Tradición y modernidad se unen en unas horas especiales para todos
elena gómez
Martes, 6 de enero 2015, 11:35
Los vecinos de los municipios de la zona de Béjar y Guijuelo esperaban con mucha ilusión la jornada de ayer en la que los Reyes Magos se pasearon, como manda la tradición, por las calles de multitud de municipios de ambas zonas.
Sin duda, la más esperada era la de Béjar, donde sus Majestades llegaron, de nuevo, a lomos de animales, concretamente de dos dromedarios y un camello que fueron el objetivo de todos los flashes.
O casi todos. Porque, al igual que el año pasado, una manada de ocas también llamaron la atención de los miles de bejaranos que se congregaron a lo largo del recorrido de la cabalgata. Además, este año, se les sumaron unas cuantas gallinas guineanas, una de las cuales hizo correr a los miembros de Protección Civil al escaparse del rebaño.
Por otra parte, el susto lo dio un ángel de una de las carrozas que, junto al tren de 60 pasajeros, remolcaba a un gran número de niños y niñas y que a su entrada a la calle Mayor, en la Puerta de Ávila, estuvo a punto de chocar contra la cruz de una farmacia, teniendo que ser desmontada y girada para poder continuar la cabalgata por las estrechas calles del centro, hasta llegar a la Plaza Mayor, donde el alcalde, Alejo Riñones, le entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Magos.
En el resto de municipios también se celebraron un gran número de cabalgatas reales, con el fin de llevar la ilusión a todos los niños, por pequeño que sea el pueblo en el que viven.
Es el caso de Sanchotello, donde una vez más todos los vecinos se volcaron en organizar y celebrar esta tradición o de Salvatierra de Tormes, donde los tres Magos se pasearon por sus calles animando a pequeños y mayores.
Por su parte, en Los Santos, además de la cabalgata, tuvo lugar la recreación del Belén, para el disfrute de todos los vecinos.
Los niños, protagonistas absolutos de las cabalgatas de Reyes, disfrutaron de Melchor, Gaspar y Baltasar en Guijo de Ávila y en Candelario, donde los de Oriente llegaron a lomos de caballos.
En Peñacaballera, los Reyes y sus pajes se sumaron a los tiempos modernos y no dudaron en coger un móvil y hacerse un selfie con el que dejaron para lo posteridad un recuerdo de lo que, en todos los municipios, fue sin duda una noche llena de magia e ilusión.