es ponerlo en conocimiento de los tutores para que, si éste está de acuerdo, se ponga en marcha el equipo de orientación del centro escolar, que determinará mediante diversas pruebas si el alumno está dentro del grupo de Altas Capacidades. El sistema educativo de la región cuenta con la posibilidad de un «programa de enriquecimiento curricular». La Junta también mantiene acuerdos para actividades como las del proyecto de educación matemática Estalmat. Fernando Sánchez-Pascuala reconoce, no obstante, que los recursos son limitados para un sistema que tiene que atender «muchas necesidades». Los padres muestran su esperanza en que la LOE pueda solucionar la falta de atención especializada, ya que tiene como bandera la «atención a la diversidad».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Cuando la inteligencia es un lastre

Cuando la inteligencia es un lastre