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ÁNGEL DEL POZO
Miércoles, 8 de octubre 2008, 02:43
En algunas ocasiones la tradición atribuye hechos desconcertantes que engrandecen la ya pródiga vida de algunas personas. Este es el caso del beato Francisco de Jesús, natural de la localidad de Villamediana (Palencia), uno de los mártires de la Iglesia Católica, quien encontró la muerte en Japón, tras una vida dedicada al sacrificio y a evangelizar a los nativos del país del sol naciente.
Sobre este ilustre se comenta que en la casa donde nació se hallan unas misteriosas manchas de sangre, justo en la misma habitación y junto al camastro donde vio por primera vez la luz y que no corresponderían a otra cosa que a los restos del alumbramiento.
Este era mi objetivo, visitar la casa y arrojar luz sobre un enigma desconcertante y para ello, hemos puesto rumbo a la localidad palentina.
El edificio se halla en una situación de medio ruina que hace peligroso el tránsito por el mismo. Me comentan que la casa está en manos privadas, una lástima que el lugar donde nació y vivió este hijo predilecto del pueblo y co-patrono, junto a Santo Tomás de Aquino del bello municipio, no haya sido conservado y restaurado por instituciones publicas.
Efectivamente pude observar unas manchas rojizas grandes dispersadas en una de las paredes de la habitación. Los años transcurridos indican algo extraño en su conservación pero es que además los vecinos de Villamediana aseguran que aunque se ha pintado varias veces la pared, las manchas vuelven a surgir como queriendo dar fe del lugar donde nació el beato. Tras recoger algunas muestras con el objetivo de analizar las mismas, emprendimos el viaje de regreso; pero antes de comentarles el resultado, permítanme realizar un recorrido por la sacrificada vida de este misterioso personaje.
Vida de Sacrificio
Desconocemos la fecha exacta de su nacimiento pero fue muy próxima al 2 de junio de 1590, día en que recibió las aguas del Bautismo. Así consta en su partida del Sacramento: «...Yo Diego de Corral, Cura, bauticé a Francisco, hijo de Pedro Terrero y de María Pérez su mujer; fue su padrino Francisco Terrero, clérigo, y por verdad lo firmo. Diósele por abogado a Santiago, y por verdad lo firmo.» También conocemos que perteneció a la Orden de los Agustinos Recoletos y que permaneció en el Convento vallisoletano con advocación a San Nicolás de Tolentino, que dio actual nombre a la famosa calle de Acera de Recoletos. Cuentan las crónicas que mereció entre sus hermanos el concepto de perfecto religioso y modelo en todo género de virtudes. Enterado de la gran necesidad que existía de religiosos para evangelizar en tierras asiáticas, emprendió rumbo con destino a México para arribar en Manila en el año de 1620. El objetivo era llegar a tierras japonesas, donde una feroz represión tenía lugar contra los cristianos, conocían que una vida de persecución y la casi segura muerte era lo que les esperaba por aquellos lares. Para poder desembarcar más fácilmente en el Japón se disfrazó en compañía de otros religiosos de comerciantes, tratando de sortear a herejes holandeses e ingleses que navegaban por aquellas aguas. La navegación fue larga y penosa, apunto estuvieron de morir ahogados tras una espantosa tormenta, fueron además acosados por corsarios chinos; pero el 14 de octubre de 1623 cumplieron el objetivo: Nagasaki. Se vieron obligados a retirarse de esta localidad japonesa, debido a la feroz persecución contra los misioneros de su Gobernador Figo.
Meses pasaron en la selva, donde se ocuparon del estudio de la lengua japonesa para posteriormente impartir las enseñanzas cristianas entre los nativos. La noche era su aliada, visitaban y animaban a los cristianos, les administraban sacramentos y exponiéndose a múltiples peligros, allá donde eran requeridos acudían prestos. Sería complicado enumerar los riesgos, trabajos, sacrificios que pasaron entre el hambre, la sed y el cansancio, pero una idea podemos hacernos del episodio cuando debido a la persecución, se refugió en una estrecha cueva a modo de sepultura, en la que permaneció 5 días sin comer, ni beber, ni ver la luz del día, hasta que pasado el peligro, pudo huir disfrazado de mujer. Según los cálculos de sus Superiores, se estima en 7.000 las personas que fueron bautizadas por este ilustre del municipio de Villamediana.
La suerte estaba echada y fue apresado el 18 de noviembre de 1626. Tras ser maltratado ferozmente por sus captores fue conducido a la cárcel de Omura el 10 de diciembre. Dos años permaneció en este lugar, recibiendo como ración diaria arroz cocido con un poco de agua y algún pescadillo.
El 25 de noviembre de 1631 fueron sentenciados a ser atormentados en las aguas hirvientes del Ungen. Cuentan testigos presenciales que fue introducido en las aguas hirvientes en siete ocasiones, no quedando parte de su cuerpo que no estuviera llagada por los efectos del abrasivo. Fue traslado a la cárcel de Nagasaki y el 3 de septiembre de 1632 fue quemado vivo. Y sus cenizas arrojadas a un lago para que nadie pudiera hacerse con reliquia alguna. Aseguran testigos presénciales que en ese momento se vio en el aire una gran luz sobre el lugar de su martirio y haber visto revolotear una ave blanca, semejante a una paloma sobre sus cabezas, mientras sus cuerpos eran consumidos por las llamas.
El beato Francisco de Jesús fue beatificado en Roma el 7 de julio de 1867 por el Papa Pío IX.
Ciencia y Tradición
Tras recorrer la sacrificada vida de este personaje, es conveniente afrontar los resultados de las muestras de las supuestas manchas de sangre. Me he puesto en contacto con especialistas en hematología. Se han realizado diversas pruebas, siendo este el procedimiento: 'la muestra se ha puesto en contacto con una disolución con suero salino fisiológico. Después de unas 8-10 horas en unos tubos, los sometimos a centrifugación y recuperamos el sobrenadante. Le hemos enfrentado a distintos antisueros Anti- A, Anti- B y Anti-AB, cada uno por separado y después de centrifugarlos se procedió a la lectura. De igual forma se procedió con el Anti- D, no encontrándose en ningún caso respuesta de ningún tipo. Por si acaso repetimos toda la tipificación ABO y Rh a otra técnica denominada Gel-Test, que es muy sensible, obteniendo igualmente respuesta nula. Nuestra conclusión fue que no había o no se detectaba sangre alguna'. Sólo quedaba saber qué tipo de sustancia podría ser, para ello me he dirigido a la Universidad de Valladolid, donde un experto en Química, me comentaba tras efectuar los correspondientes análisis: «Es una resina ámbar que se disuelve en componentes orgánicos que se aplicaba en las vigas de madera, de todas formas nunca había visto tal acumulación de resina». Así que ya lo ven esta vez la tradición no acertó.
castillaoculta@hotmail.com
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