El juez envía a prisión sin fianza por homicidio a la cuidadora del bebé muerto
La sospechosa insiste en que la pequeña se atragantó y justifica que «solo le di unos golpecitos en la espalda y le hice el boca a boca para intentar reanimarla» El magistrado todavía debe decidir si fue un fallecimiento imprudente o voluntario
J. SANZ
Miércoles, 5 de septiembre 2007, 03:11
«La niña se atragantó y sólo le di unos golpecitos en la espalda y le hice el boca a boca para intentar reanimarle». La versión reiterada ayer por la cuidadora acusada de la muerte de un bebé de seis meses en su primera comparecencia como imputada en el juzgado no convenció al magistrado encargado del caso, quien ordenó su ingreso en prisión comunicada y sin fianza después de tomarla declaración durante una hora en los calabozos de Angustias.
El informe forense, que acredita que la niña de 6 meses «murió fruto de un traumatismo craneal», jugó al final en contra de los intereses de la niñera, M. R. R. D., de 38 años y vecina de Laguna de Duero. El fiscal, y ahora también el juez, considera que las conclusiones de la autopsia son «determinantes» para inculpar a la sospechosa a pesar de que ella «niega que se produjera caída alguna o que diera golpes fuertes a la niña».
El auto de prisión emitido por el titular del Juzgado de Instrucción número 1, José María Crespo, da por buenas las tesis de la acusación pública al entender que la mujer detenida el lunes en la localidad zamorana de Guarrate, donde veraneaba con sus padres, pudo cometer un delito de homicidio «bien doloso (voluntario o intencionado) bien imprudente».
El juez recuerda que la calificación de los hechos «está aún por concretar» y reconoce que se puede «discutir» si la muerte fue causada de «modo intencionado -lo que acarrearía penas de hasta 15 años de cárcel-» o por una «imprudente resolución del atragantamiento -4 años como máximo».
Lo que sí tiene claro es que la actuación de la niñera fue decisiva en la muerte de la pequeña e, incluso, afirma que «la incorporación a la causa de las sucesivas diligencias ponen de manifiesto que la versión inicial dada por la denunciada no era posible».
Es «innegable -prosigue el magistrado en su auto de encarcelamiento- la existencia de lesiones traumáticas en el bebé que a la postre le provocaron la muerte» y, por eso, entiende que «no cabe duda razonable de la participación en los hechos de la imputada». Estos se registraron pasado el mediodía del 9 de agosto en la cocina del domicilio de la madre de la víctima, en la calle La Salud de Pajarillos, cuando la cuidadora estaba supuestamente dando de comer a la después fallecida.
«No se duda de la existencia del atragantamiento ni se afirma radicalmente su existencia», considera el juez en alusión a la versión ofrecida por la acusada, pero «la naturaleza de las lesiones recibidas por la fallecida no es compatible con un zarandeo en un intento de salvar un atragantamiento».
Petición de libertad
No opina lo mismo el abogado de oficio que defiende a la vecina de Laguna de Duero, Víctor Javier Román, quien pidió la puesta en libertad de su cliente. El letrado explicó que la niñera se mostró «tranquila» durante su comparecencia en los Juzgados, que se prolongó desde las 13.45 a las 14.45 horas, tiempo en el que reiteró hasta la saciedad que lo ocurrido se debió al citado «atragantamiento sin que existiera ningún golpe contundente».
El hecho de que en la vivienda solo estuvieran la víctima y la cuidadora hacen recaer el peso de la prueba en un informe forense apoyado sólo por el testimonio de la vecina de patio interior que vio, alertada por las «voces», cómo la acusada sujetaba el cuerpo aparentemente inerte de la niña sin «hacer nada». Su hija, que saltó a la cocina por el patio interior, se encontró a la pequeña inconsciente y niega que le propinara golpes violentos o accidentales durante sus intentos de reanimación, prosigue el auto emitido ayer.
La supuesta denegación de auxilio que implicaría este testimonio -fue la vecina la que alertó al 112- no aparece reflejada por ahora entre las consideraciones del juez de instrucción, si bien sería una agravante más en el caso de que salga adelante la acusación por homicidio, en cualquiera de sus tipos, que reclama la Fiscalía.
Las únicas testigos oculares, al menos del tramo final de lo ocurrido, escucharon también a la encarcelada lamentarse de que la muerte del bebé iba a costarle «la custodia de sus dos hijos» mientras sostenía aún a la niña inerte. De ser así, el miedo ante tal posibilidad, unido a una hipotética paralización al comprobar el estado de la niña -sea cual fuere la causa-, serán las únicas bazas que podrá utilizar su abogado para justificar por qué la sospechosa ni siquiera solicitó ayuda para socorrer al bebé a su cargo.
La ayuda al final llegó, pero quizás era demasiado tarde para una niña que ingresó en el Clínico con un traumatismo craneal y una hemorragia cerebral. La gravedad de sus lesiones llevó a los médicos a decidir su traslado a la UCI pediátrica del Hospital General Yagüe de Burgos, donde falleció dos días después (el 11 de agosto).
Riesgo de fuga
El cúmulo de indicios relatados sobre la posible actuación negligente o voluntaria de M. R. R. D. llevó al magistrado a acordar su ingreso en la prisión provincial de Villanubla -donde podrá recibir visitas- poco antes de las tres de la tarde al considerar que, dada la naturaleza del delito y las elevadas penas que puede acarrear, «podría existir riesgo de fuga».
La cuidadora, no obstante, era, o debía serlo, consciente de su inminente detención desde que la semana pasada se supo que la Fiscalía había pedido esta medida al juzgado y, sin embargo, continuó con sus hijos -está separada- en la casa que sus padres poseen en Guarrate, donde la Guardia Civil sabía que se encontraba desde principios de agosto. El juez de instrucción regresó el lunes de vacaciones y dictó la correspondiente orden a primera hora de la mañana, que los agentes cumplieron sin que la cuidadora llegara a ofrecer resistencia alguna.
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