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Traje espacial 'Apolo A7L', prototipo usado por Armstrong. / FOTOGRAFÍAS: GABRIEL VILLAMIL
Ingenio contra ingravidez
VIDA Y OCIO

Ingenio contra ingravidez

El Museo de la Ciencia de Valladolid celebra los cincuenta años de la carrera espacial con una exposición patrocinada por Caja de Burgos

V. M. NIÑO

Viernes, 5 de octubre 2007, 02:24

El fondo de armario de los astronautas, su despensa o su retrete son parte de la trastienda de la llamada carrera espacial que pueden verse en la exposición 'Explorar el espacio. 50 años de carrera espacial', inaugurada en el Museo de la Ciencia de Valladolid y organizada por Caja de Burgos. El último viaje épico emprendido por el hombre cumplía ayer medio siglo. Hace cincuenta años Rusia lanzó el 'Sputnik' y aquel satélite abría la primera ruta humana en el sistema solar. Después fue La Luna, los viajes tripulados, las estaciones, todo ello puede seguirse en la muestra que estará abierta hasta el 2 de diciembre.

Los grandes hitos de esa conquista forman parte de la memoria colectiva, sin embargo el día a día en el espacio es un muestrario de pequeños logros funcionales difíciles de imaginar desde la Tierra. Cuando la gravedad no 'ata' al suelo es imposible escribir con un bolígrafo, la tinta no fluye, por ejemplo. La evacuación de los astronautas ha sido una cuestión muy sensible en esa carrera, hasta dar con la solución más 'cómoda': una silla-retrete succionadora para los excrementos, que acaban congelándose en el espacio, y unas bolsas especiales para la orina. El 90% de los desechos líquidos de los humanos extraterrestres se reciclan a bordo.

Oro para cuidar los ojos

La Guerra Fría provocó una rivalidad científica que tuvo su reflejo en los suministros de bebidas: las tripulaciones estadounidenses bebían Coca-Cola, mientras que las soviéticas disfrutaban de la Pepsi. Y en cuanto a menús, ¿qué prefieren tomar Duque, Alegría o Sunita en órbita? Pues alimentos muy condimentados ya que la microgravedad adormece las papilas gustativas. Son algunas de las curiosidades que pueden aprender en la exposición.

Las misiones espaciales han asumido el reto del viaje y la experimentación de los laboratorios que llevan a bordo. De la combinación de ambos se derivan casi 55.000 inventos útiles en nuestra vida diaria. Las lentes de contacto, el microhondas, el láser, la pintura anticorrosión, el GPS, los tejidos resistentes al fuego, el tubo dental, el termómetro digital, el pañal desechable, la tecnología del marcapasos, el velcro, el teflón de las sartenes, fibras como el maylar o materiales como el kevlar son algunos de los desarrollos tecnológicos de los que disfrutamos en la Tierra. La televisión muestra a los astronautas con sus trajes de despegue y aterrizaje. Vestirse un traje presurizado lleva hora y media. Todos los trajes están diseñados para mantener la temperatura corporal asegurándola a través de circuitos.

Lo más costoso es el casco, cuyo visor es de oro para resistir la luz del sol. Inspirados en las escafandras ideadas para sumergirse en el agua, el casco tiene un curioso encaje con el resto del traje que no es circular, sino que sigue la posición de la cabeza cuando el cuerpo está tumbado, la posición habitual de los astronautas. Varios 'snoopy caps' pueden verse en el Museo de la Ciencia, así como un asiento de la 'Soyuz', trajes de entrenamiento y de vuelo.

Y finalmente entre la documentación de a bordo se exponen manuales de operaciones y planes de vuelo en placas que miradas al trasluz dejan entrever las pasiones terrenales de quienes quieren conquistar la Luna: las chicas 'Playboy' del momento.

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