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Antonio Sánchez, director del Museo de las Ferias; Teresa Rebollo, concejala de Cultura; Javier Fernández, director del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, y María Luisa Matres, restauradora, presentan el libro.
Medina recupera la Crónica Sarracina

Medina recupera la Crónica Sarracina

La Fundación Museo de las Ferias presenta la restauración de un manuscrito de la primera novela caballeresca

p. g.

Miércoles, 6 de abril 2016, 11:15

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Tan solo existen en todo el mundo 20 ejemplares y hasta la llegada de Internet se pensaba que eran nueve los manuscritos de este libro considerado por los especialistas la primera novela caballeresca de la literatura española. Ayer, la Fundación Museo de las Ferias presentó la restauración de la Crónica Sarracina o del Rey Don Rodrigo con la Destrucción de España (la segunda parte), un manuscrito del siglo XV, de la obra de Pedro del Corral, escrito hacia 1430, que pertenece al Archivo Municipal de Medina del Campo.

La restauración, que ha durado varios meses debido al precario estado de conservación que presentaba el códice, como aseguró el director del Museo de las Ferias, Antonio Sánchez del Barrio, ha sido realizada por los técnicos del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León, quienes calificaron de extraordinario el valor de este documento de letra semigótica o redonda del último tercio del siglo XV.

Con este trabajo, los episodios legendarios sobre el último godo y la pérdida de España, con la participación de personajes como el conde Don Julián, el obispo Don Oppas, el caudillo Tarik, el moro Muza, la Cava o el rey Don Pelayo, dejarán de ser ilegibles y lucirán como nuevos para todos aquellos investigadores que soliciten de manera formal consultar este documento que, en palabras de Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal, «es el más antiguo ejemplo de novela histórica de argumento nacional».

A lo largo del último año los técnicos de la Junta de Castilla y León han realizado en su centro de Serrada las labores de restauración de este manuscrito cuyas hojas son de pergamino. El libro está formado por once cuadernillos (134 folios) cosidos mediante tres nervios dobles naturales de piel salientes al exterior y cadeneta en cabeza en pie.

«La obra presentaba alteraciones físico-mecánicas relacionadas con las condiciones de almacenamiento inadecuado, manipulación indebida y los distintos procesos de degradación derivados de agentes medioambientales», aseguró la restauradora María Luisa Matres, quien subrayó que estas manipulaciones provocaron en la obra deformaciones, pliegues, arrugas, abundante suciedad y partículas sólidas en toda la superficie. Otro de los factores que posibilitaron la decadencia de esta obra fue la humedad y la presencia de insectos bibliófagos.

Una vez realizados los distintos estudios químicos de los elementos del documento, el tratamiento se realizó con «la revisión de la numeración, confección del diagrama de cuadernos para establecer el orden correcto y el descosido del hilo de la costura». La primera fase del trabajo de restauración, según explicó Matres, consistió en la limpieza de la suciedad libre mediante brochas de pelo suave, incorporando goma en polvo y goma en barra no grasa en la áreas con mayor acumulación de depósitos en superficie. La limpieza química se realizó en una solución de agua y Etanol al 25% para favorecer una mayor limpieza e hidratación de las fibras. Asimismo esta técnica, también sirvió, según la restauradora, para desinfectar todo el ejemplar.

«Debido al estado de extrema fragilidad que presentaba la obra el proceso de lavado se llevó a cabo con la debida protección del documento, utilizando un soporte sintético que lo reciba (reemay) el conjunto apoyado en rejillas de flotación para evitar desplazamientos indeseados y pérdida del sustrato», explicó Matres. Tras estas primeras labores, se reintegraron las páginas con pulpa de algodón y lino y se procedió a la consolidación de la laminación.

A modo de conclusión la encargada de la recuperación explicó que «la restauración del volumen ha sido en ocasiones compleja por la naturaleza del soporte y el estado de conservación que presentaba. La variedad de materiales y técnicas utilizadas requirieron un estudio exhaustivo de la obra y de los materiales que lo forman siguiendo el criterio de máximo respeto y sustituyendo elementos carentes de funcionalidad con materiales neutros y reversibles para garantizar su perdurabilidad en el tiempo».

Pedro del Corral

El manuscrito, conservado en el Archivo Municipal, pertenece a Pedro del Corral quien, según Sánchez del Barrio, se basó en «fuentes muy diversas como la Crónica de Don Pedro o la Crónica Troyana, para componer un relato fantástico, aderezado con episodios nacidos de su inagotable imaginación y de tradiciones orales reformadas al efecto».

El códice de alguna forma puede relacionarse con el refundir del Amadís de Gaula «al haberse conservado insólitamente durante siglos en el archivo, lugar donde es muy extraña la existencia de textos medievales y precisamente en la villa donde fue regidor Garci Rodríguez de Montalvo, sin aventurar hipótesis nos preguntamos estas coincidencias», concluyó Sánchez, quien dejó estas conjeturas e interrogantes para los historiadores de la literatura medieval.

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