Realojados 28 vecinos del edificio reventado por la explosión
Dos familias son trasladadas a viviendas sociales, una del Ayuntamiento y otra de Cáritas, mientras que el resto residirá en un hostal
César Blanco Elipe
Lunes, 29 de agosto 2016, 08:23
La línea que separa la tragedia del milagro es finísima. La explosión que sacudió en la madrugada del domingo el barrio de San Lorenzo deja el luto en una familia, cerca de una treintena de personas que han perdido su hogar y vecinos que han salvado la vida por la gracia divina, como apuntaban algunos testimonios aún nerviosos a las pocas horas de acaecer terrible suceso. El inmueble del número 5 de la calle Coca quedó destruido por la deflagración y el fuego y el humo que rápidamente se propagaron para convertir el edificio en una trampa infernal. «Queríamos salir, pero estaba todo lleno de llamas», recuerda Isabel.
Esta vecina del portal de al lado lamentaba la muerte de «la señora Luci, que era como una hermana, llevábamos aquí cuarenta y ocho años». Ese averno se cobró la vida de esta vecina, quien vivía con su marido en la segunda planta del bloque de la explosión.
Isabel daba fe del desconcierto inicial: «No sabía de dónde venía, al principio por el ruido pensé que habían sido unos coches, pero estaba todo lleno de cascotes y las llamas... todo a la vez», explicaba mientras esperaba regresar a su casa. La explosión se había producido en el portal contiguo, en el primer piso, justo el situado debajo de donde residía su amiga. De hecho, el boquete que ha dejado la onda expansiva en la fachada del edificio revela la brutalidad del impacto.
Salvamento y extinción
La autopsia realizada en el instituto anatómico forense del tanatorio San Juan de la Cruz de Segovia confirmó en la misma mañana de ayer que el fallecimiento de Lucía M. G, de 82 años de edad, se había producido por la inhalación de humo. Su marido fue trasladado también con heridas al Hospital General, donde la Policía Nacional y un psicólogo dieron la triste noticia a la familia, como informó la alcaldesa de la ciudad, Clara Luquero. El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto.
«Los primeros diez minutos fueron intensísimos», relata el responsable de los bomberos. En ese tiempo se juntaron los esfuerzos por controlar y sofocar el fuego que envolvía parte de la fachada del edificio afectado y el rescate de inquilinos, sobre todo las personas mayores con menos movilidad.
Cobijo en el pub Celia y en la asociación vecinal
Los equipos tuvieron que acceder con la escala mecánica a las ventanas donde aguardaban los inquilinos rodeados de llamas y otros fueron sacados por el patio interior. Las tareas de salvamento no han estado exentas de riesgo para los propios agentes. Del Pozo confirmó que dos bomberos y un policía que trabajaron en el rescate de tres de inquilinos que habían quedado atrapados requirieron atención sanitaria al sufrir un golpe de calor por las altas temperaturas. «En ese momento están a 1.000 o 1.100 grados», subrayó el oficial jefe.
Por su parte, el hombre que vivía en el piso de la deflagración sufrió quemaduras graves, por lo que fue trasladado a un complejo hospitalario de Valladolid. Fuentes de Sacyl señalaron en la tarde de ayer que dentro de esa gravedad del pronóstico, la víctima se encontraba estable. «El edificio está inservible y que no podrán regresar a sus casas», ratificaba la alcaldesa después de reunirse con las familias afectadas.
En un primer momento, la alcaldesa pidió al pub Celia, situado enfrente de la entrada a la calle Coca, que abriera para cobijar y prestar la ayuda necesaria en cuanto a agua, infusiones y comida a los residentes desalojados. Asimismo, la Asociación de Vecinos de San Lorenzo puso a disposición de los damnificados su local en Anselmo Carretero.
Asistencia en el pabellón
Tras estas primeras ayudas, el operativo se trasladó al pabellón Pedro Delgado, donde equipos de psicólogos, servicios sociales, Cruz Roja y Protección Civil, emergencias sanitarias de la Junta, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, entre otros, atendieron a los vecinos que no habían podido volver a sus casas. Alrededor de medio centenar de personas recibieron asistencia en el polideportivo. Se proporcionaron medicinas a los más mayores y también leche materna y pañales para los menores. «Hemos salido con lo puesto», comentaban algunos de los vecinos más afectados. De las dieciocho viviendas del bloque de la deflagración quince estaban ocupadas, ha confirmado el Ayuntamiento.
La alcaldesa reveló que en total son 28 inquilinos que han requerido el realojamiento. Aunque algunos han sido acogidos por familiares, una veintena han necesitado la intervención del Consistorio. A dos familias se les ha trasladado a una vivienda municipal y a otra de Cáritas. El resto de damnificados han sido alojados en un hostal a pensión completa. El área de Servicios Sociales prestará atención integral.
Por su parte, la Policía Científica se afanaba ayer en tratar recoger pruebas que ayuden a esclarecer el motivo de la deflagración. Ahora toca esperar al informe sobre el destrozo estructural para ver si se puede rehabilitar o si se ha de demoler.